Enma López, concejala socialista en el Ayuntamiento de Madrid: «¡Claro que voté por Tanxugueiras!»

Hace unas semanas se escuchó hablar en gallego por vez primera en el pleno del Ayuntamiento de Madrid. Lo hizo Enma López (Vigo, 1986) para llamar la atención sobre el hecho de que el bilingüismo es una riqueza y no lo contrario. Concejala socialista, inspectora de seguros y política desde que tiene uso de razón, Emma responde rápido y en corto. No pierde un segundo. Mejor.

—Casi tres años de concejala.

—Es una experiencia emocionante. Madrid es enorme y tiene muchísimo por hacer. Para una persona curiosa como yo es maravilloso porque conoces el detalle de hasta el último barrio. Sería más bonito gobernar pero en la oposición también se consiguen cosas.

—Los que se dedican a la política local siempre dicen que es donde antes se ve el resultado de su trabajo, aunque en un sitio tan grande como Madrid...

—También. Aquí vas de lo grande a lo pequeño. Madrid gestiona un presupuesto de siete mil millones de euros, que se dice pronto, pero a la vez no se pierde la política micro de arreglar el alcorque en el que se cae la señora María todos los días.

—Usted ya estuvo de asesora con Zapatero y Pedro Sánchez.

—Sí, yo vengo del mundo gabinetero. Yo soy funcionaria y estuve en la última etapa de Zapatero y, cuando ganamos la moción de censura, me llamaron de nuevo.

—Así que está más acostumbrada a gobernar que a estar en la oposición.

—Es mi primera experiencia de oposición, eso es verdad. Y está siendo intensa.

—Es mejor jugar con blancas que con negras ¿no?

—Sí, pero las negras son las que luego te llevan a las blancas. La oposición tiene una parte importante de equilibrio democrático y, a la vez, que la ciudadanía te conoczca y que ofreces cosas distintas.

—Usted habló en gallego en el pleno de Madrid.

—Creo que por primera vez. Me salió del alma y fue una forma de luchar contra ese discurso barato de enfrentamiento que lo que hace es dañar una lengua que necesita toda nuestra ayuda, que es el gallego. No se puede decir que el castellano va a desaparecer, lo que hay que hacer es defender el gallego que es una lengua maravillosa.

—También ha dicho que esto de la política es una pasión.

—Es la única manera de vivirlo porque son muchas horas de lunes a domingo, sin descanso. O lo vives con pasión o es una tortura.

—¿Tiene familia?

—No, soy una rara avis.

—¿Consulta a veces con Abel Caballero?

—Hablamos de vez en cuando. Abel es un referetnee, alguien a quien admiro mucho. Hay muchas cosas que Madrid podría aprender de Vigo.

—¡Qué contento se va a poner cuando lea esto!

—Al final parece que nos quedamos solo con la anécdota de las luces de Navidad. Pero con los pactos de la villa pusimos una medida en marcha que era la tarjeta familia, para ayudar a familias vulnerables. Vigo lleva ya más de cinco años con esa tarjeta.

—Abel tiene la fórmula. Ningún alcalde logra tanto apoyo.

—Por algo será. Yo que voy a Vigo menos de lo que debería, me pasa como con los niños pequeños, que cada vez que los veo noto más que han crecido. Cada vez que vuelvo está más bonita.

—Usted fue en esa lista.

—Sí, en 2007 y 2011, pero en puestos muy bajitos. Entonces, lo que me tocaba era soñar, no hacer política activa. Pero hicimos mucha campaña juntos y eso une mucho.

—Dígame algo sobre Ayuso, que lo copa todo.

—Ocupa mucho. Lo que ocupa menos es el desastre que deja a sus espalda, porque mientras copa titulares, se olvida de la gestión y la vida de los madrileños es más difícil. ¿Sabe que está disminuyendo la población, que los jóvenes se están yendo de Madrid? Eso también es Ayuso. Esa burbuja explotará.

—¿Viene con frecuencia a Galicia?

—Menos de lo que quisiera, dos veces al año.

—Eso es poco.

—Sí. Y mi madre me lo recrimina con toda la razón, pero es difícil.

—¿Celta o Dépor?

—Celta. He llegado a ser abonada.

—En su cuenta de Instagram sube muchas recetas.

—Me encanta cocinar. Y me encanta hacer comidas y dar de comer a amigos. Me dicen que soy como una abuela gallega, ja, ja. La cocina me sirve para desconectar.

—Y aparte de la cocina, ¿qué más le gusta para su ocio?

—Ver a mis amigos, caminar, leer al sol en un parque...

—¿Le da mucho tiempo a las redes sociales?

—Sí, entre otras cosas porque es una forma muy buena de estar en contacto con los vecinos, que al final son mis jefes.

—Defínase en pocas palabras.

—Soy trabajadora, intento ser alegre y reivindicativa; muy luchadora, no me rindo jamás.

—¿Y cómo definiría Galicia?

—Galicia es a terra, naturaleza, tradición, gastronomía y oportunidades.

—¿Ha hecho el Camino?

—Varias veces, la última este verano, desde Santiago a Fisterra.

—Dígame un sitio en el que sea feliz.

—En el Náutico de Vigo, sentada en el espigón, escuchando las olas, viendo pasar los barcos y viendo amanecer.

—Votaría por las Tanxugueiras.

—¡Claro! Y no me haga hablar más sobre ese tema. Me encantaron, me parecían potentísimas.

—Una canción.

—Amelie, de Pereza, pero en la versión de Valeria Castro.

—¿Qué es lo más importante en la vida?

—La salud.

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