«En Berlín, cada bar tiene un dj»

Maite Rodríguez Vázquez
MAITE RODRÍGUEZ OURENSE / LA VOZ

ALEMANIA

El ourensano Javier Baz fue a la capital alemana para desarrollarse como músico electrónico

15 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace cuatro años que Javier Baz se fue a Berlín para cumplir su sueño. Tenía claro que lo primordial en su vida era la música y desarrollar su carrera como dj. Ya pinchaba en Galicia y en Asturias, pero Berlín sigue siendo la Meca para la música electrónica. «Allí hay muchos artistas, decidí nutrirme y aprender», explica Baz. En la capital alemana amplió sustancialmente su colección de vinilos y ha empezado a producir música con máquinas y no solo con ordenador.

En Berlín hay espacio y público para desarrollar su concepto de música electrónica underground, que no pretende llegar a las masas. «Nos importa la cultura, actuamos en fiestas no multitudinarias sino para 300 o 500 personas que conocen nuestra música», describe el celanovés. El plural lo utiliza para referirse a otros artistas con los que trabaja en Berlín. Con el francés Luc Ringeisen, un músico ya consolidado, comparte el estudio, situado bajo su vivienda. «Es mi mentor, como mi hermano mayor. Con él aprendí a producir con máquinas, que dan un sonido más profesional y más puro. La música no fluye igual con el ordenador. Utilizamos máquinas analógicas, antiguas», detalla nuestro protagonista.

Suburbial es el nombre artístico de Javier Baz. Con él ha logrado hacerse un hueco en el impresionante panorama berlinés y ha tocado en lugares como el club Warehouse de Mallorca, en varias ciudades de Europa, en Tailandia o Turquía y tiene en agenda una gira sudamericana para el invierno del 2019. Allí la música electrónica se vive como una expresión cultural en la que participa público de todas las edades y de todo el mundo. Nada que ver con la asociación que hay en España con este mundillo, de fiestas multitudinarias y en el que escuchar la música no es lo más importante, diferencia Baz.

En Berlín, en cambio, el aprendizaje es continuo y todos los fines de semana sale a escuchar algo nuevo en algún club. Los horarios son diferentes, allí los locales están abiertos hasta que la gente se va. Las sesiones son largas, de varias horas. «A veces toco a las ocho de la mañana, me levanto a las cuatro o las cinco, voy un poco antes para ver al dj anterior, la pista y qué música pueden encajar. Llevo la maleta de discos y mi propia música, para ponerla según lo que esté pasando. Hay que pillar la onda, la atmósfera del sitio», relata.

El músico desvela que ahora se encuentra en una fase de cambio de sonido. «A finales del invierno saldrá mi próxima referencia. El cambio ha venido de forma natural al empezar a producir con máquinas. La música que hacía no tenía nada que ver con lo que hago ahora», manifiesta. Baz se decanta por estilos más minimal, house underground o dub tecno.

El ourensano reside en el barrio de Kreuzberg, donde se encuentran la mayoría de clubes. Compagina las actuaciones con otros trabajos, pues, señala, «en un mes puedo tener tres actuaciones y en otro, ninguna». Y, aunque la música le encanta, no se la quiere tomar como un trabajo ni dedicarse a ella al cien por cien. «Veo que ellos van al estudio como a una oficina», piensa, y él no quiere eso, sino que prefiere dejar «fluir el arte». Para dejarlo salir, en ocasiones se une a tocar con músicos callejeros.

En España cree que no se podría desarrollar como músico porque hay menos oferta y menos gente interesada en esta cultura underground: «En Berlín, cada bar tiene un dj pinchando todo tipo de música. Aquí, en España, es monotemático, solo fiesta. Antes, en Santiago, había after para mostrar tu trabajo, pero los han matado por los horarios, no hay tiempo para exponer este tipo de música».

Futuro como profesor de español

 Futuro como profesor de español. A sus 29 años, Javier Baz Fernández tiene claro que no quiere que la música sea como un trabajo con horario fijo, sino algo que sale de él naturalmente. En Berlín, además de desarrollarse como músico, está dando continuidad a su licenciatura en Pedagogía, especializándose como profesor de español. Para ello se forma en el instituto Cervantes de la capital. Ya tiene alumnos a los que da clase. El idioma castellano, precisa, cada vez se habla más en Berlín. «Les suena sexi, caliente». En la capital alemana ha conocido además a mucha gente procedente de Sudamérica, con los que tiene «buena onda». En este tiempo en Berlín, ha recibido visitas de amigos y familiares. Con Ourense mantiene también amistades musicales; menciona a Joel, que se dedica a realizar un tipo de fiestas similares en el Club Dial. A Celanova regresa Javier Baz un par de veces cada año. Estuvo pasando unos días en Navidad y en verano también vuelve, por períodos cortos.