Hollywood prepara un musical sobre las hermanas Touza, «las Schindler gallegas»

Miguel Lorenci MADRID / COLPISA

ESTADOS UNIDOS

La historia de cómo ayudaron a escapar a cientos de perseguidos por los nazis se rodará en el 2018 en Ourense, Madrid y Nueva York

24 ene 2017 . Actualizado a las 10:15 h.

Estación Libertad era el nombre clave de la estación de Ribadavia, destino de muchos judíos que huían del acoso nazi en los primeros años 40 del siglo XX. De su cantina se encargaban las hermanas Touza, tres mujeres con mucho arrojo que ayudaron a escapar a medio millar de perseguidos por los nazis. Conocidas como las Schindler gallegas, tendrán pronto su película. El escritor y cineasta Emilio Ruiz Barrachina (Madrid, 1963) supo de su historia y la reflejó en Estación Libertad (editorial La Esfera de los Libros). La novela, surgida de un guion previo, será llevada a la gran pantalla en Hollywood en el 2018. Será un musical que una potente productora norteamericana rodará en escenarios de Ourense, Madrid y Nueva York. Lola, Julia y Amparo, las hermanas Touza Domínguez, regentaban un quiosco y el humilde comedor de la estación de Ribadavia hace casi ochenta años. Sin proponérselo, se convirtieron en tres heroínas que burlaron a las autoridades franquistas y a los agentes de la Gestapo para resguardar la vida de medio millar de refugiados que lograron así cruzar la frontera de Portugal para partir rumbo a la libertad. 

«Sin esperar nada a cambio»

«Oscar Schindler salvó a 900 personas, pero estaba muy conectado con el poder nazi y tenía muchas influencias. Las hermanas Touza salvaron a medio millar sin conocer a nadie y sin esperar nada a cambio, sin ayudas y sin buscar jamás el beneficio económico», elogia Barrachina. Aprovechando una red ya establecida para el estraperlo y el contrabando que unía Irún con el norte de Portugal, organizaron la trama que ayudó a huir a los perseguidos por el nazismo que llegaban a la Península. Lo lograron junto a Ricardo Pérez Parada, evangelista y tonelero, que hacía funciones de traductor, ya que había aprendido inglés y polaco tras vivir en Nueva York; con su pariente taxista, Xosé Rocha Freijedo, y con el también taxista Javier Míguez, alias el Calavera, «antiguo chófer de Millán Astray y quien sí buscaba lucrarse», acota Barrachina.

Las Touza ocultaban bajo el suelo de la estación a los refugiados judíos. Además, ofrecieron sustento a los presos que ocupaban la cárcel situada en la actual sede del Concello de Ribadavia y colaboraron con emigrantes que marchaban a Venezuela sin ningún medio. Jamás fueron descubiertas ni delatadas. Se llevaron su secreto a la tumba y ni el hijo del Lola, la líder del grupo, supo nada de las actividades de su madre. De familia republicana, las tres jóvenes cuya historia se desveló en los años setenta y que investigó Fernando Rodríguez Méndez, recibieron en su día el reconocimiento de la Red Sefardí de España y del colectivo Siboni en Jerusalén, donde se plantó un árbol con su nombre. Lola fue declarada Justa Entre las Naciones, uno de los máximos reconocimientos para la comunidad judía.

«El éxito de La, La Land ha impulsado a los productores a optar por un musical, algo extraño para la un temática como esta, en la que apenas cabe recordar El violinista en el tejado», explica Barrachina, guionista y candidato a dirigir el filme. Pendiente de la selección del realizador y los actores, con un presupuesto de alrededor de 25 millones de euros, se rodará en escenarios de Galicia, Madrid y Nueva York que ya se están localizando.

El hilo conductor del relato será Martín, un niño limpiabotas que tras ser delatado por colaboracionista con la red que ayudaba a los judíos a llegar a Portugal, viajó a Estados Unidos acompañando a una pareja de alemanes que lo adoptó y que 60 años después regresa a Ribadavia. El matrimonio germano se había enriquecido con una fábrica de botas para el ejército nazi. Cuando se supo que eran judíos comenzó el acoso y lograron escapar a Ribadavia, desde donde saltaron el charco hacia Nueva York gracias a las hermanas Touza. El crío es la voz narradora del libro que cuenta también la peripecia de un violinista francés huido de un campo de concentración hasta llegar a Ribadavia. 

«Canto a la solidaridad»

«La novela se arma en tono a una trama tan fascinante y conmovedora que solo puede provenir de la realidad», afirman sus editores, que tras el relato ficcional incluyen un apéndice con fotos de la época y de los protagonistas reales. «Es un canto a la solidaridad y a la defensa de unos principios íntegros y cabales. También una propuesta para vencer el miedo con el que políticos, religiosos y financieros quieren hacernos vivir y con el cual nos quieren someter desde hace siglos, desde que existen. Son como los malos sueños de los que no podemos despertar», explica Emilio Ruiz Barrachina, director de una decena de documentales y películas, y autor de otros tantos libros.

Pionero en dar cuenta de la heroicidad de las hermanas ribadavienses fue el librero Antón Patiño Regueira (1919-2005), quien en Memoria de ferro (A Nosa Terra, 2005) recogía escritos y recuerdos. Vicente Piñeiro publico luego Lola Touza. La Schindler Gallega (Toxosoutos), que se centra en la hermana mayor. Ya en México se estrenó Las Touza, obra de teatro debida a Alfonso Cárcamo que recupera la memoria de estas entonces jóvenes mujeres.

Barrachina dirigió el polémico largometraje El discípulo (2010), que también se convirtió en novela, y el musical Morente (2011), finalista en los Goya. En El violín de piedra (2015) abordó la despoblación rural y con Yerma (2016) adaptó la obra de Federico García Lorca en la primera parte de la trilogía que va a dedicar al poeta. Ha dirigido documentales como Luz, espacio y creación, Tinta y piedra, Niñas soldado, Desminadoras en Sudán, Emigrantes, y Lorca. El mar deja de moverse (sobre el asesinato del poeta, y que fue multipremiado internacionalmente) y Orson Welles y Goya.