Iago Falque: «En España no me sentí valorado»

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Triunfó en Italia, acusó la timidez con Del Piero, alcanzó un principio de acuerdo con el Celta y se marchó a Colombia para jugar la Copa Libertadores

29 may 2023 . Actualizado a las 14:51 h.

Iago Falque Silva (Vigo, 1990) atiende el teléfono en Cali, horas antes del partido contra el Atlético Nacional, que acabará abandonando con la tibia rota. «Es la lesión más grave de mi carrera». Tras ocho años en Italia, y quedarse parado unos meses en Galicia, en los que se entrenó con el Compostela, Falque eligió Colombia. Tiene contrato con el América hasta diciembre y no descarta prolongarlo una vez que se recupere.

—Se desvinculó del Torino y tardó cuatro meses en elegir destino. ¿Por qué ese parón?

—Sentí que había cumplido un ciclo, que mi mente me reclamaba otra cosa. No fue un problema de ofertas. Mi último año en Benevento no había sido fácil. Me dejé llevar por mis sensaciones, me tomé el tiempo que me hizo falta. La decisión tuvo que ver con una experiencia de vida, con escaparme de mi zona de confort. Me apetecía jugar una Copa Libertadores, por eso me vine a Colombia. Me habían llegado propuestas de España, de Italia, de un equipo importante en Grecia, y las había rechazado todas.

—En España no encontró su sitio.

—Soy español y el fútbol que mejor se adapta a mí, seguramente, sea el de mi país. Pero no he jugado allí prácticamente nada como profesional. Y eso que los años con el filial del Villarreal y el Rayito se me dieron bien. Cuando alcancé mi mejor nivel, el Torino no me quiso vender. Mi sitio lo encontré en Italia. Mis números están ahí. Soy el tercer jugador español que más goles ha marcado en la historia de la Serie A. Hice 50, más que Morata o Fernando Llorente, que eran delanteros. Decía Cristiano Ronaldo que en Italia los goles valen el triple que en otras ligas, por la dificultad que tienen. Allí viví lo mejor de mi carrera, nació mi hijo, y tengo un reconocimiento que no he tenido en España.

Nicolo Campo

—¿Ha echado de menos una llamada de la selección?

—Hubo dos o tres años en los que creo que pude haber ido. No digo que lo mereciera, no quiero parecer prepotente, sé que no es fácil entrar. Pero estaba haciendo 15 o 16 goles en la Serie A, a un nivel altísimo. En España no me sentí valorado. El de la selección es el sueño que me ha quedado por cumplir, no lo pude conseguir. Nunca fui un jugador mediático, siempre he tenido un perfil bajo, y eso tampoco me ha ayudado. Con la fama nunca he estado cómodo, prefiero pasar inadvertido.

—¿Siente que esa timidez le ha pasado factura en su carrera?

—Cuando era niño, el jugador que más admiraba era Del Piero. Tenía no sé cuántas camisetas suyas. Cuando llegué a la Juve, con 18 años, me cambiaba a su lado. Fue impactante para mí. Me entrenaba con él todos los días y fui convocado muchas veces. Pensaba en pedirle su camiseta, pero no fui capaz de hacerlo. Era joven y me dio vergüenza. Es algo de lo que me he arrepentido bastante. Me hubiese gustado tenerla. Nadie me quita lo que he vivido, y lo que he disfrutado, pero mi carácter es el que es, aunque lo haya ido madurando. He aprendido a convivir con lo que supone ser un personaje público, pero no es algo que me guste.

—Y lo ha tenido que aprender desde bien pequeño.

—Me fui de casa con diez años para formarme en La Masía. No se puede decir que con esa edad fuera un profesional, pero estaba dejando a mi familia y a mis amigos. En los días señalados, yo nunca estaba. No recuerdo nada de mi vida en lo que el fútbol no haya estado presente. Pero no me puedo quejar, estoy orgulloso de haber estado tantos años en la élite. Acabo de marcar mi gol número 100 como profesional. Que hay que meterlos, ¿eh?. Una vez que cuelgue las botas, pasaré página. Tengo 33 años, no digo que vaya a ser ahora, pero soy consciente de que está cerca. El día que ya no me sienta bien, me marcharé sin miedo. Seguiré vinculado al fútbol de alguna manera, me faltará competir, pero tendré otras cosas. Más tiempo con mi familia, por ejemplo. Ahora estábamos jugando cada tres días, no podía parar en mi casa, y eso también es un problema para mí. En Europa ya no me planteo volver a jugar. Cuando me retire, sé que mi casa está en Vigo. Arrancaré allí y acabaré donde me sienta más cómodo. No lo tengo claro, la verdad. Pero tampoco tengo que decidirlo hoy.

Iago Falque, con Toni Rodríguez Dovale, en el Camp Nou, durante su etapa en La Masía
Iago Falque, con Toni Rodríguez Dovale, en el Camp Nou, durante su etapa en La Masía

—Será un vigués que nunca ha vestido la camiseta del Celta.

—Hubo una vez que estuve muy cerca. Iba a coger un avión, de hecho. Jugaba en el Tottenham y el acuerdo ya estaba prácticamente cerrado. En Inglaterra había debutado ya en Premier y en Europa League, pero no me había ido bien. Era el primer año de Berizzo en Vigo, cuando llegó también Larrivey. El Celta estaba pendiente de ceder a uno de sus jugadores para que yo me incorporara, pero al final decidió quedarse. A veces, en el fútbol, parece que todo está hecho y en el último momento se tuerce. Fue una mala noticia para mí. A veces pienso que las cosas suceden por algo. Acabé yéndome a Génova. Allí metí 13 goles, di 10 asistencias, y me fichó el Roma. Eso cambió mi carrera.

«He hecho amigos en el fútbol, pero los de verdad, con los que me voy de vacaciones, son los de Vigo»

Tras su paso por España, Inglaterra e Italia, Iago Falque reconoce haber descubierto otro fútbol en Colombia. Parece cómodo en la conversación, que pide interrumpir brevemente cuando el llanto de Liam, su hijo de dos años, apremia.

Alberto Gandolfo

—¿Tiene mano izquierda como padre?

—Mi mujer me dice que me defiendo. Voy improvisando sobre la marcha (risas).

—¿De qué le gusta disfrutar cuando no se dedica al fútbol?

—De viajar o ir al cine. De cosas comunes. Me gusta mucho el tenis. Verlo y jugarlo, aunque no lo practico todo lo que quisiera. Es difícil compaginarlo con el fútbol al máximo nivel.

—Se fue a Cali buscando emociones. ¿Ha vivido alguna que no experimentara antes?

—Cuando jugamos contra Nacional, invadieron el campo y se suspendió el partido. Nos metimos en el túnel, no sabíamos qué estaba pasando. Escuchábamos los gases lacrimógenos, las pistolas de aire. Nunca había vivido algo así. Aquí es todo mucho más visceral.

—¿Qué partido le gustaría volver a jugar?

—El Roma-Barcelona, de Liga de Campeones, en el Olímpico de Roma. Fue mi debut y una experiencia inolvidable.

—¿Qué amigos le deja el fútbol?

—Diego Perotti, Burdisso, Tomás Rincón, Cristian Ansaldi... Quizá sean con los que más amistad he hecho. Pero mis amigos de verdad, los de siempre, con los que me voy de vacaciones, los tengo en Vigo desde pequeñito. Con ellos comparto mi vida.

—¿Quién es su ídolo?

—Rafa Nadal. Es el deportista que más me inspiró en mi carrera y al que más admiro.