«El mar de la Costa da Morte tiene un lenguaje propio, te cuenta historias»

Marta López CARBALLO / LA VOZ

ESPAÑA EMIGRACIÓN

BASILIO BELLO

Jesús Ferreiro Rúa, presidente de la Fundación Titanic visita Corme al menos una vez al año, movido por la gran tranquilidad y la gastronomía

03 sep 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Aunque nacido en Corme, se fue a la localidad guipuzcoana de Pasajes, a donde sus padres habían emigrado años atrás, con apenas tres semanas de edad. Pese a todo, Jesús Ferreiro Rúa (1942) es, se siente y presume de ser un verdadero cormelán. Al menos una vez al año hace hueco en su apretada agenda para visitar el pueblo de su infancia, que tantos recuerdos le trae. Ferreiro preside, además, la Fundación Titanic desde hace casi veinte años.

-¿Viene muy a menudo por Corme y por la Costa da Morte?

-Me siento muy cormelán, y presumo mucho de serlo. Intento, por lo menos, ir una vez al año.

-¿Qué significa para usted retornar a la que fue su casa durante tantos y tan largos veranos?

-Me recuerda mucho a mis años de crío, aunque nada tiene que ver el Corme de ahora con el de mi juventud. Guardo unos recuerdos muy bonitos de la playa, de cómo navegábamos con mis padres.

-Lo bueno es que los trayectos son considerablemente más cortos ahora. Ya no son esos cinco días en barco de antaño.

-¡Claro! Antes, cuando vivíamos en San Sebastián, cada vez que viajábamos a Corme era siempre en barco. Me acuerdo incluso del nombre de algunos de ellos: el Escolano, el Río Francolí... todos de Transmediterránea. Hacíamos escala en Santander y Gijón para desembarcar más tarde en A Coruña. De ahí, directos para Corme.

-Muy buenos recuerdos.

-Buenísimos. Me acuerdo de haber navegado en barcos de calderas de carbón, como el Titanic, y recuerdo también los camarotes en los que tan a gusto íbamos durante los días de trayecto.

-¿Puede ser ese el germen y origen de su pasión por el Titanic?

-Nunca lo había pensado pero, desde luego, es una posibilidad.

-En su día afirmaba que, pese a haber viajado por todo el mundo, es en la Costa da Morte es donde mejor se está y se vive.

-Yo es donde mejor estoy, desde luego. Con ese mar, con esos faros y acantilados, con esos paseos por la costa... Es extremadamente difícil encontrar un lugar como nuestra Costa da Morte. Y ya sin meternos en la gastronomía. Viajo mucho alrededor del mundo, pero echo en falta tener más tiempo para estar más por la zona.

-¿Le gustaría hacer de sus visitas algo más permanente?

-Pues ahora que quiero escribir un libro, seguramente me trasladaré ahí porque el lugar me dará muy buenas ideas.

-¿Continúa sintiendo pena por los pulpos o ya ha superado ese episodio de su infancia?

-Todavía sigo sintiendo pena por los pulpos y, en general, por quitarle la vida a cualquier ser vivo. Recuerdo que la primera vez que pesqué un pulpo lo devolví al mar, no fui capaz de quedármelo.

-¿Qué significó para usted poder hablar del mar en su programa radiofónico «Onda pesqueira»?

-Pues significa muchísimo. Hay que tener en cuenta que yo me hice periodista única y exclusivamente para hablar de la mar. Tengo que decir que me costó mucho poder poner en marcha un programa de radio dedicado exclusivamente a ese tema, pues era algo nuevo, que nunca se había hecho. Fue complicado, pero quería mostrar cómo los marineros dejaban todo atrás para embarcarse, y como las mujeres tenían que hacer de padre y de madre a la vez. Para mí no podría haber más premio que ese: dar a conocer la situación de la mar a gente que era ajena al problema.

-¿Cómo convencería a un vasco para que se tomase unas vacaciones en la Costa da Morte?

-Pues le diría que la costa vasca es sin duda preciosa, pero le falta el alma que tiene la costa gallega. Las personas que van a la Costa da Morte, yo creo que el mar les habla. Es una comarca que tiene un lenguaje propio, que cuenta las historias de los naufragios, de los que ya no están. Muy pocas costas pueden presumir de tener algo similar.

Más datos, para los más cotillas:

-¿Es más de piscina o, por el contrario, de playa? Esa es muy fácil, playa sin duda. La piscina es un invento muy moderno. ¡Por cierto!, he de decir que el Titanic llevaba la primera piscina que se construyó nunca en el interior de un barco.

-¿Prefiere mar o montaña? También fácil para un cormelán como yo. Sin ninguna duda, mar. Aunque he de confesar que me gusta mucho la mar cerca de la montaña.

-¿Gin Tonic o licor café? Pues ninguna de las dos, la verdad. Bebo mucha agua y, si tengo mucha sed, pues alguna cerveza de vez en cuando. También leche fría, si tengo el privilegio. Últimamente estoy bebiendo también mucha leche de almendras, lo recomiendo totalmente a quien tenga ganas de probarla.

-¿El pulpo le gusta más á feira o lo prefiere a la brasa? Me gusta mucho a la brasa. He comido muchos pulpos: riquísimos, regulares y hasta malos, pero los mejores que probé en mi vida fueron en el Suso de A Coruña y en el Atari de San Sebastián. Recuerdo que los preparaban de forma exquisita, pero desconozco si todavía siguen abiertos o si ya cerraron.

-¿Qué elegiría: churrasco o parrillada de pescado? Parrillada de pescado, ahí si que no tengo ninguna duda.

-¿Prefiere un chill out o un chiringuito de verano? Lo del chill out, que está ahora tan de moda, me parece una cursilada, y el chiringuito un poco para turistas. Aunque, teniendo que elegir, me quedaría con un chiringuito en la Costa del Sol, junto a la playa observando las olas y comiendo unas buenas y ricas sardinas.