La acróbata de Poio que triunfa en un hotel de lujo turco: «Actúo dos minutos y gano lo mismo que en España haciendo pases y pases»
ASIA
Fascinada con la experiencia que está viviendo a los 25 años, se ríe y señala: «Estoy alucinada, no sabía que existía tanto dinero en el mundo hasta que llegué aquí y vi a estos huéspedes»
04 jul 2023 . Actualizado a las 21:03 h.«Me quedan muchos sueños por cumplir, pero creo que este es el principio de uno». Esas eran las palabras que pronunciaba Tatiana Fontenla, gimnasta, acróbata y bailarina de Poio, a mediados de abril. Hablaba así porque estaba a punto de coger un avión hacia Turquía para trabajar como artista en un hotel de lujo. La habían fichado sin verla físicamente, con entrevistas a distancia. Han pasado dos meses. Y Tatiana, recién levantada en la residencia próxima al complejo hotelero en la que vive en la ciudad turco de Bodrum, que a ella le recuerda mucho a Sanxenxo, confirma se quedó corta con lo que había dicho: «Estoy muy, muy feliz. Esta experiencia está superando todas las expectativas posibles. Se me está pasando el tiempo tan rápido que cuando me dé cuenta se habrá acabado la temporada y tendré que volver», dice en una energía tremenda cuando el reloj aún no ha dado las nueve de la mañana.
Tatiana Fontela, efectivamente, llegó a Turquía hace dos meses. Y, desde entonces, su día a día es casi de película. Cuenta que vive en una residencia próxima al exclusivo complejo hotelero que la contrató, el Lujo Hotel Bodrum. Señala que son unas instalaciones destinadas a los cuarenta artistas que trabajan en el establecimiento hotelero. La mayoría de sus compañeros son argentinos, pero también hay compañeros portugueses, mexicanos y rusos. Ella es la única representante española. Se levantan temprano, les recogen y les llevan a desayunar al hotel. Tatiana ríe y dice: «No me acostumbro a la comida de aquí, tiene todo demasiada salsa y demasiadas especias, así que aprovecho y alargo y alargo el desayuno, que es lo que me gusta de verdad. El resto del día tiro mucho del arroz blanco... con lo demás voy tirando. En comida no hay comparación con Galicia». Tras el desayuno, vuelta al hotel y, atención, mañana tras mañana al sol: «Tenemos tiempo para estar en la piscina unas cuantas horas. Aquí la vida es súper tranquila. Los turcos pueden pasarse horas a la mesa, callados, fumando y sin hablar. Con ellos no podemos hablar demasiado porque, aunque alguna palabra en turco logramos aprender, tenemos que comunicarnos con el Google Translate porque ellos apenas hablan inglés, al menos en esta zona».
Luego, les recogen y se marchan ya a comer y a trabajar al hotel, que está a unos cinco minutos. La plantilla de artistas en la que está integrada Tatiana se pasa horas ensayando, en sesiones de vestuario y diseño del atrezo y maquillaje. Todo ello para que, a las diez de la noche, puedan ofrecer un espectáculo sobre el escenario del hotel y a la vista de cientos de huéspedes vip. Cada velada hay un show distinto. Tatiana actúa alrededor de dos minutos, en las que ora hace bailes ora acrobacias o impresionantes coreografías de baile corales.
Señala que lo que está haciendo actualmente no admite comparación con los trabajos de artista que tuvo en España, donde se ganó el pan en lo suyo desde los 18 años: «Cobro casi lo mismo, alrededor de dos mil euros, pero aquí trabajo unos minutos, más los ensayos, y allí tenía pases y más pases en un mismo día. Para ganar esto en España tenía que trabajar de forma brutal al sol en pleno verano... en fin, haciendo muchísimas cosas. Mi experiencia en ambos sitios no admite comparación».
Eso sí, Tatiana sabe que de momento la aventura turca tiene fecha de caducidad. En octubre se acaba la temporada y, para entonces, seguramente tenga que volver a España. Dice que eso es un alivio para la familia, que aunque la apoya la echa de menos: «Estoy feliz, pero volveré porque si me quedo en Turquía mi padre me deshereda», dice entre carcajadas. De todas formas, puede que el contrato acabe prorrogándose o que cuenten con ella para el año que viene. Explica que el hotel, un exclusivísimo complejo, está probando este año por primera vez la experiencia de contar con una plantilla de artistas de todo el mundo. Y todavía no sabe si va a repetir esa fórmula, aunque por lo que parece está gustando. Tatiana señala que se queda perpleja con los huéspedes: «Yo no sabía que existía tanto dinero en el mundo hasta que llegué aquí y vi a estos clientes. Hace poco una familia india reservó una sala gigantesca, pero que es como cuatro salones de boda, para celebrar un enlace que duró una semana entera».
¿Cómo llegó Tatiana hasta Turquía? Hay que viajar hasta su niñez para entenderlo. Puede que el hecho de ser la pequeña de cinco hermanos le ayudase a ser perseverante y a insistir para que le hiciesen caso. De hecho, en una entrevista en La Voz de Galicia cuando empezaba a despuntar como acróbata, en el momento en el que hacía espectáculo con una compañía de Pontevedra en la que llegó a actuar con Juan Magán, contaba que tuvo que insistir mucho a su familia para la apuntasen a gimnasia rítmica cuando era una niña. Triunfó sobre el tapiz, fue campeona en varias categorías y, sobre todo, se convenció a sí misma y a los suyos de que iba a ser artista. Y encima buena. Desde los 18 años trabajó haciendo piruetas, acrobacias, bailes...y nunca dejó de formarse. Hace unos meses, a través del todopoderoso Internet, dio con una oferta de trabajo en un hotel de lujo turco. Todo fue muy rápido y, aunque eran muchos los que le decían que tuviese cuidado con una propuesta llegada desde tan lejos y sin ver físicamente a los responsables del complejo, ella tenía claro que las entrevistas iban en serio y que la opción de irse resultaba firme. Su aventura comenzó en abril y, a 4 julio, no puede estar más contenta. Por ahora, no le pone ni un pero a su experiencia: «Bueno, lo de comer, pero eso es cuestión de acostumbrarse, porque la comida es buena, pero a mí no me gusta... como la comida de Galicia no hay nada en el mundo», sentencia entre risas.