Ramón Suárez: «En el Centro Gallego de Buenos Aires no tenemos compromisos con nadie»

javier vence BUENOS AIRES / E. LA VOZ

ARGENTINA

El nuevo presidente asegura que su máxima aspiración es mantener la atención sanitaria para los socios

23 sep 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El presidente electo del Centro Gallego de Buenos Aires, Ramón Suárez Álvarez, dice que el hospital, afectado por una grave crisis económica y sanitaria, requiere 40 millones de dólares para volver a ponerse en marcha y atender también sus deudas con Hacienda, el personal y proveedores, y que en la entidad están «abiertos a recibir todo tipo de propuestas». Suárez Álvarez -que emigró de pequeño desde O Baixo Miño- ganó la presidencia del Centro Gallego en las elecciones de hace unos días con los 756 votos que obtuvo su agrupación, A Terra, contra los 357 que consiguió la papeleta conjunta que presentaron las otras cinco agrupaciones, que no llevaron candidato a presidente ni a comisión directiva.

-A Terra se quedó con 40 de los 90 cargos de representantes de socios. Este número no basta para vender, ya que se requiere el apoyo de dos tercios. ¿Habrá negociaciones, ya que la alternativa es la venta o la quiebra?

-Finalizado el escrutinio, les comuniqué a las direcciones de las otras agrupaciones que, por mi parte, comenzaba una nueva etapa en la que todos seremos necesarios. Ofrecí incorporar gente a mi equipo. Las propuestas recibidas serán consensuadas: de no hacerlo así, la situación no cambiaría.

-¿Sigue firme la oferta de compra del centro de Rivera-Favaloro? ¿Manejan otras?

-La agrupación A Terra no ha recibido ninguna oferta. A partir de ahora llegará el tiempo de recibirlas. Dos días antes de la elección se habló de la presentación de una oferta en el juzgado [el que tramita la intervención a causa de las deudas de la institución]. Deseamos que nos la trasladen y que sea la solución económica que necesitamos. Estamos abiertos a recibir todo tipo de propuestas. No tenemos compromisos con nadie.

-En su discurso, tras su victoria, habló de una deuda con Hacienda de 23 millones de euros.

-Hay un balance que entre deudas y previsiones ofrece una cifra total de 1.600 millones de pesos [es decir, 36 millones de euros].

-Pidió un acuerdo entre los Gobiernos de Argentina y España para convertir el centro en un hospital público. ¿Es posible? Hoy para España y la Xunta de Galicia es una empresa privada.

-El Centro Gallego es una mutua privada argentina. Sus dueños son los socios. Pero ante peticiones como la de la campaña «Hay que salvar al Centro Gallego» dije que, si los Gobiernos ponían el dinero necesario, nosotros no tenemos predilección por quién pueda ser el inversor. Venga de donde venga el dinero, nuestras aspiraciones son atención sanitaria de por vida para los asociados, cancelar deudas actuales y posibles emergentes y propiciar, dentro de nuestras posibilidades, el pago absoluto de la enorme deuda con trabajadores y conservar la mayor cantidad de puestos de trabajo.

-¿La actuación de las autoridades españolas o gallegas merece, a su juicio, alguna crítica? ¿Y el proceso de intervención?

-Al interventor se le formularon en su momento once denuncias penales por administración fraudulenta, la Justicia lo absolvió de todas. Luego él actuó contra los once demandantes en causas aún pendientes. La autoridades de la Xunta de Galicia estuvieron muy pendientes del proceso de elecciones, al igual que el embajador de España, puesto que conocen muy bien mi aspiración de recuperar el espacio que al Centro Gallego le corresponde en la obra social Ospaña, del que fue desafectado por la petición expresa de los Gobiernos que entonces encabezaban Mariano Rajoy y Alberto Núñez Feijoo. Más que desinterés me permito sugerir que es interés nocivo.

-Varios pisos cerrados, sin personal, sin quirófanos. ¿Es viable hacer funcionar el Centro Gallego de nuevo?

-No existe la menor posibilidad de que el hospital funcione a menos que alguien nos aporte los imprescindibles 40 millones de dólares con los que podamos iniciar la marcha nuevamente desde una base real y sólida. Las utopías ya no tienen lugar.

-Con un padrón de socios de 3.600, de los que votaron 1.200, ¿qué quedará para ellos en el futuro?

-Lo que siempre prometimos, atención sanitaria de por vida, y conservación del panteón social y del patrimonio cultural.