«El tango revisa el diálogo de la pareja»

Margarita Mosteiro Miguel
Marga Mosteiro SANTIAGO / LA VOZ

ARGENTINA

PACO RODRÍGUEZ

Chusa Pérez de Vallejo y Ezequiel Merlo promocionan este baile en Santiago

14 abr 2019 . Actualizado a las 16:32 h.

La historia de Chusa Pérez de Vallejo es la de otras muchos compostelanos y gallegos que hicieron la maleta para dejar su localidad natal y emigrar a ultramar. La diferencia es que ella quiso buscar un clima diferente, y puso mucha tierra y mar por el medio. Cruzó el charco y se fue a Argentina. Allí conoció a Ezequiel Merlo, con el que regresó en diciembre, con la idea de darle a Santiago algo que aprendió con los años. El «tango es comunicación, es relación frente a este mundo digital en el que el diálogo pasa a un segundo plano», comenta Chusa. «Con el tango, las parejas revisan su diálogo. Tienen que ser capaces de atender al otro, de aceptarle y compartir un abrazo. El abrazo es el medio de comunicación que ofrece el tango a los que se acercan a bailar», añade la compostelana.

Este sábado, en el centro multidisciplinar Vitalia, convocaron una primera clase «abierta a todos. También a los que tienen dos pies izquierdos, y creen que no podrán bailar. Y, después, a las siete de la tarde, la milonga», que viene a ser «una quedada para bailar tango, salsa, cumbia o milonga. Una quedada para relacionarse frente al mundo individual de los móviles, de las redes sociales». Ezequiel Merlo, conocido en el mundo del tango como «cacha», considera que «el tango es comunicación», y «permite activar partes del cerebro que no se ejercitan de forma habitual. Cuando bailas tango hay que estar pendiente del otro, atender sus movimientos y consigues desconectar de todos los problemas, pero lo más importante es que trabajas la comunicación». Chusa cree que «las dificultades que se pueden encontrar a la hora de bailar tango vienen a reflejar problemas de pareja. El tango es caminar, caminar juntos de la mano, abrazados, mirándose y comunicándose, escuchándose. No es fácil, pero con interés y constancia desaparece la complicación».

En Santiago «no hay muchas personas que bailen tango, y es quizás una de las razones que pesó para tomar la decisión conjunta de venir acá. Quería darle a Santiago algo, era más fácil en una ciudad pequeña», comenta Chusa. En sus primeros contactos con Santiago están descubriendo la estrecha vinculación que hay entre Galicia y Argentina, y es que «mucha gente conoce canciones, y tiene familia emigrada en Argentina. Es realmente como estar en casa». Ella y Ezequiel se moverán entre Santiago, Atenas, Madrid, Barcelona y Bruselas, «donde impartimos clases y seminarios de tango. Desde hace unos años, se ha producido un crecimiento exponencial del número de personas que se acercan al tango, no solo como baile, sino como medio para resolver conflictos de pareja», e incluso como terapia para «frenar el alzhéimer y activar las relaciones de pareja, para resolver conflictos».

Chusa y Ezequiel recuerdan el caso de una terapeuta gerontológica que les comentó que «el baile se podía usar en los centros de mayores para trabajar la memoria, para mejorar la psicomotricidad, pero, sobre todo, para mejorar la comunicación, que tan mermada está actualmente». De hecho, uno de los cursos con más éxito fue «uno que dimos de tango para matrimonios, «porque es una manera de revisar el diálogo de la pareja y buscar soluciones. Para empezar, tienes que escuchar al otro con la mirada y el tacto».

Ezequiel rechaza las críticas hacia el tango por ser un «baile machista. El tango no es machista, la sociedad es machista». El bailarín considera que se ha producido una evolución del tango paralelo a la propia sociedad. «Hasta hace unos años, cuando se hablaba del tango se decía fulanito y acompañante, sin dar su nombre; pero después ya se pasó a uno y otro. Actualmente, la pareja está en igualdad de condiciones; incluso hay hombres y mujeres que trabajan solos».