«En Suíza levábannos 75 anos de adianto e melloramos pero agora imos para atrás»

Miguel Ascón Belver
miguel ascón OURENSE / LA VOZ

RETORNADOS

Álvaro Vaquero

La presidenta de los emigrantes retornados les pide que no tengan miedo a protestar

20 ago 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Se ha pasado toda la vida trabajando y ahora que está jubilada dedica su tiempo a ayudar a los emigrantes retornados que, como ella, han tenido problemas con la tributación de sus pensiones del extranjero. Es la presidenta de la plataforma ourensana del colectivo y denuncia la falta de sensibilidad que las autoridades han tenido con los afectados, que ayudaron a avanzar al país desde fuera cuando dentro había poco más que miseria.

«En Suíza levábannos 75 anos de adianto e melloramos, pero agora imos para atrás», lamenta Carmen Bolaño Vázquez, que nació en el año 1944 en el parque de San Lázaro. Aquí vivió hasta los veinte años, aquí estudió Magisterio y aquí conoció a su marido, pero acabó tomando el camino de la emigración, como tantos otros ourensanos en aquella época. A ella le gustaba la idea de ser maestra, pero no en el rural. Teniendo catorce años vivió un atraco en una casa familiar de A Teixeira y ese traumático recuerdo no se le borró nunca.

Un mes después de casados, su marido se fue a Suiza para ir abriendo camino. Llegó como turista y poco a poco se hizo hueco en el mercado laboral. Cuando ella llegó, fue con trabajo gracias a sus estudios ya que se estableció como maestra para los hijos de los otros emigrantes españoles. Pero Carmen Bolaño no es de las que se conforma. Estando ya en Lausana, donde vivió toda su diáspora, decidió estudiar para secretaria de dirección en la escuela superior de comercio de la localidad. «Tiña que estar moi atenta porque senón non entendía nada, pero aos seis meses xa sabía o francés de pe a pa», cuenta Carmen, que también sabe hablar italiano, francés y alemán. «O galego é o que máis mal sei porque nunca o estudei», dice la mujer. Emociona, pese a todo, escucharla recordar cómo, cuando aún estaba en Ourense, se juntaba con unas amigas del orfeón y leían a escondidas a Rosalía de Castro. Ser alumna de Xaquín Lorenzo, Vicente Risco y Otero Pedrayo dejó huella en Carmen.

El caso es que, después de terminar sus estudios en Lausana, consiguió trabajos en varias empresas como secretaria de dirección, con funciones en muchos casos vinculadas a las relaciones comerciales con América Latina. También se encargaba de coordinar al personal español que trabajaba en esas compañías, una tarea que después ejerció al volver a Ourense. Antes de emprender el camino de vuelta tuvo la oportunidad, gracias a un antiguo profesor de la escuela de comercio, de llegar a trabajar para la ONU.

«Estabamos moi ben alí, pero o fillo tiña once anos e tíñamos que decidir se volviamos ou quedabamos alí para sempre», cuenta Carmen, que regresó a Ourense en 1977. Aquí trabajó para Citroën hasta su jubilación. Ahora, con su marido fallecido, ha encomendado su vida a la defensa de los emigrantes retornados a los que ha afectado la ley 35/2006. Su lucha y la de otros como ella ha dado algunos frutos, pero quedan muchos por recoger. «A xente ten medo a protestar, pero teñen que reclamar porque non están pedindo nada que non sexa deles; están reclamando polos seus dereitos», dice Carmen, que hace hincapié en el caso de los retornados de Alemania, donde existe un convenio bilateral que sirve para evitar cobros indebidos. Ella insiste con vehemencia en que la entrevista incluya su teléfono para los afectados la llamen y se informen: 608 790 672.

«Para min, estar nun partido de dereitas sería como cuspirlle á miña familia na cara»

Una de las últimas aventuras que Carmen Bolaño Vázquez ha emprendido es la de la política. A través de la plataforma de emigrantes retornados conoció a varios representantes, especialmente del PSOE y del BNG, que ayudaron al colectivo, pero ella destaca especialmente la colaboración de la exdiputada nacionalista Tareixa Paz. «Eu sempre fun de esquerdas e sempre votei ao PSOE, pero no Bloque atopei a xente moi boa. Cando mo propuxeron non o dubidei e dixen: ‘¿Onde hai que firmar?’», explica la mujer, que acabó figurando como candidata al Senado del BNG en las últimas elecciones generales.

La vida le podría haber llevado por un camino bien diferente puesto que, al volver de Suiza, le ofrecieron ir en la candidatura del PP de Paderne de Allariz, el pueblo de sus padres. Ella, que apreciaba personalmente al entonces alcalde popular de la localidad, rechazó su oferta porque sus convicciones más profundas chocaban frontalmente con ello. «Para min, estar nun partido de dereitas sería como cuspirlle á miña familia na cara», resume.