Cruzar el charco y nunca más mirar atrás

La Voz

ARGENTINA

Archivo de Luis Lamela

Galería de emigrantes | Manuel Sambade, de Muxía

30 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

En la mayoría de estas reseñas biográficas no citamos la tristeza, pero todos sabemos que es una tribulación consustancial con cada individuo que emigró. Tampoco mencionamos el dolor, pero intuimos que siempre surgió al despedirse. No hacemos alusión a la impotencia, ni a la nostalgia, ni a la morriña, pero somos conscientes de que también estuvieron ahí, siempre, en la mayoría de los individuos que dejaron esta tierra pensando en el difícil o imposible retorno.

Manuel Sambade (en la imagen, de la Alborada) nació en Vilela (Nemiña, Muxía) alrededor de 1878, y durante su juventud trabajó de jornalero en su aldea natal, casándose más tarde con Esperanza Saavedra. Tuvieron como hijos a Aída, a Ángel y a Aurelia Sambade Saavedra, curiosamente tres nombres que comenzaban por la letra “A”, la primera letra de un país lejano, al otro lado del océano, y al que se iban muchos de sus vecinos y ya no volvían jamás: Argentina.

En un momento determinado, también Manuel reunió el coraje necesario para dar un giro de timón a su vida y abrir una puerta a la esperanza, emigrando cuando tenía 36 años. Y fue uno de los que se marchó y nunca regresó. Embarcó en A Coruña en el vapor Oronsa y arribó a Buenos Aires el 23 de mayo de 1914. En esa tierra de promisión fue capaz de hacerse un pequeño hueco para conseguir un mejor futuro para sus tres hijos. No obstante, pese a lo conseguido con tanto esfuerzo, Sambade falleció en la capital federal argentina el 19 de mayo de 1930, a los 16 de su llegada. Tenía 51 años cuando acabó su peripecia vital, aún lejos de la edad de jubilación y sin tiempo para mitrar atrás.