La realidad y el deseo en la acción educativa de Hijos de Valle de Oro

martin fernández VALADOURO / LA VOZ

CUBA

ARCHIVO DE MARTÍN FERNÁNDEZ

Construyó cinco escuelas y proyectó un sanatorio, un centro agrario y un campo de experimentación

10 sep 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Los emigrantes de O Valadouro construyeron cinco escuelas. Pero sus deseos iban más allá como dice Galeano: «La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. Entonces ¿para qué sirve la utopía?. Para eso, sirve para caminar…».

El 14 de diciembre de 1946 comparecieron en La Habana ante el Cónsul de España, Isaac García del Valle, que ejerció de notario, el presidente de Hijos del Valle de Oro, José Ledo Souto, de Alfoz; Saladino Reigosa Sampayo, de O Valadouro, tesorero; José Vázquez, secretario; y Lorenzo Veiga, de Alfoz, y Edelmiro Rey, de Ferreira, antiguos directivos.

Llevaban el mandato de los socios de donar a los concellos de Alfoz y O Valadouro las escuelas de Vilacampa, Cadramón, Adelán y Bacoi, y sus derechos en la de Moucide.

La donación se condicionó a que los centros «no podrán ser dedicados a otro fin que el escolar», «que figurará en su fachada Hijos del Valle de Oro» y que «podrán ser recuperados si se destinan a un fin que no sea escuelas de instrucción».

Concluyó así la labor filantrópica de una sociedad que, sin embargo, tuvo más proyectos. Creada en La Habana en 1907, su primer mandatario fue Francisco Janeiro. Ya al año siguiente, el presidente de honor, Andrés Canoura, pidió construir un sanatorio para retornados sin recursos ni salud. La idea se rechazó. La directiva dijo que su fin primordial era sostener casas-colegios.

Así que recogió donativos para una escuela en Ferreira y para un centro de clases teórico-prácticas de Agricultura. Y en 1912 aprobó 50.000 pesetas para un campo de experimentación agrícola, vieja idea de Canoura, el diputado Cancio y Justo Taladrid.

Más tarde, levantaron, a 15.000 pesetas la unidad, las cinco escuelas citadas y aportaron muebles y libros para las de Santo Tomé y Santa Cruz. Otros planes no llegaron a realizarse. Pero fue suficiente para su gloria y honor invertir sus solidarios y sacrificados recursos en cultura, educación y libertad. Hoy, casposos concellos y sociedades lo harían en comidas, fiestas y viajes -eso sí- de irmandade

martinfvizoso@gmail.com

Una nueva directiva y 450 socios de los que sólo seis nacieron en Galicia

Según el INE, a 1 de enero de 2017, residían en Cuba 40.750 gallegos de los que el 98,9% -un total de 40.300- nacieron en la diáspora. El dato prueba el fuerte vínculo de las segundas generaciones con Galicia y demuestra la preservación de nuestra cultura en Cuba.

Muchas sociedades que aún perviven están gobernadas por personas no nativas del concello de origen. En Hijos del Valle de Oro, la pasada primavera fue elegido presidente el poeta y profesor Manuel Alvarez Fuentes, hijo y nieto de emigrantes de Arteixo (A Coruña).

La sociedad, con sede en el Centro Gallego y que este año cumple 110 años, tiene 450 socios. Pero sólo 111 con nacionalidad española. Y sólo 6 nacieron en Galicia.

Alvarez Fuentes tiene cuatro hijos y todos marcharon de Cuba: Flory y Anairis, que es doctora, viven y trabajan en Miami; y Manuel y Yunied, primero viajaron a España y ahora residen en Ecuador y Estados Unidos, respectivamente.

Su candidatura se completa, entre otros, con Esperanza Uz, hasta ahora presidenta, su marido Antonio Queijas, Blanca Corzo Moreno, Antonia Justo Fernández, Nery Soto Salgado, Fidel Ramos Obregón, Eduardo Casteleiro, Ramón y Constantino Francisco Moure y Ana Cepero Gil.

Damas y damitas en su 44 aniversario con Pomares de presidente

Cinco años después de la donación de las escuelas, en 1951, Hijos del Valle de Oro celebró su 44 aniversario en los jardines de La Polar. El banquete fue organizado por los socios José M. Yáñez, José Vázquez, Jesús Rey, Juan Rodríguez Peraza y José Yáñez, según relatan el periódico Información de La Habana y otros medios.

Intervino el presidente, Plácido Pomares -el anterior, firmante de la donación de las escuelas, José Ledo, debió de fallecer pues a la fiesta sólo asistió su viuda, Onésima Hardisson de Ledo- para nombrar presidente de honor a Edelmiro Rey Pico que, durante 26 años consecutivos, había ostentado diversos cargos en la directiva y para destacar que la sociedad tenía en ese momento más de 300 socios aunque «aspiramos a llegar al millar».

Habló también su esposa, Herminia Morán de Pomares, para demandar la colaboración y la participación de las mujeres en los distintos actos de la sociedad.

Un gran banquete

El banquete estuvo presidido por Pomares y esposa; los miembros del Consejo de Fundadores, Manuel Palmeiro y Ramón Pico; Manuela Fontán, José Sixto, tesorero; Saladino Reigosa, secretario de honor, y su esposa Carmen Arias; Estela Estévez Rey, Jesús Rey, Edelmiro Rey Pico y su mujer, Dulce María Vázquez; Jesús Rodríguez, secretario, y su esposa Alicia Rico; José Gómez, vicepresidente, María Luisa Rico, José Gutiérrez Díaz, Antonio Vila, socio fundador, con su esposa; José Vázquez, contador, y señora; Enrique Herrero, vicecontador; y Sonia Beatriz Miranda.

El periódico destaca, entre las “damas y damitas” asistentes, a Josefa Castiñeira, Hortensia García, María Campos, Natividad Medina, Julia García, Esperanza Uz, Julita Martínez, Josefina Yáñez, Silvina Fontán, Ramona Nieto, Gladys González, Esperanza de Vecino, Lidia y María Fernández, Carmen González, Rosa Guimerá, Encarnación Herrera, Pilar Lozano, Ofelia y Carmelina González, Virginia Palmeiro, María Mourelle, Delia Vega de Couzo, Josefa Hernández de Ledesma, Avelina Correa Vázquez, Eduvigis Villar de Martínez, Pura Guerrero de Gómez, Magdalena y Lourdes Ruiz y otras.