Los suicidios se disparan en Venezuela por la falta de medicinas y alimentos

Pedro García Otero CARACAS / CORRESPONSAL

VENEZUELA

PEDRO GARCÍA

La familia de un gallego denuncia que se quitó la vida por no tener insulina

03 sep 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

«Cuando vine lo vi guindado (colgado). Yo fui la que lo encontró. Justo en la mesa del comedor colocó una carpeta. Yo llegué preguntando, porque vi la carpeta, '¿Cardelle, vas a salir?' Él estaba muy sordo... fui a un cuarto, fui al otro, al otro, y no lo veía. Y cuando fui a la cocina, lo encontré. Pensé 'puede ser que esté vivo', y quise cortar el cable, porque él se colgó con cables, pero qué va. Ya estaba muerto». Ana de Jesús Rincón fue, durante 43 años, la mujer de Manuel Cardelle, hasta el miércoles, cuando él -nacido en Arnois, A Estrada, Pontevedra-, decidió ahorcarse, a los 85 años de edad, en su piso de clase media en Caracas. Ella es una mujer menuda, seis años más joven que su marido, aún con el acento que se trajo de los Andes venezolanos en su juventud y con tanto temple, que solo suelta una lágrima cuando comenta los terribles instantes finales de Manuel.

Salvo eso, permanece estoica, sentada junto a su ataúd en el velatorio, contando el día aciago con lujo de detalles. «Ponga cuidado: La muerte fue premeditada, digo yo. En la carpeta estaban los documentos de dos criptas en el cementerio del Este. Y dejó la cartera, con la cédula encima y unos billeticos al lado. Ahora quedo muy sola», señala Ana, sin llorar, sin siquiera suspirar. «Va a ser difícil para mí».

Previsor hasta el final , Cardelle, que no deja hijos, salvo uno de crianza que trajo Ana a su vida, preparó la burocracia de su sepelio. En Arnois le quedan apenas unas sobrinas. Llegó a Venezuela en 1958, y solo dos veces volvió a su tierra, la última, en 1999.

No escribió nota de suicidio, pero su esposa, y sus familiares, señalan que fue la falta de su medicación lo que lo llevó a tomar la decisión de quitarse la vida. Sufría por la falta de insulina para tratarse la diabetes que lo aquejaba desde hacía décadas.

«Le dolían mucho las piernas, dormía muy mal. Su desesperación era que no conseguía las medicinas», señala su viuda. Lo económico también era una preocupación permanente: Manuel tenía pensión española, pero este año no había podido cobrarla porque, al renovar su DNI venezolano, salió como casado (contrajo nupcias con Ana en el 2011), y tenía que renovar la documentación con la Consejería Laboral española en Venezuela.

Conseguir una cita para apostillar documentos en la Cancillería venezolana conlleva un año de espera. Trataron de gestionarla por canales irregulares y les estafaron 150 mil bolívares: menos de diez euros, pero más de un mes de pensión venezolana.

La salida rápida

Aunque en Venezuela no hay estadísticas de suicidios -como de muchos otros indicadores, desde que gobierna Nicolás Maduro-, hay algunas cifras parciales que son preocupantes. La psicóloga social Yorelis Acosta señala que hasta enero de este año se estimaba que diariamente, al menos una persona se quitaba la vida. No compara con otros países, pero señala que la cifra es «inusual» para los venezolanos, que solían ser, en todas las encuestas, «el país más feliz del mundo» hasta hace un lustro.

Acosta hizo estudios de campo en el 2015, preguntándole a 2.536 personas en todo el país cuál era su emoción predominante. La tristeza fue la más mencionada. Los repitió en enero de este año y el sentimiento es más marcado. «Estamos hablando de que una tristeza no tratada se convierte en depresión, y el agravante es la falta de medicinas», indica.

La crisis de medicamentos no se expresa solo en suicidios, sino en asesinatos ocasionales. Esta misma semana, David Olivares, paciente esquizofrénico de 52 años (y físico nuclear graduado en Harvard), asesinó a cuchilladas a su hermano Daniel, de 56, en El Tigre, Anzoátegui, al este del país. No conseguía su medicación. Luego de matarlo, se sentó junto al cadáver, a esperar.

Freddy Ceballos, presidente de la Federación Farmacéutica Venezolana, señala que la escasez de psicotrópicos, junto con la de medicamentos para la diabetes y antihipertensivos (todos más necesarios para la población de tercera edad) es particularmente grave, aunque el desabastecimiento general supera el 85 %. La crisis de medicamentos es directamente imputable a las malas políticas del Gobierno y actúa en dos vías, dice Ceballos. O no se consiguen o, cuando llegan, vienen a precios prohibitivos.

La insulina que necesitaba desesperadamente Manuel Cardelle llegó finalmente a las boticas dos días después de su muerte, afirma Sara Rodríguez, directora del Centro de Día de la Hermandad Gallega de Venezuela, que agrupa a 48 ancianos españoles. Aunque el cobijo del club, y los fondos de la Xunta y el Gobierno hacen que la situación de estas personas sea, si se quiere, privilegiada, los ancianos del centro de día también padecen por falta de medicamentos.

«Estamos diciendo que no se consiguen. A ningún precio. Antes España Salud (fundación que atiende a los emigrantes, incluyendo a Manuel, que se trataba allí), lograba algunas cosas, pero ahora no se consigue nada, no hay las medicinas en las farmacias. Eso es un elemento adicional de estrés para los mayores», indica. Los 10 euros que cuesta la insulina, por ejemplo, equivalen a una pensión venezolana.

«¿Qué hacen?», se pregunta Rodríguez. «¿Compran medicinas y no comen? Muchas de estas personas tienen dos, tres patologías, y no pueden pedir que les traigan los medicamentos de Colombia, de Panamá, de España... Al final, ¿cuál es la diferencia entre que te maten en una cámara de gas o que te mueras en una cama de hospital porque no tienes una medicina que en cualquier parte del mundo no representa ningún problema? Esto también es un genocidio».

Prohíben a Tintori viajar a Europa para reunirse con Rajoy, Macron y Merkel

Las autoridades venezolanas prohibieron a Lilian Tintori, activista y esposa del líder opositor privado de libertad Leopoldo López, salir del país para reunirse a partir de mañana con los mandatarios de Francia, España, Alemania y el Reino Unido. «Me acaban de prohibir de salida del país. La dictadura lo que quiere es impedir que hagamos una gira internacional muy importante», escribió Tintori en un mensaje que acompañó de una fotografía suya en el aeropuerto internacional de Maiquetía. Tintori iba a ser recibida la próxima semana junto con el presidente del Parlamento, el opositor Julio Borges, por Emmanuel Macron y Mariano Rajoy, pero ayer el Gobierno le abrió una investigación judicial por el dinero (10.000 euros) hallado en el coche de su cuñado.