Gamallo y El Viejo Pancho

15 de septiembre de 2014. Actualizado a las 11:07 h. 0

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En este año que se celebra el centenario del nacimiento de Dionisio Gamallo Fierros, de alguna manera tenía que rendirle un pequeño homenaje, por doble motivo, el principal por haber tenido la suerte de ser considerado por él como uno de sus amigos, amistad que heredé de mi padre, y otra por ser librero, ya que Dionisio era un asiduo de las librerías.

Han sido muchas las horas de tertulias que he compartido con Dionisio, también he aprendido muchas cosas de nuestra historia local, las que me ha contado.

De Bécquer, Rubén Darío, Clarín, Valle Inclán, fueron nombres que posiblemente escuchara por primera vez de la boca de Dionisio, cuando estaba con mi padre de tertulia en el «Estanco» y yo niño en medio de ellos.

Con Dionisio con el paso de los años fuimos profundizando nuestras charlas.

De esa amistad he notado que tenía una admiración especial hacia el poeta José Alonso y Trelles conocido como «El Viejo Pancho», el cual había nacido en Ribadeo y emigrado a la República Oriental del Uruguay como otros miles de gallegos.

A «El Viejo Pancho» le dedicó muchas horas de estudios, publicó decenas de artículos, impartió conferencias y fue el principal organizador de los homenajes que se le rindieron al poeta gaucho en Ribadeo, en 1946 con motivo del descubrimiento de una placa en la casa que había nacido y en el año 1957 con motivo del centenario de su nacimiento.

En el año 2007, con motivo de la visita de Paco Trelles a Ribadeo, nieto del poeta, me regaló el legado del poeta que tenía la familia en tierras uruguayas. Entre dichos papeles nos encontramos las cartas enviadas por Dionisio a la familia del poeta anunciándoles los homenajes; manuscritos del poeta; recortes de artículos de prensa de «El Viejo Pancho» y sobre él, poemas y artículos inéditos,

Qué mejor forma de homenajear a mi amigo Dionisio, que con una exposición sobre «El Viejo Pancho».

De Dionisio me acuerdo con frecuencia, por no decir todos los días; es imposible olvidarse de él, puedo decir que su espíritu, está presente en la librería.

Cada vez que muevo un papel del legado de «El Viejo Pancho» me pregunto: ¿qué haría Dionisio si supiese que tengo todos estos papeles? Además de la pregunta también me imagino las respuestas.

Lo que sí estoy seguro es de que estaría feliz con que esos documentos estén en Ribadeo y que la persona que los tenga sea uno de sus amigos, al mismo tiempo hijo de uno de sus mejores amigos.

Gracias Dionisio por haberme brindado tu amistad y cuando pienso en ti, me acuerdo de «El Viejo Pancho» y viceversa.

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