La plaza por la que todos pasaron

ALEMANIA

V Televisión

Varios gallegos describen cómo está viviendo Berlín el día después del atentado en la plaza Breitscheidplatz, uno de los puntos más concurridos del centro

21 dic 2016 . Actualizado a las 09:28 h.

Faltan solo unos minutos para las seis de la tarde. No hace mucho que José Penedo, un gallego que lleva en Alemania cerca de cuarenta años (en Berlín desde el 2000), ha salido de trabajar. «Ahora van a celebrar una misa por las víctimas en el templo Memorial, en la plaza Breitscheidplatz», adelanta. El lunes por la tarde, una media hora antes de que el vehículo embistiera contra la multitud, había cruzado por ese lugar. No le da mayor importancia porque es su ruta habitual.

Ayer por la mañana volvió a pasar por la plaza del ataque porque es uno de los puntos más concurridos de la ciudad, sobre todo durante los fines de semana. Una zona por la que, antes o después, pasa todo el mundo, también los turistas. Más estos días en los que la gente sale a la calle a tomar el vino caliente, mientras pasea por los mercadillos buscando regalos de Navidad o pequeños presentes que colocan en los calendarios de Adviento, muy populares en Alemania.

El ambiente, dice, «está un poco tenso» por la información que está llegando y porque en la sociedad hace tiempo que se observa un desacuerdo con la política del Gobierno con los refugiados. «No ayudan sucesos de este tipo a que eso cambie. Hay preocupación, porque la gente no ve mucha solución».

Kike García, un joven de Pontevedra que también trabaja en la capital alemana, no opina igual, al menos en Berlín. Cree que es una ciudad abierta en la que la gente ha apoyado la llegada de refugiados. «Berlín non é París», dice.

Vive a quince minutos en coche de la plaza Breitscheidplatz. Por eso se enteró del atentado por los medios. No hay más movimiento del habitual en la ciudad. Hace un tiempo que la presencia de agentes del orden en las calles es normal y no le parece que haya ahora más control. Dice que normalmente está todo muy medido. «Un amigo colleu un voo estes días e dixo que había cans vixiando ao chegar ao aeroporto», comenta.

La pontevedresa Saínza Lorenzo, que lleva cuatro años viviendo en Berlín, ve también la capital alemana como una ciudad «especialmente multicultural, moito máis que outras capitais europeas, e realmente non a vía como un obxectivo», aunque después de lo acontecido en París cabía la posibilidad de que hubiese un atentado en la capital alemana.

«Nun primeiro momento pensouse que era un accidente, pero aos 20 minutos xa se especulaba sobre un atentado e a policía confirmouno». Un día después de la tragedia, Berlín regresaba a la normalidad. Pero le llamó la atención una cosa: «Pasei polo mercado de Nadal de Alexanderplatz e estaban moitos postos pechados», cuando lo habitual es que a las tres de la tarde estuviesen en funcionamiento. «Supoño que por solidariedade e seguridade pecharían», dice esta pontevedresa de 28 años.

Otro gallego que lleva dos años en la capital alemana es Yael Fiuza. Trabaja junto a la plaza y es habitual de la zona. «Paso tódolos días en bicicleta, o luns tamén. Pero ao pasar non vin nada raro alí. ¿Medo? Pois tampouco teño, porque non podes sair á rúa pensando que algo vai pasar».