«Vivir y trabajar fuera es una experiencia que te deja sin palabras, pero siempre hay morriña»

EUROPA

Adrià, segundo por la derecha, en Tallin (Estonia), con motivo de una competición de baile deportivo.
Adrià, segundo por la derecha, en Tallin (Estonia), con motivo de una competición de baile deportivo.

El ferrolano Adrià Barinaga, entrenador de baile deportivo, ya selló su pasaporte laboral en seis países

26 ene 2017 . Actualizado a las 11:28 h.

Creció en el barrio de San Juan y en Ferrol dejó a su hermana pequeña, Laura, y al resto de su familia, pero con 16 años, a finales de 2009, no dudó en coger la maleta e ir a Manresa a por su sueño: ser bailarín profesional.

Ahora, a menos de cinco meses de cumplir 24 años, presume de un pasaporte laboral con otros cinco países: Dinamarca, Polonia, Estados Unidos, Bielorrusia e Italia, donde vive por segunda vez. Desde Peschiera del Garda, un «fantástico» lugar, dice, cerca de Verona, Adrià Barinaga, como le gusta que le llamen, cuenta a La Voz que ahora tiene «la gran fortuna» de dedicarse a lo que le gusta.

Al principio, como en otros casos, hizo un poco de todo, pero con el paso de los meses tuvo la oportunidad de acabar dedicándose en exclusiva a su sector. En la actualidad es entrenador de baile, aunque también tiene experiencia como coreógrafo en televisión en lugares como Nueva York.

«Viviendo fuera pude aprender varios idiomas, algo que para mí ha sido fantástico y muy bonito, por la oportunidad de comunicarme con mucha gente y por lo que me ha ayudado a nivel laboral», valora el ferrolano. Cuenta, por ejemplo, que ha podido formar parte de culturas tan distintas como la americana o la rusa, «con muchos contrastes, pero ambas muy positivas».

La experiencia le ha abierto la mente para tratar con gente de cualquier punto del planeta. ¿Y compensa? «Sí, por la cantidad de cosas que he aprendido y por todos los lugares emblemáticos que he visitado. Es algo que te deja sin palabras», destaca.

Aunque, al fin y al cabo, agrega Adrià, «siempre hay morriña». «Dejas atrás la ciudad en la que naciste, en la que viviste y a la familia. Definitivamente, lo peor de emigrar, es dejar a la gente que más quieres», asegura. No obstante, tiene claro que seguirá viviendo fuera, porque las oportunidades que ofrece Ferrol «no son las más adecuadas» a su sector. «La forma de vida de Ferrol no es una forma con la que me sienta identificado», señala.

Regresa a su tierra cuando el trabajo se lo permite. Algunos años tres o cuatro veces y en otros, como el último, solo en Navidad. «Voy menos de lo que me gustaría», confiesa.

Para finalizar, Adrià opina que la emigración ha aumentado por la situación socioeconómica de España, que ha repercutido «especialmente» en Ferrol. «Cuando voy noto que cada vez se consume menos en la hostelería y que la situación afecta al estado anímico», concluye.