Los emigrantes en Suiza, en tensión

Santiago Garrido Rial
Santi Garrido CRÓNICA CIUDADANA

SUIZA

15 mar 2017 . Actualizado a las 10:27 h.

Hacía tiempo que no se vivía una revolución semejante entre la -tradicionalmente- tranquila y numerosa colonia gallega en Suiza. Y quien dice gallega, dice de la Costa da Morte y municipios limítrofes, que de ahí son el grueso. La puesta en marcha del cruce automático de datos fiscales para saber cuánto hay que pagar de impuestos locales (no es una tasa, sino el baremo general), y la retroactividad a diez años, ha desatado muchas dudas, muchos nerviosismo y mucha expectación sobre lo que pueda pasar durante este año, que es el plazo para regularizar. Ojo: eso afecta a todos los extranjeros. También la amplísima colonia portuguesa e italiana, donde ocurre lo mismo que aquí. En la mayoría de los casos, estos cambios pasarán desapercibidos, pero no en la comarca, con miles de vecinos y familiares en Suiza.

Ha habido varias asambleas, y aún queda alguna. Todas multitudinarias. En la de Berna del sábado se juntaron 350 personas. Llegaron de Biel, de Lyss, de Friburgo, hasta de Lausana. Uno de los asistentes señalaba que había bastante nerviosismo, alarma ante lo incierto. Como no hay precedentes, no se sabe lo que habrá que pagar. Esa sensación aumenta debido a las grandes diferencias por cantones. También había enfado. Seguramente algunos sabían que tenían que declarar los bienes en España y no lo hizo porque nadie lo hacía o porque era casi imposible e controlar y comprobar. Pero también están los que dicen que nunca fueron informados de tal cosa y que, de saberlo, apenas les hubiera supuesto mucho. O que ahora que ha entrado en vigor la norma, algunos países como Portugal sí están ayudando a los suyos con campañas informativas, mientras que los gallegos ¡se las apañan como pueden llamando a gestores de confianza para expliquen lo que saben. Por si acaso, todos se llevan a casa el papelito con los datos que habrá que aportar: banco, registro, catastro, impuestos pagados, gastos en renovaciones, pensiones, seguros... Mucho papeleo, y no todo se hará por correo electrónico.

Más lamentos: hay quien comenta que el que se esforzó y sacrificó durante años, y por tanto se ha hecho con un patrimonio, le tocará ahora pasar por caja. Y aquel que no lo hizo, y por eso no llegará al mínimo -depende de la zona- por el que habrá que declarar, se librará.

En Liechtenstein, donde hubo otra asamblea el sábado con 120 personas (impensable para cualquier otra charla ordinaria) la impresión es que la mayor parte harán la declaración correspondiente, sin más problema.

En todo caso, y resulte como resulte al final (hay desde quien dice que se vuelve a Galicia como el que cree que no será para tanto), el susto no hay quien se lo quite.