Mirar al cielo, la alternativa natural al parche que avala la ciencia para tratar el ojo vago

Raúl Romar García
r. romar REDACCIÓN / LA VOZ

ESTADOS UNIDOS

Un científico gallego lidera en Nueva York el trabajo que abre la vía a la nueva terapia

18 jun 2019 . Actualizado a las 17:46 h.

¿Tapar un ojo con un parche o mirar al aire libre la superficie brillante del cielo? La primera opción es la terapia más habitual para tratar la ambliopía u ojo vago, un problema en el desarrollo del cerebro que supone la causa más común de discapacidad visual entre los niños, ya que afecta a entre el 2 % y el 5 % de la población infantil. No es, precisamente un método nuevo, ya que se viene empleando desde hace unos 1.000 años desde que fuera propuesto por el médico y filósofo persa Avicena (980-1037) en su obra El canon de la medicina. Y funciona, porque de lo que se trata es de cegar el ojo bueno para forzar al perezoso a trabajar más y rehabilitar así su conexión con el cerebro. Porque, en realidad, no se trata de un problema óptico que se puede corregir con gafas, sino de las vías que transmiten los mensajes de la visión al cerebro, que no se desarrollan lo suficientemente bien.

 Pero suele ocurrir que llevar un ojo tapado con un parche, aunque solo sea durante unas horas, es algo que molesta a los niños, lo que dificulta al adherencia al tratamiento. Y aquí es donde entra en juego la segunda opción, mucho más cómoda: que el cerebro reciba los estímulos que necesita de forma natural, con las luces brillantes del cielo. Basta con mirar al cielo al aire libre mientras caminamos. Podría parecer algo descabellado, pero el mecanismo fisiológico que avala la terapia acaba de ser demostrado por la ciencia. Todo parte de una investigación del Laboratorio de Neurociencia Visual de la Universidad del Estado de Nueva York (Suny) liderada por el investigador gallego José Manuel Alonso y que acaba de ser publicada en la revista científica Journal of Neuroscience.

 Los investigadores demostraron que el ojo perezoso tiene su origen en la deficiencia de un canal del cerebro encargado de procesar los colores claros. «Tenemos dos canales de información para el ojo, uno para los claros y otro para los oscuros, y la ambliopía se produce en el cerebro cuando existe un déficit en la vía de claros», constata Alonso.

Hasta el momento se pensaba que el ojo vago afectaba por igual a las dos vías cerebrales, pero ahora se ha comprobado que no es cierto. De lo que se trata, entonces, es de reforzar las vías cerebrales debilitadas que estimulan las señales luminosas. Y para ello lo que se ha visto es que no hay nada mejor que hacerlo de forma natural, con las luces brillantes del cielo. «Planteamos que mirar en la distancia hacia el cielo, al aire libre, podría ayudar al tratamiento del ojo perezoso», explica el neurocientífico, quien expresó su satisfacción por haber encontrado «una nueva vía para el tratamiento de esta discapacidad visual, que también podría estar relacionada con la miopía».

La pregunta, sin embargo, es: ¿cómo se podría aplicar la nueva terapia?, ¿qué dosis de luz natural son necesarias? La respuesta puede llegar de un dispositivo desarrollado por una compañía china con sensores que miden la cantidad de luz que se recibe y registra el ángulo con que se mira, ya que no es lo mismo hacerlo al cielo que al suelo, y que pueden incorporarse a la patilla de cualquier gafa. «Podemos comprobar cuántos estímulos luminosos reciben los niños y durante cuánto tiempo, por lo que pensamos hacer un ensayo clínico para hacer un seguimiento con un grupo de niños y probar los resultados», destaca el investigador de Vigo.

En realidad, de lo que se trata también es de cambiar nuestro comportamiento visual hacia otro más saludable. «Así como modificamos nuestra dieta cuando comemos mal por otra más saludable para sentirnos mejor, también deberíamos modificar nuestra dieta visual», asegura Alonso. El parche en el ojo, en cualquier caso, podría tener los días contados.