La historia de Lola López: de Fisterra a Argentina

Luis Lamela

ARGENTINA

Luis Lamela

GALERÍA DE EMIGRANTES | Nueva entrega de la sección semanal de Luis Lamela

21 sep 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Lola López Lires, Cristina, nació en Fisterra en 1933, hija de Ramón López, Ramón de Cristina y de Ramona Lires Traba. En la posguerra y con 13 años, marchó a la emigración con su madre y dos de sus hermanos. Al llegar a la Argentina, país en el que ya residía su padre, asistió durante breve tiempo a la escuela -un año- y con 14 comenzó a trabajar en un taller de costura, asistiendo a clases nocturnas. Desde los 18 trabajó en una fábrica de galletas, llegando a supervisora; más tarde trabajó de masajista y pedicura y de asesora y vendedora de calzado, y se casó con un fisterrán, José Salvador López Domínguez, que había llegado a Buenos Aires después de cumplir el servicio militar. Salvador dejó Fisterra con 22 años embarcando en Vigo en el vapor Formose para llegar a Buenos Aires el 26 de septiembre de 1950. Trabajó toda su vida, como muchos otros fisterráns, en la empresa petrolera estatal IPF, navegando todos los océanos hasta que llegó la jubilación. El matrimonio de Lola y Salvador (ambos, en la imagen) tuvo dos hijos, una mujer, profesora de Bellas Artes, y un varón, gerente de una empresa odontológica.

José Salvador falleció en 2008, aunque antes visitó con su esposa su Fisterra natal en siete ocasiones. Con 85 años Lola aún añora con el regreso: «Mi tierra es mi ser. Siempre he dicho que lo peor que le puede pasar a una persona es ser emigrante. Su mente está eternamente en su lugar de nacimiento y por muy bien que viva, la añoranza es eterna. Estas palabras son fruto de la experiencia personal que vivo. Mi pensamiento sigue en Fisterra como si hubiese salido ayer. Y, no sigo porque lloro a pesar de los años pasados»...

Durante 30 años, Lola López trabajó como voluntaria en el Centro de Coronarios de Avellaneda, ejerciendo la solidaridad con los más desprotegidos y colaborando estrechamente con la Agrupación Fisterra Unida y publicó varios trabajos en la revista que esta asociación editaba.

Sigue físicamente en la Argentina aunque espiritualmente en Fisterra, un pueblo al que, seguramente, nunca más volverá.