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Lydia Pérez: «Siendo gallega fue difícil irme, intento venir cada mes y medio para entrenar, ver a la familia y comer bien»

Pontevedra ciudad

Daniel Llácer /  LA VOZ P. A LA VOZ

Dejó su Pontevedra natal después de 12 años en el CGTD para entrenar en el INSEP de París, acaba de conseguir la medalla de oro en el Torneo Internacional Ion Cornianu-Ladislau y ahora da el salto a Alemania

14 Sep 2025. Actualizado a las 23:31 h.

Lydia Pérez Touriño (Pontevedra, 1997) descubrió la lucha con solo 9 años en su colegio, y desde entonces no ha parado de crecer en este deporte. Ahora tiene fijada su mirada en el próximo Campeonato del Mundo.

—¿En qué momento se encuentra?

—Muy bien, con muy buenas sensaciones después del torneo de Rumanía. Cambié de categoría de peso y me encontré muy bien, no me costó darlo, así que en general tengo muy buenas sensaciones.

—¿Cómo es esa adaptación a un nuevo peso?

—La verdad es que, aparte de que en verano siempre me resulta más fácil, tomé la decisión de cambiar de categoría para ver qué tal, porque se escuchan rumores de posibles cambios de pesos olímpicos. No me supuso un gran esfuerzo dar ese salto.

—¿Cómo empezó en la lucha?

—Empecé cuando tenía 9 años, porque vinieron a dar unas clases de formación a mi colegio, el Manuel Vidal Portela, en Pontevedra, que está ahí al lado del centro de tecnificación. Recuerdo que me encantó, probé y ya me quedé.

—¿Practicaba algún deporte más?

—Un montón: natación, kick boxing, kárate, atletismo… Hice un poco de todo, pero cuando encontré la lucha ya ahí me quedé.

—¿Qué le enamoró de la lucha?

—Creo que cada día aprendes una cosa nueva. Hasta el día de hoy, que llevo no sé cuántos años haciendo lucha, aún sigo aprendiendo cosas, ¿sabes? Hay una gran variedad de técnicas y es un deporte muy complejo, aparte de divertido.

—¿Qué diría que es lo más duro?

—Todo. Es un deporte muy sacrificado en el que, por ejemplo, el tener que dar una categoría de peso implica ser muy disciplinado en cuanto a eso. Luego, quieras que no, aunque no sea un deporte en el que se permitan los golpes, te caes al suelo cada dos por tres. Esto implica también que es muy duro mentalmente.

—¿Cómo es su día a día como deportista?

—Me levanto, voy a entrenar y normalmente tengo una sesión de lucha o de preparación física, sobre dos horas. Vuelvo a casa, como, descanso un poco y otra vez al entrenamiento. Si a la mañana he hecho pesas, tocaría lucha; y si a la mañana he practicado entrenamiento de lucha, sería preparación física por la tarde, y así todos los días.

—¿Dónde se está entrenando en la actualidad?

—Antes trabajaba en Pontevedra, en el Centro Galego de Tecnificación Deportiva, y he entrenado durante un año en el INSEP [Instituto Nacional del Deporte, la Experiencia y el Rendimiento] de París. Ahora estoy preparando la mudanza a Alemania.

—¿Echa de menos Galicia?

—Claro, siendo gallega fue difícil tener que irme, pero intento volver cada mes y medio o así para entrenar un poco en casa, ver a la familia, comer un poco bien, y así.

—Si pudiera llevarse algo desde Pontevedra, ¿qué sería?

—Un camión lleno de pulpos.

—¿Siente más presión cuando compite bajo los colores de España?

—Es verdad que, dependiendo del nivel del torneo, te metes más presión. Al final no es lo mismo un torneo internacional, que no le importa a nadie, que un campeonato del mundo, que todos los ojos están puestos. Al final, como todas las miras están puestas en los campeonatos del mundo, entonces sí que puedes tener más presión.

—¿Alguna vez se confunde la gente cuando cuenta que practica lucha?

—Sí, existe un gran desconocimiento sobre todo en España. La gente no sabe lo que es este deporte, y normalmente te dicen que es eso de que le rompes a otro más y lo agarras por la espalda y tal. Piensan como si fuera WWE, pero obviamente no.

—¿Cómo explicaría lo que es la lucha?

—Es un deporte de combate en el que tienes que intentar derribar a tu adversario. Mediante diferentes tipos de derribos consigues un número determinado de puntos, pero no vale golpear a tu adversario, ni patadas, ni puñetazos, ni nada de eso. O sea, que no es en ningún caso un deporte violento.

—¿Cómo es la gestión de gastos en este deporte?

—Es bastante difícil, debido a que es muy desconocido para la mayoría de la población. En esta ocasión, a raíz de lo conseguido en Rumanía, abrí una recaudación de fondos para preparar el Mundial, y la gente de El Huevo de la Abuela, los que hacen la tortilla más grande del mundo en Melide, que pertenece a Manuel Casal, decidieron costear mi preparación.

—¿En algún momento se planteó dejarlo?

—No, la verdad es que no. Es algo que ni está en mis planes a corto plazo.

En corto

Mientras se prepara para el próximo Mundial, se abre y cuenta sus intereses mas allá del tatami.

—¿Qué es la lucha para usted?

—Lo es todo.

—¿Qué música suele escuchar?

—Escucho desde salsa a cubatón, de todo.

—¿Algún grupo o cantante que le guste especialmente?

—Me encantan Viva Suecia y Arde Bogotá.

—¿Es más de series o de películas?

—De series.

—¿Alguna para recomendar?

—El Juego del Calamar.

—¿Leer le gusta?

—Si, me gusta bastante también.

—¿Algún libro que quiera recomendar?

—Cualquiera de Collen Hoover.

—Si no practicase lucha, ¿en que otro deporte le gustaría competir?

—En rugbi.

—Cuando puede saltarse la dieta, ¿qué elige?

—A ver... Es que no puedo decir ni pulpo, ni churrasco, ni calamares,... Nada de eso, porque, aunque esté a dieta, como menos cantidad, pero me lo permito. Elijo una pizza o una hamburguesa.

—¿Un lugar que le guste para desconectar?

—La playa de Lapamán, en Pontevedra.

—¿Cuál fue su competición más especial?

—Los Juegos Mediterráneos de Orán del 2022.

—¿Quién es su mayor apoyo en la lucha?

—Diría que mi pareja, Quentin Sticker, mi familia y mis compañeros de Pontevedra.

—¿Un sueño por cumplir?

—Los Juegos Olímpicos.


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