Carmen Quintela, periodista santiaguesa afincada en Guatemala: «Me fui con la idea de conocer otras realidades y poder contarlas»

Estudió en Peleteiro y Rosalía, y se licenció en la USC, pero desde hace casi diez años trabaja en Guatemala. Carmen Quintela Babío (Santiago, 1989) ha vuelto a casa por Navidad, y con tal motivo la periodista ha sido invitada por la Fundación Araguaney-Puente de Culturas para impartir la charla titulada El periodismo no olvida. Cobertura de corrupción e impunidad en Guatemala. El caso Hogar Seguro, un reportaje multimedia que, además, ha recibido este año el Premio Gabo, el más importante de Iberoamérica. La sesión será mañana martes, a las 20.00 horas, en el Salón Rahid del hotel Eurostars Araguaney, con entrada libre hasta completar aforo.

«En los últimos años cada vez es más difícil hacer periodismo en Guatemala. Hay ciertos actores políticos y militares con mucho poder. Son élites e infraestructuras que aún quedan de la dictadura. Así que estamos en un momento en que se está generando miedo en la población. Cuando algún periodista investiga los abusos de poder, enseguida reciben amenazas y los hostigan, sobre todo en las redes sociales desde cuentas anónimas», tal como explica la joven reportera santiaguesa, que antes de irse a Centroamérica pasó por las redacciones locales de Galicia Hoxe, El País y Praza Pública.

El especial periodístico distinguido por la Fundación Gabo, impulsada por el Nobel de Literatura Gabriel García Márquez, se titula No fue el fuego, en alusión a la negligencia por parte del centro estatal de protección infantil en el que, tras un incendio en 2017, fallecieron 41 niñas y a 15 les quedaron secuelas. «Elegimos ese título, porque era una consigna que se repetía en las protestas públicas. Tras el horrible suceso hubo un silencio mediático grande, a pesar de que se produjeron varios arrestos. Dicen que en enero empezará el juicio», según indica la periodista, cuyo medio digital —Agencia Ocote— empezó a publicar contenidos informativos sobre el caso en noviembre del año pasado; y aún siguen haciéndolo, dando cobertura, entre otros, al procedimiento penal.

«El valor del proyecto editorial transmedia (relato donde la historia se despliega a través de múltiples medios y plataformas de comunicación) y de la investigación periodística es haber hecho un ejercicio de memoria», destaca Quintela, editora de Ocote especializada en enfoque de género. «El premio puso en el mapa el suceso y al propio país. Fue un espaldarazo grande para un medio pequeño como el nuestro, que también sirvió para que se conociese el caso fuera de Guatemala», añade. Ella fue la coordinadora editorial de un equipo integrado por una veintena de profesionales.

Para las mujeres

«Guatemala es un país muy violento para las mujeres, con una cifra altísima de embarazos en adolescentes. La educación sexual es muy baja, los maestros tampoco están preparados y hay muchos prejuicios. El Congreso había aprobado una ley para penalizar los abortos espontáneos y el matrimonio homosexual, pero no prosperó gracias a la presión social y la comunidad internacional», según advierte.

En clave personal, defiende que el periodismo tiene que servir para mejorar las cosas: «Me gusta lo que hago. Diría que soy más vocacional que valiente. Me fui con la idea de conocer otras realidades y poder contarlas. Yo no tuve miedo con el episodio del Hogar Seguro, y de hecho no sentimos que hubiese tanto riesgo en su cobertura informativa; pero sí es cierto que aquí es una profesión estresante. Por otra parte, los periodistas tenemos una responsabilidad grande en reconstruir la democracia, aunque no podemos hacerlo solos. Es una cuestión de todos: ciudadanía y Estado».

---

---