«Aquí no hay árbol ni regalos. Hacemos una barbacoa en el parque»
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En Australia es verano. Paula lleva dos meses en Melbourne y echará de menos esta Navidad el brindis con los amigos. Pablo, que está en China, añora el pulpo, y Dani, en Shangái, el ambiente gallego de fiesta
29 Dec 2014. Actualizado a las 14:36 h.
Dejarlo todo para irte a 17.000 kilómetros de distancia no es fácil. Tienes que estar muy convencida y echarle valor. Llevo solo dos meses en Melbourne y muchos días me he preguntado a mí misma si me arrepiento de haber tomado la decisión. Lo cierto es que no. Dejar a una familia a la que quieres, unos amigos que siempre están a tu lado y un trabajo que te gusta es duro pero una vez que has tomado la decisión solo puedes mirar hacia adelante. Las últimas semanas en España fueron una locura. Un cúmulo de emociones de las que solo fui consciente unos días después. Separarte de la realidad que conoces para irte a otra totalmente desconocida impone respeto. A cambio vives experiencias únicas de las que nunca disfrutarías si no hubieras dado el paso». Son las palabras de Paula Iglesias, que acaba de llegar a Australia y pasará sus primeras Navidades en el país. Aunque reconoce que allí el ambiente no es demasiado navideño. «Es difícil hacerse a la idea de que es Navidad. ¡Aquí es verano! Acostumbrados a vivir esta época con frío y lluvia ahora voy en sandalias». No hay cenas con amigos, ni regalos que comprar. Tampoco árbol de Navidad ni luces repartidas por la casa. «Es raro. Diferente. Australia me ha robado mi mejor época del año pero no se lo puedo echar en cara. A cambio me da sol, calor y un momento de mi vida que recordaré para siempre. Aquí no se celebra la Nochebuena. Es un día como otro cualquiera. En cambio en Navidad las familias y los amigos se lanzan a los parques y playas para hacerse una buena barbacoa. Y eso es lo que hicimos. Coger unas cervezas, unas hamburguesas e irnos un grupito a un parque cercano para pasar el día». ¿Qué echó de menos? Muchas cosas. «El brindis con los amigos, el jamoncito de los entrantes y sobretodo las risas en familia. Me da pena no pasar estas fechas con ellos... pero supongo que también esto forma parte de la experiencia».
A pesar de todo, Paula -que narra su experiencia en el blog operacioncanguro.wordpress.com- asegura que «acostumbrarte a Australia es sencillo. Aquí se vive con calma. Lo que más me llamó la atención cuando llegué fueron los precios. Todo es carísimo. Antes de empezar a trabajar cuentas cada dólar que gastas, luego también pero te acostumbras. Cobras en dólares y gastas en dólares. Vivir aquí compensa. Se puede ganar mucho dinero haciendo muy poco, algo a lo que en España no estamos acostumbrados».
de australia a china
Pablo Marín lleva en China ocho meses y echa de menos el pulpo. Asegura que adaptarse no fue difícil, a pesar de que algunos extranjeros sufren mucho y les da el «pekinazo» tras estar mucho tiempo expuestos a los chinos y sus costumbres.
Ahora se gana la vida como profesor universitario y dice que está «confirmado que soy el primer extranjero en la historia de la escuela médica de esta universidad». Cuenta que el día de Navidad se reúnen en casa de uno de los profes de inglés y realizan un simulacro de celebración occidental invitando a extranjeros y sus alumnos chinos, hay intercambio de regalos y comida típica de varios países. «Los chinos no hacen nada especial en estas fechas -explica Marín- se esperan a su año nuevo chino que es espectacular, se paraliza el país».
En su trabajo, los demás profesores le repiten constantemente que está allí para explicarles el mundo exterior a los chavales y para «abrirles la mente». «En un principio -explica- suponía que se referían a razonamientos y actuaciones occidentales, pero a medida que charlamos veo que hay más chicha de la que se deja ver. Salieron temas que todavía no tengo claros si son tabú o no, como ejemplo me preguntan ?¿que piensan los españoles de China??». De momento, Pablo está encantado: «La gente de la universidad me trae en palmitas, se ve que me quieren contento y sospecho que se debe a que ahora la escuela pasa a clasificarse como ?internacional? con lo que debería recibir más fondos del gobierno y aumentar la fama entre los aspirantes a universitarios».
Aunque reconoce que el salir de Galicia le ha dado algunos dolores de cabeza: «Para empezar que me quiten la tarjeta sanitaria no me hace ninguna gracia. También los requerimientos para votar desde el extranjero son sorprendentemente difíciles, tengo que mandar por correo hasta el pasaporte y DNI al consulado que me queda a casi 200 kilómetros y tienen un horario incompatible con desplazarse en persona, por no hablar de cuando el propio consulado me perdió el pasaporte...».
También en China, en Shanghái, pasará estas fiestas el chef Daniel Negreira, trabajando al frente de su restaurante. Daniel asegura que, en cuanto a puesta en escena China se pone de largo en Navidad, «quizás incluso más que en muchos lugares, pero es un fiesta totalmente comercial, no hay por el medio nada de sentimientos ni religiones, incluso se trabaja todos los días».
Después de la Nochebuena o Navidad, los gallegos que ahora viven fuera reconocen que no pueden evitar sentir morriña y alguno confiesa que «daría cualquier cosa por tomarme las uvas en Galicia».
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