Adrián López: «Dubái quiere ser el número 1 en todo»

f. fernández REDACCIÓN / LA VOZ

ASIA

El ingeniero lucense montó el mayor parque solar de Oriente Medio. Triunfa en la región de los petrodólares, pero la morriña puede con él

05 abr 2017 . Actualizado a las 12:50 h.

Adrián López Fernández disfruta, junto a su mujer Eva y su hijo Nuno, de 22 meses, de una vida de lujo asiático en Dubái. Este ingeniero de minas gallego, de Lugo, de 40 años, tiene casi todo lo que uno pueda imaginar, pero los ataques de morriña son implacables y le asaltan sin piedad. Es una enfermedad incurable. Adrián es el director general para Oriente Medio de la empresa asturiana TSK, que acaba de inaugurar en Dubái el mayor parque solar de la región, que ocupa como 800 campos de fútbol, ejecutado, además, en el tiempo récord de un año.

-¿Qué hace usted a 8.000 kilómetros de Lugo?

-En España se paró todo lo que habíamos avanzado en energías renovables, es una pena, y hace cuatro años me vine para montar TSK en Dubái y buscar proyectos. Nos ha ido muy bien, porque aquí tienen dinero para invertir en energías renovables y un montón de recurso, de sol.

-¡Menudo cambio de vida!

-El comienzo fue muy duro, la verdad, me vine solo porque abrir una sociedad en Dubái no es nada fácil y estuve viviendo casi un año de hotel en hotel por Dubái, Arabia Saudí, Catar, Omán...

-¿Cómo consiguió abrirse camino en una cultura tan diferente?

-No fue nada fácil. Hay que encontrar a un buen agente o socio local que te presente a la gente, que te ayude a localizar proyectos. Y luego hay que tener mucha suerte. Los árabes tienen dinero, pero no lo derrochan, lo invierten, y no dan duros por pesetas. La primera clave para trabajar en el mundo árabe es ganar su confianza. Les encanta tomar café, dátiles, charlar... Tienes que ir ganándotelos despacito porque son desconfiados. Y luego, claro, demostramos que lo hacemos muy bien. TSK es una compañía muy solvente, agresiva, tiene un equipo de ingeniería y construcción increíble en España y por el mundo, facturamos casi 1.000 millones y contamos con 900 trabajadores. El crecimiento en los años de crisis ha sido espectacular y eso se consigue haciendo las cosas bien. En la actualidad, el 97 % de la facturación de nuestra empresa, que solo se dedica a plantas de energía, está fuera de España. Tengo mucha morriña, siempre que puedo me escapo.

-¿Qué tal se ha adaptado su familia a vivir en Dubái?

-Se han adaptado bien, vivimos en el centro de Dubái, enfrente del edificio más alto del mundo, aunque al principio fue muy duro para Eva, más que para mí seguramente. De todos modos, el país está muy occidentalizado. Hay un contraste muy fuerte, ves a mujeres vestidas de negro de arriba a abajo y a un montón de europeas en camiseta y pantalón corto que pueden ir solas por la calle sin problema. Ese es el gran éxito de Dubái, que ha sabido mezclarlo todo.

-Estarán deseando regresar a España.

-Tenemos pensado volver, claro, pero quizás ahora no se da la situación más propicia, al menos en mi sector. Además, hasta el 2020 va a haber muchos proyectos por la región, es la Expo de Dubái, el mundial de Catar... Por aquí tienen clarísimo que quieren dejar de depender del petróleo, se han dado cuenta de que les compensa más vender barriles que consumirlos. Su objetivo es que el 50 % de la energía eléctrica provenga de renovables, cuando producen un montón de petróleo y gas. Lo tienen claro, son unos visionarios del futuro. Me gusta la forma de pensar que tienen aquí, quieren ser el número uno del mundo en todo En Dubái sale el dinero de las alcantarillas, he viajado por todo el mundo y nunca he visto lo de aquí, los mejores coches, los mejores hoteles. Es lujo a tope. Lo han hecho muy bien, se han dado cuenta de que están rodeados de un montón de países con muchísimo dinero y les han dicho 'veniros aquí a gastarlo' y todos los fines de semana llegan vuelos llenos, es como Las Vegas de Oriente Medio.

-Seguro que ha tenido que colarse en el palacio del jeque para conseguir contratos.

-Sí, hay que entrar en palacio, lo que se consigue con mucha mano izquierda y con suerte. Tienes que conocer a mucha gente y dar con la adecuada. A veces te topas con uno que dice que conoce al jeque o al emir y es mentira. He dicho no a mucha gente siguiendo mi instinto.

-¿Cómo construyeron la planta solar tan rápido?

-Tirando de empresas españolas de nuestra confianza. Aunque la planta está en medio del desierto y se construyó durante el verano, a 50 grados, y tuvimos que hacer turnos de noche porque de día está prohibido trabajar porque se te puede caer la gente con el calor. Hay un montón de indios y pakistaníes que saben hacer carreteras y edificios, pero no plantas de energías renovables. También fue muy importante tener buenos contactos locales para obtener permisos, licencias, pasar por la aduana...

-¿Qué proyectos tienen ahora entre manos?

-La planta solar que acabamos de inaugurar en Dubái, de 260 megavatios, y 315 millones de dólares de presupuesto, nos ha abierto muchas puertas. La hemos hecho para la eléctrica del país junto a nuestro socio estratégico saudí Acwa Power, con el que ya hemos hecho otros proyectos. Acwa está soportada por un fondo de pensiones saudita, tienen dinero y buenas conexiones en la zona. Ahora está en trámite la tercera fase para ampliar ese parque, pero decidimos no participar porque vimos que había grandes dificultades para hacerla en plazo, y nosotros no queremos fallar, nos hemos ganado la confianza y no queremos perderla. Además de este proyecto en Dubái, estamos construyendo la primera planta termosolar de Kuwait del 50 megavatios por 350 millones de dólares. Ahora está construida en un 27 % y la tenemos que entregar dentro de un año. Será la primera planta termosolar con almacenamiento de Oriente Medio. También estamos ejecutando en Kuwait una planta fotovoltaica de 10 megas y en Jordania, 120 megas fotovoltaicos con un socio de Abu Dabi. También construimos 125 megas de turbinas de gas en Arabia Saudí con General Electric; y en Egipto otros 650; Además, en Arabia Saudí estamos construyendo una refinería de azúcar para el Gobierno de Marruecos. Ya sabes que les encantan los dulces.

-¿Le hubiera gustado construir en España la macroplanta solar de Dubái?

-Pues sí, me encantaría que el Gobierno español reconsiderara su postura, que viera la energía solar como lo que es, una ventaja, y que en vez de quemar gas o petróleo que tenemos que comprar apostarse por las renovables que tanto abundan.