Lino Naranjo: «Extraño los días grises de Galicia»

Susana Acosta
Susana Acosta REDACCIÓN / LA VOZ

ESTADOS UNIDOS

Reconoce que ve todas las mañanas el tiempo que hace en Santiago, aunque no esté presencialmente

04 mar 2017 . Actualizado a las 13:53 h.

Muchos ya lo habrán notado. Lino Naranjo Díaz (Santa Clara, Cuba, 1949) ya no da los partes meteorológicos en las radios, ni sale en los periódicos hablando del tiempo. Tras quince años al servicio de MeteoGalicia se acaba de jubilar, pero este cubano de origen y gallego de corazón no quiere ni oír hablar de quedarse en casa tranquilo. Ahora está en Boulder (Colorado, EE. UU.) realizando un proyecto de investigación sobre el impacto de El Niño a nivel global, invitado por uno de sus colegas que comparte su pasión por la meteorología.

-Le daba un toque exótico a la previsión del tiempo. ¿Le costó mucho aprender el gallego?

-[Se ríe] Sí, un toque caribeño. Me costó bastante. Me era más fácil hablar inglés que gallego. Y me sucedía una cosa que era absurda, empezaba a hablar en gallego y a los dos minutos ya estaba hablando castellano. Además, hay alguna fonética del gallego que sí me costaba, como decir Xunta.

-¿Tuvo algún problema al principio con esto?

-Cuando yo empecé a trabajar, el impacto social que tenía MeteoGalicia no era tanto como el que tuvo a partir de mediados del 2006 y ya en el 2007. Ahí fue cuando la gente se empezó a dar cuenta de que había alguien hablando gallego que no sonaba muy bien. La mayoría lo aceptó y lo veían como un esfuerzo, aunque siempre había el que criticaba. Yo siempre intentaba hacerlo lo mejor posible. A veces, lo lograba y otras veces, no.

-¿Como fue el trato con los medios de comunicación?

-Pues tengo que decir que con La Voz siempre he tenido un sentimiento especial. Fue el primer medio con el que hice los pronósticos cuando empecé a trabajar y establecí una empatía especial.

-¿No le dice la gente que lo echa de menos?

-Pues sí, mantengo mucho contacto con la gente de MeteoGalicia. Me echan de menos, igual que yo a ellos. Y con la gente de la calle, sé por referencias que también muchos preguntan dónde estoy metido.

-¿Cómo acabó en Galicia?

-Cuestiones familiares. Trabajaba en Cuba. Mi esposa era hija de un gallego, natural de Ordes, que emigró a Cuba y se casó allí. Ella obtuvo la nacionalidad española y, por aquel entonces, un hijo mío consiguió una beca de doctorado aquí en Galicia y decidimos todos probar suerte.

-Imagino que no se arrepiente.

-Para nada. Y estoy ahora en un país extranjero y alguna morriña tengo, no vayas a pensar.

-¿De la lluvia también?

-Pues sí, porque aquí el clima es frío y muy seco. Extraño un poco los días grises de Galicia. Aquí estoy extrañando más Galicia que mi país de origen.

-Y además del tiempo, ¿qué otras cosas añora de Galicia?

-La gente. Me sentí muy arropado por todo el mundo en mi trabajo. Son geniales. En toda mi vida laboral no he tenido ambiente de trabajo tan bueno como el de MeteoGalicia. Incluso tuve serias dudas a la hora de jubilarme. Me costó mucho.

-Pero, ¿sigue unido a Galicia?

-Sí, sí. Yo ya soy un gallego de corazón y sentimiento. Incluso mantengo contacto diario con los chicos de MeteoGalicia.

-¿Y ve el tiempo que hace aquí?

-Claro, vi los vientos fuertes que tuvieron hace unos días. Me hubiese gustado estar ahí. Incluso cuando me levanto por la mañana, lo primero que hago es ver la temperatura que hace en Santiago.

-¿La gente lo conoce por la calle?

-Sí, sobre todo, cuando voy al supermercado.

-Y sobre el clima gallego, ¿tiene pensado investigar?

-No lo descarto, tengo algunas cosas pensadas y a lo mejor las aplico para Galicia. Dependerá del tiempo que tenga y de cómo me vaya acompañando la salud, que también es importante.