La Fisterra de Bruselas

Santiago Garrido Rial
s. g. rial CARBALLO / LA VOZ

EUROPA

La iglesia de Finis Terrae está situada en una zona céntrica de la capital belga, cerca de donde empieza el Camiño

23 feb 2017 . Actualizado a las 09:42 h.

En Bruselas, a unos diez minutos de la Gran Plaza, está la iglesia de Finis Terrae. Un dato ya conocido, aunque pocas veces trasciende que vecinos de la zona, de visita en la capital belga, acuden a su interior para comprobar los paralelismos con la Fisterra de la Costa da Morte. Esta semana lo hizo uno de ellos, con tiempo suficiente para rebuscar los detalles cercanos. Y, de paso, asistir a una misa, en la que el sacerdote comienza por la puerta y acaba en el altar, y durante el oficio una mujer toca la flauta.

Curiosidades. Hasta hace unos años (esta semana, al menos, no estaban a la vista), un folleto informaba de que en la capilla anterior al templo actual se honraba «una pequeña imagen de nuestra señora traída del Cabo Fisterra de España», citaba literalmente.

Esa capilla ya no existe, y la imagen se trasladó a la iglesia actual, cuya forma definitiva y actual terminó en 1730, con ampliaciones posteriores. Muy cerca comienza el Camino de Santiago. Pudiera ser verdad, pues en otras épocas, por las buenas o por las malas, las imágenes sagradas

se iban con los visitantes. En Fisterra hay algunos ejemplos conocidos. Gracias a ellos empezó la relación con Poole y su Harry Paye, el que se había llevado la cruz en una incursión.

Las proximidades no están solo en ese dato histórico, difícil de contrastar. El nombre de Finis Terrae aparece en numerosas estancias. Empezando por la puerta principal: Laus tua en Finis Terrae. También en la puerta de una capilla lateral exterior: A Finisbus Terrae ad te clamavi.

Dentro, en la iglesia, está la capilla dedicada a la Virgen de Fisterra, con flores, muy bien iluminada. En ese altar, dos insripciones: Finis Terrae, a un lado, y Notre Dame du Finistere, al otro. Los dos nombres se deben la denominación que reciben en francés y neerlandés. Más anotaciones, al pie de la imagen: Finis Terrae, 1928. No se sabe si se refiere a la talla (de serlo, tal vez una reforma, o el retablo, o alguna modificación). Y también en el altar, varios velorios con el nombre (en francés) de Nuestra Señora del Buen Suceso. Otra similitud con Fisterra, por la capilla de la localidad.

Las referencias no acaban ahí: en el magnífico órgano del temnplo se repite, de nuevo, las referencias fisnisterranas, todas en latín. Ya en el exterior, es fácil adivinar cómo se llama la calle: Rue du Finistère o Finisterra Straat, de nuevo en ambas lenguas.

Esta semana llovía bastante, en la ciudad en la que late el corazón de Europa, pero eso no impedía el bullicio habitual de una zona moderna, de muevo movimiento, con un enorme centro comercial justo en frente. Muchos de los que pasan controlan su tiempo gracias al gran reloj en lo alto de la iglesia, que da las horas con campanadas.

La misa, por cierto, fue en neerlandés. A veces las hay en francés. Tal vez algún día, con una expedición desde la Costa da Morte, puedan añadir un nuevo idioma.