Annabella Antelo, esteticista: «Estudié un ciclo de FP y trabajo en hoteles de todo el mundo»

Belén Araujo A CORUÑA / LA VOZ

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Annabella Antelo, técnica superior en Estética, trabajó en Dubái, Capri y ahora, en Suiza
Annabella Antelo, técnica superior en Estética, trabajó en Dubái, Capri y ahora, en Suiza

Las prácticas en el extranjero le abrieron las puertas laborales a esta gallega, que ha trabajado en Italia, Dubái y ahora en Suiza

15 jun 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Si a Annabella Antelo (A Coruña, 1995) le llegan a decir hace unos años que estudiar una FP le iba a llevar a viajar por todo el mundo, no se lo creería. La coruñesa que, como todas las mentes inquietas, de pequeña quería ser «mil cosas diferentes» decidió apostar por el sector de la imagen personal y ha sido esteticista en hoteles de cinco estrellas de Capri (Italia) y Dubái (Emiratos Árabes) y, a partir de julio, lo será en Zermatt, un pintoresco pueblo de los Alpes suizos.

Empezó estudiando un ciclo medio de Peluquería en el IES Someso de A Coruña empujada por querer ayudar a la gente a que se vea mejor con su imagen. «Si una persona por fuera está bien, al final por dentro también lo estará. Cómo nos vemos influye mucho en nuestro estado de ánimo», asegura. 

En el ciclo tuvo la oportunidad de hacer prácticas en el extranjero gracias al programa Erasmus+ y no se lo pensó dos veces. «Tenía clarísimo desde el principio que quería irme a Italia a hacer las prácticas. Mis abuelos maternos eran de allí y, aunque yo nunca los conocí, mi madre me hablaba en italiano de vez en cuando cuando era pequeña». Aprovechó su base en el idioma, que aunque era «solo de oído» le sirvió para adaptarse sin problema, y se fue a una peluquería de un pequeño pueblo del norte llamado Bra, donde vive parte de su familia. «Pasé un tiempo con ellos, que hacía tiempo que no los veía, y pude disfrutar de hacer prácticas fuera, aprender el idioma, conocer otra gente, abrirme al mundo…».

 De vuelta a Italia

Después de aquellos meses en Italia regresó a España, esta vez a Madrid, para cursar un ciclo superior en Asesoría de Imagen Personal y Corporativa, que le abrió las puertas a una tienda de cosmética. Pero la espinita de volver a trabajar en el extranjero seguía clavada y tenía ganas de seguir formándose, así que decidió matricularse en su tercer ciclo: uno superior en Estética que estudió a medias entre Madrid y A Coruña. 

Por supuesto, quería hacer las prácticas de nuevo en Italia, pero el único convenio que había con el país se rompió antes de que ella pudiese disfrutarlo. Decidida, hizo «un listado de las veinte empresas de distintas partes de Italia que me llamaban la atención y a las que me gustaría ir. Mi profesor se puso en contacto con ellas y al principio me llevé un chasco porque nadie contestaba. Pero, tras unos meses, tuve la gran suerte de que la que más me gustaba, por los tratamientos que hacían y por la filosofía que tenían, estaba en Capri y dijo que sí».

Annabella hizo de nuevo las maletas y se fue a un hotel de cinco estrellas de la isla italiana. Lo que más le sorprendió fue «la profesionalidad y los estándares que hay que cumplir en un hotel de cinco estrellas. No es lo mismo trabajar en Estética Paquita, que en una empresa que busca la excelencia». Aun así, afirma que tuvo «mucha suerte con el equipo porque, aunque yo estaba de prácticas, me dieron mucha libertad para que aprendiese lo máximo posible. Hice masajes, manicuras, pedicuras, tratamientos faciales, de piernas cansadas… De todos los servicios que tenían allí y que yo había estudiado en el ciclo, casi todo lo pude poner en práctica».

Los cinco meses y medio que pasó allí fueron «una experiencia increíble», pero el camino de Annabella no hacía más que empezar.

 Rumbo a Dubái

«Estando en Capri conocí a la directora del hotel que la misma cadena tiene en Dubái», cuenta la joven. «Conectamos muy bien y me dijo que encajaría perfectamente en el spa de allí». 

Trabajar en aquel centro, ubicado en la planta dieciocho del Burj Al Arab, el único hotel con siete estrellas del mundo, fue para Annabella «un lujazo». La coruñesa bromea con cómo «normalmente estás dando un masaje en una cabina y ves para una pared, pero allí desde la sala de masajes lo que se ve es el mar».

Aún así, recuerda que los comienzos no fueron fáciles. «Aunque yo tenía una base de inglés, la mayor parte de la gente que trabaja allí es de la India, de Filipinas, de Tailandia… y su pronunciación es muy diferente a la nuestra. Así que las primeras semanas de adaptación fueron durillas». Pero contra todo pronóstico la multiculturalidad de sus compañeros acabó siendo un plus, ya que «acabas conociendo a gente de todo el mundo y haciendo contactos, que son muy importantes para moverte en el sector». Añade también que «había trabajadores tailandeses que, por ejemplo, me enseñaron técnicas de masaje nuevas. Para mí fue muy enriquecedor», asegura. 

 Siguiente parada

Annabella ya habla de Dubái en pasado porque, desde hace unas semanas, puso fin a los seis meses de estancia en la ciudad del lujo para poner rumbo a su siguiente destino. «Una chica que conocí en Capri me dijo que estaban buscando gente en un hotel de Suiza. Hice la prueba y me encantó el sitio», comenta Annabella.

Un cambio de aires porque «es un spa mucho más pequeño, más familiar, así que creo que podré aprender mucho en un ambiente muy diferente. Va a ayudarme a crecer y también a aprender alemán», afirma.

En esta aventura, a la que todavía le quedan muchos capítulos por abrir, ha sido clave la actitud positiva de Annabella: «Si la gente ve que estás haciendo las cosas con pasión, con actitud, con brillo, con alegría y siempre sonriendo… ¡Eso lo contagias! Y, en mi experiencia, hace que confíen mucho más en ti».