El debate sobre la discriminación de los emigrantes en Suiza todavía continúa

Santiago Garrido Rial
s. g. rial CARBALLO / LA VOZ

SUIZA

Un trabajo universitario aborda los problemas que sufrieron los trabajadores de los años 60 y 70

27 sep 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El debate sobre la situación de discriminación o no a los emigrantes gallegos en Suiza, en la época de la primera y segunda generación (desde los años 60) sigue vivo. Lo ha recuperado un trabajo de fin de grado de la Facultade de Sociología de la Universidade da Coruña, que será presentado la semana que viene en un congreso internacional sobre emigración que se celebrará en Vimianzo. Una de sus conclusiones que es que «se han observado diferentes situaciones de racismo, aunque solo en lo laboral contra los emigrantes gallegos, manteniéndose durante la primera y segunda generación», señala este trabajo.

Las reacciones de los lectores no se hicieron esperar. En la web, en el Facebook de La Voz de Carballo, en otros grupos de la red social vinculados a emigrantes o retornados.... El asunto aún colea, hablando del pasado o de la actualidad. Hay internautas que matizan que se trata más bien de xenofobia, más que de racismo. Otra, Vanessa Rodríguez, señala: «Vivo en Suiza y sí existe racismo hacia los extranjeros». Ma Cf rebate: «Depende. Donde yo vivo, la verdad, no hay, y hay que encontrar a algún suizo quizás más bien en pueblos pequeños y en la parte alemana sí hay racismo». Vanessa agrega que está «muy bien integrada, pero aún así -explica- veo mucho racismo». Lo corrobora María Angélica García: «Eso es así. El racismo por desgracia sigue existiendo». Ma Cf añade que «no hacen falta estudios universitarios para saber eso, ya lo sabemos los hijos de esos emigrantes, con preguntar a los interesados es suficiente [el trabajo se basa precisamente en eso, en encuestas a gallegos emigrados en varias épocas, que son los que permiten señalar esa conclusión, entre otras].

En las reacciones en el Facebook de La Voz hay muchos puntos de vista. Como el de Jm Lupin, quien explica: «Yo pasé por algo de eso, pero no fueron suizos, sino los propios españoles, al final resultó que mis mejores amigos eran y serán los suizos y franceses». Beatriz Lema asegura: «Habrá muchas experiencias personales, y cada una importante, pero creo que la adaptación de nuestros padres emigrantes fue ejemplar y dura».

Belén Carnés no cree que se trate de racismo. «Era máis ben o medo ao descoñecido, en Suíza os galegos son moi ben vistos e queridos, pois foron despois dos italianos, novidade en Suíza, oxalá en España foran tan pouco racistas coma en Suíza».

Rodolfo Fito abre el radio de la emigración: «Yo resido en Alemania desde hace más de 30 años, nunca tuve un problema, pero racismo y xenofobia la hay en todo el mundo, España incluida». Más matizaciones, en palabras de Rosa Calvo, en el mismo hilo: «Eu creo que non é racismo. É clasismo. Se eres rico, a cor da pel non importa. E si, é a nivel mundial».

Ana Fuentes aporta su propia experiencia: «Emigré muy joven, me casé allí y tuve mis hijos allí no sé cómo llamarlo, racismo ó somos emigrantes. Cuando los niños suizos cumplen los 18 años en cada cantón, la comuna o ayuntamiento les hacen una cena que pagamos todos con los impuestos de todos, pues teníamos el permiso C. Y a los niños emigrantes los ignoran. Para mí es racismo, pues a mi hija le sentó muy mal, porque sus amigas suizas tenían cena, y ella no». Y añade: «En España quizás haya racismo, pero aquí llega uno de otro país y tiene los mismos derechos, o más, que un español. En Suiza, si no trabajabas no había ayudas como las tienen en España. Tienes casa, seguridad social y una paga todos los meses. No es racismo, es rabia que a un español lo echan del piso por no poder pagar y a uno de fuera le dan todo. No soy racista, porque viví en Suiza casi 30 años y muy contenta que estaba».

En Global Galicia, la web de emigración de La Voz, también hubo comentarios sobre esta noticia: «Pues que se vengan a Alemania ahora, concretamente a Mannheim, con decir que el jefe de la Policía pertenece a un partido político de extrema derecha (AFD, un partido nazi), ya esta todo dicho», señala Chus Py. «Claro que sí. Y ahora lo sufrimos en España», señala, en la misma red, Manolo Ogndo.

Xosé Abelenda, del sindicato Unia, aseguraba ayer: «Parece que é un tema tabú, pero existe. Cos refuxiados, sobre todo, pero tamén cos inmigrantes. Depende tamén de donde se fale, de se é unha cidade cosmopolita ou non».

La imagen. Partido contra el racismo. Importante presencia de la Costa da Morte. A principios del verano, la ciudad de Tavannes acogió un «partido contra el racismo». Un choque de fútbol organizado por la unión sindical del Jura bernés, con un equipo de sindicalistas frente a otros de refugiados políticos (ganaron estos últimos, por mucha diferencia, pero el resultado es lo de menos). El objetivo era «marcarlle un gol ao racismo», señala Xosé Abelenda, del sindicato Unia, responsable e emigración en la zona. «Nestes últimos anos houbo varias varias iniciativas ?referendos? contra os inmigrantes en Suíza», añade, así que quisieron mostrar su rechazo de una manera especial. Apoyada, por cierto, por numerosos suizos, que acudieron al campo a mostrar su apoyo. Muchos de los jugadores del combinado sindical eran de la Costa da Morte y alrededores. Fue un combinado mixto, también con mujeres, y buenas jugadoras. El acto reivindicativo no terminó en el terreno de juego, sino que al final celebraron una cena para hablar de todo. Sobre todo, para compartir ideas, experiencias y hablar sobre integración. «E de que todos merecemos unha oportunidade», indica Abelenda, que es natural de Santa Comba, pero con buena parte de la familia en Bergantiños. El choque logró una buena presencia de medios de comunicación. Seguramente, repetirán.