«Mi paleta lleva los colores de Ferrol»

REINO UNIDO

CÉSAR TOIMIL

Trabajaba para grandes editoriales, pero la crisis le obligó a hacer las maletas; ahora vive en Cambridge, donde enseña y dibuja paisajes con las tonalidades de su niñez

30 dic 2016 . Actualizado a las 08:49 h.

La emigración ha supuesto un antes y un después en la vida de Irene Fra Gálvez. Tras estudiar Bellas Artes en Pontevedra, su inmenso talento la llevó volando hasta Madrid, donde, peldaño a peldaño, consiguió construir una brillante trayectoria como ilustradora de libros juveniles. Durante más de dos décadas trabajó para gigantes del mundo editorial como Anaya, Edelvives, Santillana... Pero, de la noche a la mañana, todo ese mundo se desmoronó. «Con la crisis, en las editoriales rodaron muchas cabezas, empezaron a contratar a gente más joven a la que pagaban menos... Y simplemente, me dejaron de llamar para encargarme trabajos», cuenta con una sonrisa de resignación.

Fue así como esta ferrolana nacida en Mataró decidió cambiar el cielo azul de Madrid por el paisaje gris y lluvioso de Cambridge. Ahora trabaja como profesora de arte e ilustración para libros en varios centros de adultos, pero asegura que sus primeros años en la ciudad universitaria no fueron fáciles. «Al principio tuve que hacer de todo. Trabajé de camarera, de limpiadora... La emigración es muy dura y más todavía si te dedicas al arte. Llegué a Inglaterra en el 2013 y han tenido que pasar tres años para encontrar un trabajo relacionado con lo mío», cuenta Irene, que estos días se encuentra en Ferrol para pasar las fiestas junto a su familia y, ya de paso, exponer una selección de su obra en la galería Enrique Vázquez de la calle Sánchez Barcaiztegui.

Aunque confiesa que echa de menos la «satisfacción» que le invadía cada vez que veía sus ilustraciones impresas en el papel (sobre todo cuando estas iban acompañadas de una «buena historia»), Irene Fra ha encontrado en la enseñanza otro tipo de recompensa: «Que dejen de contar contigo después de veinte años trabajando es muy duro, pero, ahora, dando clase, me he vuelto a sentir valorada».

Con sus alumnos, dice, intenta ser «muy generosa», para poder transmitirles todo lo que ella aprendió a lo largo de su vida. Un camino de formación que comenzó de la mano del ilustrador Xan López Domínguez -que fue su primer maestro cuando ella apenas tenía ocho años- y que continúa a día de hoy. «Nunca dejas de aprender. Ahora que estoy en Inglaterra me encanta ir a Londres para ver exposiciones y descubrir a nuevos pintores», cuenta una artista que se reconoce influenciada por clásicos como Rembrandt y Caravaggio y, más recientemente, por genios del arte contemporáneo británico como David Hockney. Sus vívidas pinturas de los bosques de Yorkshire han servido a Irene como fuente de inspiración para volcarse en el paisaje, aunque de una forma muy diferente a la del artista inglés. «Hockney utiliza mucho los colores vivos, mientras que yo tiendo más a los colores fríos: a los ocres, al azul cobalto... Eso es algo que yo creo que tiene mucho que ver con la memoria, porque esos colores son los de mi infancia... Mi paleta lleva los colores de Galicia y de Ferrol», reflexiona Irene.

Por eso no resulta extraño que la artista califique su estilo como «algo oscuro». Ni tampoco chirría cuando dice que prefiere ilustrar un cuento de Dickens que una historia de hadas y princesas. «No ve van nada los cuentos ñoños y edulcorados. Los niños son muy listos y espabilados y no creo que haga falta ocultarles la realidad», comenta Fra.

En pocos días pondrá rumbo a Cambridge. Y entonces le tocará regresar a las aulas, volverá a dibujar paisajes con la paleta de su infancia y, seguramente, en algún momento, le atacará la melancolía. «¿Que si me gustaría volver a España? Claro que sí... ¿Qué emigrante no sueña con volver a su tierra?».