La cocina gallega triunfa en Barcelona de la mano de tres emprendedores de Muros

A. Gerpe RIBEIRA / LA VOZ

ESPAÑA EMIGRACIÓN

Los hermanos Rubén y Miguel Bermúdez y su primo Guillermo Dosil regentan cinco restaurantes en la Ciudad Condal

06 dic 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Desembarcó hace una década en Barcelona, con un fluido inglés adquirido tras cuatro años de residencia en Dublín, para trabajar en el área de ventas de una empresa, pero ese no era su camino, como tampoco lo era ejercer de abogado con la licenciatura en Derecho obtenida en la USC. Rubén Bermúdez es un hombre de acción, un emprendedor que, además, hace patria de su Muros natal y de sus raíces gallegas. Con su espíritu aventurero, y las alianzas adecuadas, entre ellas la de su hermano Miguel y la de su primo Guillermo Dosil, emprendió una trayectoria hostelera que le ha llevado a regentar cinco restaurantes, abiertos entre el 2011 y el 2019.

Los locales son el resultado de distintas sociedades de sabor gallego, ya que varias están constituidas con amigos que Rubén Bermúdez hizo durante su etapa en la universidad compostelana. Con esta materia prima, no es de extrañar que una cocina con raíces y producto de Galicia constituyan el aderezo de tres de sus restaurantes: Cera 23, el primero que abrieron; Arume, al frente de cuyos fogones está el cocinero de Sada Manuel Núñez; y Louro, emplazado en el mítico Centro Galego de Barcelona, el más antiguo de Europa.

La expansión

A fuego lento, estos muradanos han situado la cocina gallega en el eje gastronómico del centro de Barcelona. Afirma Rubén Bermúdez que los comienzos fueron difíciles porque iniciaron su andadura en pleno auge de la recesión económica del 2008. El 14 de julio del 2011 abría el Cera 23, situado en el barrio del Raval y que coge su nombre de la calle en la que está emplazado. El empresario afirma que elaboran «una cocina gallega viajera». Con un cuidado servicio, la buena respuesta de los clientes «hizo que nos planteáramos ampliar la actividad». A unos pasos del Cera 23, un local vacío en la casa natal del escritor Manuel Vázquez Montalbán encendió la mecha de la expansión. La que fuera vivienda del apasionado gastrónomo Montalbán se convirtió en sede del Arume, donde, explica Rubén, «se hace cocina de autor con Galicia como hilo conductor».

En el 2017, estos emprendedores dieron un nuevo paso para situarse en el corazón de la galleguidad catalana. El restaurante del centro gallego, emplazado en la Ramblas, estaba desocupado y, de la mano de Rubén, Miguel y Guillermo se convirtió en el Louro, rindiendo así homenaje a la tierra muradana. Afirma Bermúdez que decidieron cogerlo «por una cuestión sentimental» y que a lo largo de estos años son muchas las personas que se les han acercado para decirles que sus padres o abuelos emigrantes se conocieron en ese centro.

Una plantilla de 100 personas a expensas del covid

El covid está pasando una importante factura a los establecimientos de Rubén Bermúdez: «El turismo es una parte esencial de nuestros negocios. Constituye más del 80 %». Precisa que tienen una plantilla cercana a los 100 empleados, «dimensionada para un escenario de mucho público». Además, ninguno de sus restaurantes tiene terraza.

Además del Cera 23, Arume y Louro, Rubén Bermúdez regenta, junto a otros socios, el Viana, situado cerca de la plaza Real, y el Gran Viana, abierto en el 2019. Deben su nombre a uno de los socios, Carlos García, natural de Viana do Bolo. En estos los platos son muy diversos, tan cosmopolitas como la ciudad en la que se elaboran.

Además del cese forzoso de actividad por la declaración del estado de alarma del 13 de marzo, las restricciones impuestas en Barcelona a raíz de la expansión del covid han forzado a Rubén Bermúdez a mantener cerrados los restaurantes buena parte del año: «Los estamos abriendo poco a poco y bajo mínimos en cuanto a personal porque tenemos un aforo del 30 %».

Hace doce días retomaron la actividad el Arume y el Gran Viana y el pasado día 4 lo hizo el Louro, atendido por Rubén, Miguel y Guillermo.