«Pensamos en trabajar fuera de España»: los planes de las enfermeras que se forman en Pontevedra

María Hermida
María Hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

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Cuatro estudiantes de la Escuela de Enfermería de Pontevedra, ayer, delante de su centro.
Cuatro estudiantes de la Escuela de Enfermería de Pontevedra, ayer, delante de su centro. LEGRET

En la Escuela de Enfermería pontevedresa, alumnas y director confirman que la búsqueda de condiciones laborales atractivas sigue empujando a las alumnas a otras comunidades autónomas o países

27 sep 2022 . Actualizado a las 08:33 h.

Ante la falta de enfermeras en Galicia, la Consellería de Sanidade ha pedido a las escuelas donde se imparte este grado, casi todas adscritas a las universidades gallegas, que aumenten las plazas. En Pontevedra eso ya se hizo el año pasado, cuando en primer curso se pasó de 50 a 55 alumnos. ¿Quiere eso decir que si más escuelas toman la misma medida en el plazo de pocos años habrá más profesionales de la enfermería en Galicia? La pregunta no es fácil de responder. Porque, aunque aumenten esas plazas y se forme a más profesionales, muchos siguen pensando en coger las maletas hacia otro país en cuanto titulen. Basta hacer un chequeo en la escuela pontevedresa para que se evidencie esta cuestión: «Pensamos en trabajar fuera de España. Es que con las buenas condiciones que ofrecen fuera y lo malas que son las de aquí parece que te buscan», concluyen a las puertas del centro cuatro futuras enfermeras.

Hacemos, efectivamente, la prueba del algodón con Lucía Rodríguez, de Santiago; Nuria Fernández, también de Compostela; Mónica Mollet, de Vigo y Lucía Martínez, de Lugo. Todas ellas cursan segundo en la Escuela de Enfermería de Pontevedra. Lucía Rodríguez es la primera en tomar la palabra: «Sabemos, porque le pasa a los compañeros que van terminando, que es titularte y que el Sergas te llame. El problema es que los contratos duran días. Estás de un lado para otro, saltando de un contrato a otro, cambiando de turno y de ocupación seguido... no son buenas condiciones». Las otras no le quitan la razón. Mónica Mollet añade: «Aquí tienes que vivir pendiente del teléfono y de los contratos. Es lo que le pasa a muchos compañeros».

De las cuatro, tres de ellas dicen que es muy posible que en cuanto acaben la carrera se marchen a otro país, posiblemente a Francia, Gran Bretaña, Portugal u Holanda. Creen que las condiciones que ofertan en esos lugares son toda una invitación para que prueben suerte allí: «Son contratos más estables, salarios buenos... es como si te estuviesen viniendo a buscar». Eso sí, viajando con la mente ya al futuro más lejano, se ven regresando, quizás si logran aprobar la oposición. Al menos, así lo querría Lucía Martínez: «Los primeros años no me importaría irme, luego sí que me gustaría establecerme aquí. En España se vive mucho mejor», dice. La única que no se plantea ni marcharse ni quedarse es Nuria Fernández, viguesa de 23 años: «Vivo el presente, si en su día me convencen el salario y las condiciones me quedaré».

Miguel Ángel Piñón, director de la Escuela de Enfermería de Pontevedra.
Miguel Ángel Piñón, director de la Escuela de Enfermería de Pontevedra. LEGRET

«Claro que se siguen yendo las enfermeras, se van a otros países y a otros sitios de España» 

Miguel Ángel Piñón, director de la Escuela de Enfermería de Pontevedra, no es ajeno a los planes de muchos de los alumnos de esta especialidad de marcharse fuera del país.  

—¿Se marchan las enfermeras (la mayoría de las estudiantes de la escuela son mujeres)?

—Claro que se siguen yendo las enfermeras, se van a otros países y a otros sitios de España. Hay comunidades que, por necesidad, están ofertando condiciones distintas y logrando que se vayan los titulados. El 100% de nuestros egresados en junio están trabajando, esa es al realidad. Son profesionales buscados. Pero yo veo dos cuestiones. Por una parte, aquí no les están ofreciendo condiciones buenas, por los turnos rotatorios, los contratos limitados y demás. Falta que deje de entenderse la enfermería solo como una cosa de vocación y se tenga en cuenta que es una profesión. Y otra cuestión es que en Europa las enfermeras españolas están muy bien vistas, porque están muy preparadas.

—¿Formar a más enfermeras sería una solución?

—Podría hacerse. Pero hay que ver cómo se le da luego la formación práctica a todos los alumnos y ver si tenemos capacidad docente. Ahora mismo, como digo, salen muy preparados. Y desde la pandemia, además, la sociedad reconoce mucho más la labor de las enfermeras.

—El Sergas suele poner una enfermera presencial cuando se queda sin médicos en los PAC...

—Eso es lo que no puede ser. Eso nos enfada. La enfermera no es un minimédico y no puede cubrir la falta de un médico. La enfermera tiene su cometido, que son, esencialmente, los cuidados. Nunca es un médico.