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Gallegos en el Reino Unido: «Por primeira vez nos 26 anos que levo aquí escoitei as pisadas nas rúas de Londres»

Internacional

Andrés Vázquez Redacción / La Voz

La sociedad británica se mantiene en «shock» ante la pérdida de su reina

10 Sep 2022. Actualizado a las 10:28 h.

Cualquiera se acordará, en unos años, dónde estaba cuando se enteró del fallecimiento de Isabel II. Pero quien lo tendrá incluso presente en su vida serán los gallegos que, de viaje o en la diáspora, se encontraban en territorio británico cuando se dio a conocer la noticia. Para unos será una anécdota, pero muchos gallegos la sintieron como su propia reina durante los años que compartieron país con ella.

No solo eso, estas voces de Galicia en el exterior sirven también a sus paisanos para conocer de primera mano el pesar de los británicos o australianos (o canadienses, o neozelandeses...) ante la muerte de Isabel. 

cedida

AIDA YÁÑEZ

Llegó a Londres desde O Vicedo hace casi 26 años

A pesar de no ser «a máis británica, que sempre me tirou moito a terra», Aida Yáñez vive en la capital del Reino Unido desde noviembre de 1996, cuando abandonó O Vicedo, adonde vuelve cada verano. Pasados casi 26 años, que dedicó a la docencia, hoy esta vicedense es una gran conocedora del universo británico.

«Para eles Isabel era unha rocha, sempre composta e firme, pero tamén cun lado amable e próximo». Comenta cierta incertidumbre entre la gente, pues no ven al recién nombrado Carlos III sin su madre, «que para eles sempre levou o peso da familia, manténdoa unida». Todo se hace más lógico cuando Aida recuerda que son casi cinco generaciones de británicos las que solo han conocido a una reina, «Elizabeth».

«A xente sigue en shock, muda, ata o punto que por primeira vez nos 26 anos que levo aquí escoitei pisadas andando polas rúas de Londres», señala Aida. Recuerda una anécdota, de una chica que escuchó ayer en la radio mientras contaba que su abuelo trabajaba como carbonero en un tren. «Dicía que, nun día que a raíña viaxaba nese tren, quixo ver aos obreiros do carbón, e cando lles ía dar a man para saudalos, o avó desta rapaza negoulla, contestándolle a Isabel que estaba moi manchada. Sorprendeuno a resposta da raíña: “Iso é xusto o que quero, intentar sentir o que vostede sinte”». Actos como este, dice Aida Yáñez, hacen sentirse a los británicos muy próximos a una reina de la que siempre destacaban su cercanía con las gentes humildes. 

SABELA CAL MACEIRAS

Es de Cambre, pero vive en Londres desde hace 11 años

A Sabela Cal Maceiras, cambresa, la noticia la pilló en un retiro, «desconectada de todo, non tiñamos nin móbiles». Es por ello que está un poco abrumada, sin saber muy bien ni qué decir, como cualquier británico. No es que lo considere la noticia que vaya a cambiar su vida, pero supone un shock importante. Ahora trabaja en un centro de reclutamiento de talento para personas LGTBI, que conecta con empresas, pero antes trabajó en televisión y se acuerda de los miedos que tenían a que les tocase de guardia la muerte de la reina.

Está en pleno proceso de adquisición de la nacionalidad, que iba a concluir el lunes con un «xuramento de lealdade» ante Isabel II, que ya no estará. «Facíame ata ilusión que fose ante ela, pero agora terá que ser co rei, xa me mandaron ata un correo electrónico para confirmalo...». 

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 IVÁN VÁZQUEZ

La noticia le pilló de vacaciones en Londres

Iván Vázquez, que de casualidad visitaba Londres, se encontró de bruces con la noticia y de repente, fue parte de la historia. «Vi gente llorando ante el palacio de Buckingham, cantando el himno nacional, todo entre un respeto absoluto», señala el joven desde la misma calle.

«En las zonas turísticas, donde yo estaba, no se notaba tanto, pues a mí me pilló en Piccadilly Circus la noticia, nada parecido al palacio». El miércoles todavía no, pues fue cuando Iván Vázquez llegó a Londres desde su Lugo natal, pero el jueves ya se notaba el ambiente enrarecido, «justo cuando se supo que la reina no estaba bien de salud». 

INÉS BECEIRO

De Cedeira, vivió durante nueve años en Australia

Los nueve años que vivió en Australia le sirvieron a Inés Beceiro, de Cedeira, para enamorarse de un británico y empaparse tanto de unas islas, las del Viejo Continente, como de las otras, las que integran Oceanía. En Sídney, la gran ciudad australiana, Inés da fe de que los ciudadanos sienten tanto el fallecimiento de la reina Isabel como en cualquier pueblo de la campiña inglesa.

«Son moi británicos os australianos e continúan moi unidos á metrópole, e polo tanto á raíña», indica Inés, que vivió desde el 2011 hasta el 2020 en Australia. A pesar de no tenerla cerca, destaca que también le tienen devoción, «non sei se tanta, pero como para que máis dun australiano estea collendo agora mesmo un avión camiño de Londres, seguro». Isabel II, mucho más que la reina de Inglaterra. 

Julio Alonso, en una imagen de archivo.PEPA LOSADA

Julio Alonso Maragoto

«Sentín moito a súa morte, coma calquera inglés»

Julio Alonso Maragoto emigró al Reino Unido hace unos sesenta años, pasando en las islas casi cuarenta de su vida. «Fun aló a punto de facer os vinte a traballar de cociñeiro, e no 1998 volvín para Ortigueira», explica.

Su familia estuvo ligada a la real décadas enteras, pues él trabajó como cocinero ocasionalmente a finales de los años ochenta durante los banquetes reales, llegando a estar presente en las cocinas de Ascot, donde se celebran las míticas carreras de caballos y a donde acuden incontables miembros de la nobleza británica.

Pero no solo él, sino también su mujer, ya fallecida, trabajó para la reina. «Ela limpaba no castelo de Windsor, nas dependencias da propia raíña, e coincidía con ela moitas veces, falando sempre marabillas dela nos dez anos que traballou alí». Julio hace memoria, y recuerda que hasta él mismo veía muchas veces a Isabel II, «paseando os cans, cando ía recoller á miña muller despois da súa xornada».

De la reina recuerda que varias veces se dejó caer por las cocinas, «pois para ela o persoal laboral era moi importante». Tanto es así, apunta Julio, que a día de hoy todavía recibe una postal navideña de la familia real británica, simplemente por los años de desempeño de su mujer.

«Sentín moito a súa morte, coma calquera inglés, pois son moitos os anos da miña vida que pasei, dalgunha maneira, ao seu carón e na súa terra». Hoy, Julio Alonso, ya jubilado en su Ortigueira, rememora aquellos años emocionado por su reina y por toda una sociedad que la admiraba y la respetaba, queriéndola tanto como ella siempre decía querer a sus conciudadanos.


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