Un espíritu del 68 muy descafeinado

Alexandra F. Coego PARÍS

EUROPA

Alexandra F. Coego

Los alumnos apenas participan en las protestas contra la reforma educativa en Francia

29 may 2018 . Actualizado a las 12:34 h.

A pocos días del 50.º aniversario del célebre mayo del 68, los actuales universitarios, que protestan en contra de la reforma del acceso a la universidad, siguen bloqueando una decena de facultades en París. «Aún no he decidido si estoy de acuerdo o no», confiesa Alejandro Boullosa. Este vigués de 23 años, estudiante Erasmus en la Sorbona, ha tenido suerte: su facultad no está en la lista de centros ocupados desde hace más de tres semanas. Ha notado algo más de presencia policial, pero dice estar acostumbrado y le resta importancia. Aunque reconoce encontrar argumentos tanto a favor como en contra de la nueva reforma, el proceso para acceder a la universidad le sigue pareciendo confuso. «A los estudiantes extranjeros no nos involucran mucho. Los sindicatos estudiantiles nunca se han parado a explicarnos las protestas, ni siquiera la propia universidad lo ha hecho, a pesar de que somos una parte significativa del cuerpo estudiantil», explica.

Pequeña participación

En las facultades afectadas por los encierros, el número de estudiantes que participan en los bloqueos y en las asambleas generales organizadas por los sindicatos sigue siendo un pequeño porcentaje del total. El campus de Tolbiac de la Sorbona, que acoge entre 10.000 y 12.000 estudiantes de grado, se vio ocupado por no más de 300 militantes durante 25 días, hasta su evacuación el pasado 20 de abril. Para Boullosa, cerrar las puertas de las facultades no es la mejor manera de conseguir el apoyo de la mayoría. «Entiendo su estrategia, pero no la comparto. Bloquear una facultad es apoderarse de la voz de todos los estudiantes», opina. Este alumno de Derecho de la Sorbona estima que, sin un apoyo más amplio, da la sensación de que lo que piden no es lo suficientemente legítimo o que no han sabido convencer al resto de estudiantes, universitarios y de bachillerato, siendo estos los primeros afectados por la reforma. «Quizás porque los estudiantes de bachillerato no tienen la misma voz que los universitarios», aventura.

Los estudiantes de terminale, el último año del liceo, han sido los grandes ausentes en las manifestaciones, lo que no quiere decir que haya un consenso a favor de la reforma. «Las opiniones son bastante diversas» explica Sara Pons, de 17 años. En dos meses pasará el examen de selectividad. Aunque considera que el nuevo sistema permitirá valorar a los estudiantes que se esfuercen más, ya que pondrá fin a la selección por azar en las carreras más saturadas, siente que les están utilizando en un primer año de prueba. En su colegio, al igual que en el resto, la nueva ley se ha implementado en pleno curso. «No estábamos muy bien informados y nuestros profesores tampoco tenían mucha más información que nosotros», lamenta. Además, el procedimiento sigue siendo estresante para los alumnos, ya que envían sus candidaturas a las universidades antes de obtener los resultados de la selectividad. Si son aceptados provisionalmente y al final no consiguen aprobar, se quedan sin acceso a estudiar una carrera. En ese caso, tendrán que pasar varios procedimientos adicionales para al final entrar en una, lo que puede llevar meses (el año pasado estuvieron en esa situación alrededor de 16.000 estudiantes). «Solo tenemos una semana para tomar la decisión, es realmente muy estresante», insiste la estudiante, que espera entrar en Medicina.

El pasado viernes, desde el palacio del Elíseo se aseguró que las protestas están llegando a un punto de «apaciguamiento». Sin embargo, el próximo 2 de mayo se cumplirá medio siglo de la mayor revuelta estudiantil de la historia del país; un aniversario que podría reavivar lo que en Francia llaman «el espíritu del 68».