«No dudaría en volver a Carballo, tuve que marchar porque llevaba año y medio en el paro»

En enero del año pasado Eduardo Yuri acomodó de nuevo su ropa en una valija para emprender un viaje de regreso desde Carballo a su Uruguay natal. Diez años antes también había embalado sus cosas de valor para hacer la ruta a la inversa. Hijo de gallega, de una aldea de Carballo, y de un uruguayo descendiente de lituanos, llegó a España ya con la nacionalidad.

No le costó adaptarse al ritmo de vida de una ciudad de 31.358 habitantes. Ahí no tardó en hacer amigos, tampoco tuvo que esperar mucho para encontrar trabajo. «Como era un emigrante retornado la empresa que me contrató tenía una ayuda, pagaba menos por el seguro», explica. Pero durante la década que pasó en Carballo tuvo varios empleos. Despachó combustible, fue camarero y pintor de obra.

Pero la economía en España dio un giro y asestó una dura puñalada, sobre todo, al sector de la construcción. Fue entonces cuando acabó en paro. Aguantó hasta donde pudo. «Estuve como año y medio desempleado Por eso pensé en regresar a Uruguay, aunque echo de menos Carballo. No dudaría en volver, pero allí no tengo trabajo», cuenta a través del teléfono. Aunque su madre, ahora jubilada, se ha quedado en Carballo, en Montevideo, donde vive ahora, están también su padre y sus hermanos.

Coste de la vida

En Uruguay tiene trabajo como pintor de obra, lo suyo. Pero allí la vida no es barata. Indica que un alquiler medio en la capital ronda en torno a los 400 euros al mes. «Luego está el coste de la vida diaria, que puede salir en unos diez euros al día», dice. Y apunta que al menos tiene un trabajo que le deja 700 euros al mes, pero hay los que ingresan únicamente unos 300.

Pronto hará un año desde que regresó. Montevideo no es pequeña pero durante ese tiempo se ha cruzado alguna vez con caras conocidas que había visto antes por Carballo. La anécdota es la prueba de que los retornos a Sudamérica no son un caso aislado.