Emigrantes de A Mariña fueron alcaldes de Córdoba, Jujuy, Bayamo y La Habana

La Voz

CUBA

ARCHIVO MARTÍN FERNÁNDEZ

Uno de los más relevantes fue Antonio Rodríguez del Busto, nacido en Ribadeo en 1848 y fallecido en el transatlántico Infanta Isabel en 1926 cuando regresaba de su villa natal hacia Argentina

26 sep 2016 . Actualizado a las 11:17 h.

La vocación social y de intervención en la vida pública fue común entre los emigrantes. Sobre todo cuando retornaban a sus lugares de origen. Fue menos frecuente, en cambio, su participación en partidos políticos o instituciones de los países de acogida, aunque no tanto su afiliación a sindicatos y gremios. Aún así, hay casos notables de emigrantes de A Mariña que ejercieron cargos políticos en Cuba y Argentina, sobre todo.

Uno de los más relevantes fue Antonio Rodríguez del Busto, nacido en Ribadeo en 1848 y fallecido en el transatlántico Infanta Isabel en 1926 cuando regresaba de su villa natal hacia Argentina.

Antonio era hijo de José Rodríguez Moscoso, un comerciante de Ribadeo que llevaba la representación consular de ese país en la villa y estaba casado con Paz del Busto. A los los 14 años, en 1862, emigró con su hermano Alejandro, el mismo año en que nacía su hermano menor, Francisco.

A los 18 años tomó parte en la Guerra del Paraguay y, tras una destacada intervención, se instaló en la ciudad de Córdoba donde se casó con Jerónima Escuti y fue Jefe de Policía e Intendente (alcalde) en 1887. Su hermano Alejandro se radicó en Tucumán.

Rodríguez del Busto compaginó su labor intelectual con los negocios. Adquirió grandes extensiones de terreno a las afueras de la ciudad _lo que hoy es el barrio Alta Córdoba_ y en sociedad con Marcos N. Juárez y Ramón J. Cárcano urbanizó y vendió las parcelas con lo que obtuvo una gran fortuna.

A pesar de sus negocios, la ciudadanía lo reconoció como gran alcalde y filántropo de una ciudad en la que sufragó de su bolsillo la construcción de un céntrico puente y de un hospital psiquiátrico considerado entonces entre los más notables de Argentina. Hoy, una de las principales avenidas de Córdoba y su estación de ferrocarril llevan su nombre.

Capellán y cárcel de Ribadeo

Su vocación de ayuda no encontró el mismo apoyo en su Ribadeo natal pues, deseando contribuir a su progreso, ofreció apoyo económico para la iniciativa de interés público que se decidiese. Como el párroco “pesaba” y las autoridades eran indolentes, fue el cura quién decidió en qué invertir su ofrecimiento: serviría para pagar el sueldo de un capellán para la cárcel.

Del Busto no aceptó la reaccionaria propuesta y Ribadeo quedó compuesto y sin dinero?

El emigrante ribadense fue un hombre muy culto. Colaboró en periódicos de Córdoba y Buenos Aires con seudónimos como El Moro Tarfe, Moro Muza o Serrano, dirigió el diario El Interior y fundó El Debate. Y escribió obras eruditas y de investigación. Algunas de ellas fueron Horas de ocio (1833), El alma (1893), Historia de la legislación (1897), El sistema de gobierno dual de Argentina y su origen (1906), Autonomías municipales (1912), El rey Don Pelayo y el fuero de Sobrarbe (1919) y El dique de San Roque (1921).

Historias que protagonizaron nuestros emigrantes de A Mariña que ocuparon cargos relevantes.

martinfvizoso@gmail.com