Las gaitas, mejor en «business»

Rubén Nóvoa Pérez
Rubén Nóvoa DESDE MI BARRIO

ARGENTINA

07 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Al igual que miles de ourensanos, yo también tengo familia en la emigración. El grado de parentesco no es directo, pero sí suficiente para mantener el contacto y para comprobar cómo se les saltan las lágrimas cada vez que visitan la tierra en la que imaginaron correr a sus padres durante la niñez en los montes repartidos por la provincia. No me resulta, por tanto, complicado imaginar que a los que acudan a la entrega del premio Ourensanía en Argentina y Uruguay se les llenará el pecho de orgullo cuando escuchen a la siempre tan acertada Real Banda de Gaitas de Ourense. Pero, ¿merece la pena gastarse 70.000 euros de dinero público en un acto al otro lado del charco que bien podría hacerse igual de lustroso aquí? Más allá de la emoción del momento seguro que muchos de nuestros ourensanos en la diáspora americana estarán de acuerdo en que las prioridades de las Administraciones deben de ser otras, por mucho que se presuma de deuda cero. La pregunta que debe de hacerse con cada céntimo público que se gasta es clara: ¿Cuál será el beneficio para los ourensanos de este viaje? La provincia de Ourense no está para dispendios que no reviertan directamente en acabar con la sangría demográfica, el despoblamiento del rural y un largo etcétera de tareas pendientes y mucho más urgentes que irse a hacer las Américas para difundir ese concepto posmoderno de la Ourensanía. Por cierto, más allá del gasto y de su idoneidad también llama la atención el hecho de que se divida a la comitiva en dos grupos. Las autoridades se van a un hotel de cuatro estrellas, mientras que los miembros de la Real Banda de Gaitas se tienen que conformar con uno de dos y con varias camas por habitación. Unos estarán céntricos y los otros, a treinta kilómetros. Suerte que los músicos por el momento tienen asiento reservado en el avión aunque no sea en business, claro.