Gallegos en Argentina defienden que los fondos del Centro son intocables

Paula Sabajanes BUENOS AIRES / CORRESPONSAL

ARGENTINA

El interventor judicial afirma que el patrimonio artístico está fuera de la negociación de venta

22 dic 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

«Que se queden tranquilos. Nosotros vamos a intentar ocuparnos de que los socios puedan ir a morir al Centro Gallego, como decía mi padre, cosa que él no pudo, y de preservar el patrimonio para nuestros hijos, nuestros nietos y para la Argentina, que acogió a estos gallegos que no tenían dónde estar y acá se les abrieron las puertas para vivir», aclaró ayer Patricia Pérez, de la asociación Galicia, que representa a los socios del Centro Gallego de Buenos Aires, e hija del primer presidente argentino de la entidad.

Ante las especulaciones sobre el futuro del patrimonio de una de las instituciones insignia de la galleguidad universal, las agrupaciones que representan a los socios del Centro Gallego de Buenos Aires salieron a aclarar que «la venta aún no es una realidad» y que, de prosperar las negociaciones, que estarán monitorizadas por representantes de los seis grupos, la medida tendrá que cumplir con las condiciones pedidas y ser «aprobada por la asamblea».

Según denunció la portavoz de la agrupación Galicia, las agrupaciones recibieron presiones para aprobar la venta de la institución en la asamblea del pasado lunes, pero «primó la cordura»: «Logramos poner nuestras condiciones, [que...] si no se respetan, no hay alternativa [...] de validar una decisión que no puede tomarse más que en asamblea».

Las agrupaciones pidieron que se garantice la atención sanitaria de calidad a los socios, recibir un 8% del las cuotas abonadas por sus socios al servicio de salud, así como el uso gratuito a perpetuidad del Teatro Castelao y las dependencias necesarias para preservar la biblioteca, de unos 20.000 volúmenes, y las 161 obras de arte de su propiedad, tasadas en unos 665.000 euros, entre las que hay firmas de artistas tan importantes como Seoane y Laxeiro.

A pesar de estar enfrentados en la Justicia, los miembros de las seis agrupaciones y el interventor judicial, Martín Moyano Barro, coinciden en las posibilidades respecto a las negociaciones para la venta. En funciones desde hace más de un año, Moyano Barro consideró que la venta marcaría el éxito de su gestión y que solo se está abordando la del edificio de la avenida Belgrano y el servicio de salud. «El patrimonio histórico del Centro Gallego de Buenos Aires, la sede de Valentín Alsina y otras propiedades que recuperamos están fuera de las negociaciones», puntualizó. «Si todo esto llega a buen puerto, la mutua va a seguir existiendo. La idea es formar una lista de consenso para manejarla y trabajar en la acción cultural», aseguró Patricia Pérez, que criticó que la Xunta se «preocupe más por unos cuadros que por la atención sanitaria de la gente que construyó el Centro Gallego».

Feijoo trasladó a Macri la inquietud de Galicia, y ve posible mantener la colaboración

 J. C.

El Gobierno argentino conoce de primerísima mano la preocupación de Galicia por la preservación del patrimonio del Centro Gallego. Fue uno de los temas que surgieron en el encuentro que mantuvieron en Madrid el presidente Feijoo y Mauricio Macri en la visita de Estado del pasado mes de febrero, y es un asunto del que también está al día el embajador en España. Ahora bien, de igual forma, los dirigentes argentinos han trasladado al titular de la Xunta las «limitativas» leyes para adquirir obras de arte y sacarlas del país, tal como están demandando los grupos parlamentarios de En Marea y el BNG.

Feijoo explicó al término del consello de la Xunta que el hecho de que se vaya a producir una venta inmobiliaria y la cesión de la gestión sanitaria no significa que la asociación cultural del Centro vaya a desentenderse del patrimonio acumulado en sus años de esplendor. Galicia, dijo, estaría dispuesta a seguir colaborando, «como fixeron todos os Gobernos», para mantener en buen estado esas obras, que están perfectamente inventariadas. Ahora bien, la Xunta no va a ponerle ningún precio: «Nin o sei nin o diría», zanjó.