De Finisterre a La Coruña
Actualidad
Un coruñés visitó ambos pueblos en el estado mexicano de Coahuila
09 Oct 2014. Actualizado a las 12:37 h.
La Coruña y Finisterre (como aún marcan algunos obsoletos indicadores de carreteras con más de 20 años de existencia) están unidos por la comarcal AC-552, a poco más de 100 kilómetros de distancia. Muchos más que los que separan los núcleos de La Coruña y Finisterre en México. En concreto, en el suroeste del estado de Coahuila, muy cerca de la ciudad de Torreón (la más conocida de la zona), en la comarca de Laguna, relativamente cerca de los cinematográficos, musicales y literarios estados de Durango y Chihuahua. Más o menos, en el centro del país, tirando al norte.
También ambas localidades están unidas por una carretera, pero peor asfaltada. De vez en cuando, la prensa local se hace eco de sucesos o quejas acaecidos por estos lugares, cuya historia (la toponímica) se debe a un coruñés, Fernando Rodríguez Rincón.
Otro paisano, el coruñés José Manuel García López, realizó una visita a ambas localidades. Por motivos de trabajo se encontraba en Coahuila. «A pesar de la inseguridad que hay por estos lares, los fines de semana me atreví a explorar y conocer estas zonas», explica.
Pese a la igualdad del nombre, García se pregunta «cómo pueden ser tan diferentes» sus hermanos gallegos. También habló con sus habitantes. «Curiosamente, no se sienten indignados», explica. Tal vez se refiera a su nivel de vida, muy distinto (a la baja) del español. Aporta fotografías de algunas haciendas para comprobarlo.
Sobre Fernando Rodríguez Rincón existen numerosos datos gracias al trabajo de un historiador local, Roberto Martínez García, quien se ha ocupado de elaborar una completa biografía sobre su llegada a México y la creación de esta y otras localidad del entorno, en las que también intervinieron empresarios vascos. Muy cerca, por ejemplo, está Lequeitio.
Rodríguez nació en A Coruña el 14 de noviembre de 1883, y arribó a México en 1902. Comenzó a trabajar en la comarca lagunera y poco a poco se fue abriendo paso. Y le fue muy bien. Su huella quedó en sus empresas y en la toponimia.