Tomás Alonso: «Hay que darle oportunidades al talento para poder exportarlo»

Marta Otero Torres
marta otero REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONALIZACIÓN

MARCOS MÍGUEZ

El diseñador vigués ha trabajado con empresas como Camper, IKEA o Swarovski

28 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Afincado en Londres desde hace más de una década, Tomás Alonso (Vigo, 1974) es un embajador del talento gallego en el mundo del diseño. Su experiencia formará hoy parte del I Encontro de Deseño para a Innovación Empresarial, organizado por la Axencia Galega de innovación (GAIN).

-¿Qué es el diseño para Tomás Alonso?

-Curiosamente mi charla hoy comenzará con un vídeo de Charles Eames que contesta a esa pregunta mucho mejor que yo. En pocas palabras, el trabajo del diseñador es intentar buscar una solución coherente, efectiva y bonita al reto que le plantea el cliente.

-Vivimos la época Ikea del diseño asequible. ¿Esto es bueno?

-El diseño es algo que se aplica a todas las escalas y a muchos precios. Es una herramienta que permite hacer propuestas que aporten algo interesante, nuevo, bonito, eficiente... a todas las escalas. Hay empresas como Ikea, en las que el factor precio es muy importante, y otras en las que otros factores se valoran más. Yo creo que no es muy bueno que el mundo del objeto hoy en día se guíe demasiado por el precio.

-¿Tiene que ver con el consumo de usar y tirar?

-Sí. La gente en general busca lo barato, y es muy difícil hacer algo suficientemente barato pero que esté suficientemente bien hecho para que dure. Hacer algo bien implica un poco más de tiempo, de esfuerzo y un material algo más caro o resistente. Todo esto se relaciona con nuestro modo de vida: cambiamos más de casa, de decoración... Esta obsesión con comprar más barato hace que cuando trabajas con empresas los tiempos para desarrollar un proyecto también se hacen muy cortos, porque el tiempo es dinero y todo se empequeñece.

-¿Un objeto siempre tiene que ser práctico?

-En mi opinión un objeto bien diseñado funciona. Luego hay cosas que son más prácticas y otras menos, pero tiene que cumplir la función para la que ha sido pensado, y si lo hace y está bien resuelto, pues es un buen diseño.

-¿Por qué es inevitable la polémica en la sociedad con el diseño más moderno, como con el arte contemporáneo?

-Creo que dentro del diseño hay una parte que se centra en buscar nuevos caminos de manera más radical, y esto es bueno. Pero también hay cosas que se diseñan un poco de forma sensacionalista, para darse un poco de protagonismo, y eso a lo mejor crea esta percepción del diseño como algo bonito pero no funcional.

-Alguien escribió que en sus creaciones hay algo de travesura y trazos infantiles. ¿Hay que mantener vivo al niño interior para diseñar?

-En cierto modo sí, pero no creo que esa travesura tenga que ser algo obvio y visible, no tiene por qué trascender al objeto final. Pero es cierto que como diseñador tienes que tener una visión un poco fresca y está bien tener este enfoque un poco infantil a la hora de ver un problema. Porque si lo ves solo desde dentro sin buscar tangentes es difícil encontrar una solución. Creo además que las empresas buscan gente que aporte esa visión tangente.

-Como ejemplo de talento gallego, ¿cree que aquí lo mimamos lo suficiente?

-Hay que darle oportunidades al talento para poder exportarlo después. Si fomentamos el talento que tenemos aquí, eso nos beneficia a todos. En Italia, en los años setenta las empresas se esforzaron en trabajar con diseñadores emergentes, y así lograron convertirse en el epicentro del diseño mundial.