Noruega rechaza definitivamente dar una pensión a los exmarineros gallegos

e. abuín REDACCIÓN / LA VOZ

RETORNADOS

MARCOS MÍGUEZ

El colectivo de afectados tiene seis meses para acudir al Tribunal de Derechos Humanos

14 jun 2019 . Actualizado a las 14:27 h.

No, no, no, y hasta cinco veces no. La Justicia noruega ha cerrado definitivamente la puerta al colectivo de exmarineros españoles -unos 10.000 son gallegos- que reclamaban al Estado nórdico su derecho a recibir una pensión de jubilación por haber trabajado en buques mercantes con bandera de aquel país.

La Comisión de Apelaciones noruega rechazó admitir a trámite el recurso presentado por los afiliados a Long Hope -la asociación gallega que agrupa a varios afectados- al considerar unánimemente que «no existen motivos suficientes para presentar el caso ante el Tribunal Supremo». ¿Por qué? La verdad es que no se afana mucho en justificar los motivos de la desestimación. Deja entrever, eso sí, que la cuestión no tiene enjundia suficiente para llegar a esa sala: «La comisión solo puede dar su consentimiento cuando la apelación se refiere a cuestiones que son importantes fuera del presente caso, o cuando por otros motivos es particularmente importante que el caso se resuelva en la Corte Suprema». Y que septuagenarios reclamen su derecho a pensión no debe ser sustancial.

Así que Noruega despacha a los jubilados gallegos, les cierra las puertas de sus juzgados y les da dos semanas para que abonen 890 euros en concepto de costas procesales.

Pero lo que podría parecer un duro revés, se queda en simple contrariedad para Long Hope. Primero, porque pone fin a un «calvario» judicial que se vieron obligados a recorrer por la negativa de España a demandar directamente a Noruega. También porque con el portazo en la última instancia se ahorran unos meses de proceso que, en el caso de este colectivo, en el que el más joven de los afectados frisa los 70, es capital. Y, sobre todo, porque al cerrarse la puerta de la Justicia noruega se abre la del Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Y justo ahí es donde querían estar. En Estrasburgo.  

Discriminación

Eso no quiere decir que repriman improperios contra Noruega. Alberto Paz, portavoz de Long Hope, no duda en cargar contra su «doble moral» e, incluso su «racismo», al negarles a los españoles por no vivir en su suelo lo que sí concedió a sus nacionales por más que no tuviesen su residencia en el país.

Ese es, precisamente, el argumento con el que acudirán al tribunal de Estrasburgo: que Noruega vulneró el convenio europeo de Derechos Humanos al negar el acceso a un bien, como es una prestación de la Seguridad Social, a un colectivo al que, incumpliendo el artículo 14, discrimina por razón de nacionalidad y residencia.

Están convencidos de que en esa instancia tienen las de ganar, dado que juegan en terreno neutral. Y están dispuestos a comprobarlo. Disponen de seis meses para formalizar una demanda que ya van preparando.   

Long Hope espera que el Gobierno cumpla la promesa y se persone en Estrasburgo

Han completado el viacrucis judicial en Noruega solos, dada la negativa de España a presentar una demanda interestatal que les hubiera sentado en Estrasburgo sin tener que hacerlo en los banquillos nórdicos. Y ahora que ya han acabado esa penitencia, los miembros de Long Hope esperan que el Gobierno español cumpla sus promesas -lanzadas primero por el equipo de Rajoy y confirmadas cuando llegaron los de Sánchez- y se persone como parte interesada en el proceso que se abrirá en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.

«Esperemos que o Goberno español estea á altura porque de enganos e patrañas xa estamos fartos», sentencia Paz, el portavoz de la asociación, que se mostró convencido de la victoria: «Este preito se gana si ou si». Si no es en Estrasburgo es en Ginebra, porque también valoran demandar a Noruega ante la Convención de Derechos Humanos de la ONU, que tiene su sede en la ciudad suiza.

Ahora bien, Long Hope recuerda que la vía judicial se puede evitar. Y es que todavía queda la baza diplomática, poco explorada hasta ahora, pero que no puede desdeñarse. Está abierta la posibilidad de suscribir un convenio bilateral entre España y Noruega, esa salida que ya en su día apuntó la Comisión de Peticiones del Parlamento Europeo, que garantice la pensión de los afectados. Solo eso podría evitar sentarse en Estrasburgo. Porque para retirar a denuncia «sempre hai tempo».