«A miña intención é ser alcalde de Cee»

Cristina Viu Gomila
Cristina Viu CARBALLO / LA VOZ

ESPAÑA EMIGRACIÓN

Jorge parri

Se marchó a la capital de España para vivir del fútbol, pero piensa en regresar

22 jun 2016 . Actualizado a las 20:44 h.

Adrián Leira López nació hace 26 años en el seno de una familia muy conocida de Cee. Ahora tiene una empresa de servicios deportivos en Madrid, con ocho ojeadores que trabajan para dos equipos de Primera y uno de Segunda. También promueve galas con artistas por el entorno de la capital de España. Sin embargo, su auténtica ambición es otra. «A miña intención é ser alcalde de Cee», dice. Considera que está preparado para ello. «O orzamento dun concello coma o de Cee é como o que ten un equipo de segunda división», señala. Su idea es dejar el negocio a sus hermanas mayores. «As dúas son estudiadas, Económicas e Relacións Laborais», explica, al contrario que él, que parece un relaciones públicas nato, con un fino instinto para los negocios y un buen conocimiento del fútbol, aunque nunca fue jugador. El deporte, para él, solo es un espacio en el que desarrollar su talento de tratante. Dice que recibió muchos y buenos consejos de su abuelo, Crisanto López. El escándalo que se montó cuando desapareció su cadáver impulsó a Adrián a buscar nuevos horizontes en la capital de España.

El fútbol no era, en absoluto, un ambiente desconocido para él. Comenzó en un programa deportivo de la Radio Galega, pasó a la cantina del Compostela (estaba matriculado en un instituto de Santiago) y acabó en los despachos. El también ceense Ramón Marcote, que está ahora de entrenador en Malasia, se lo llevó al Alcorcón como delegado. Con la experiencia adquirida montó su propia empresa.

Si lo que Adrián Leira quiere es ser alcalde de Cee, lo más probable es que llegue a ello y, a tenor de su carrera, no ha de tardar mucho en conseguirlo, de hecho, asegura que trabaja siempre a tres o cuatro años vista. Acaba de sacarse el título de Director Deportivo, «porque o precisaba, isto vai en serio e estou tratando con moitas cousas», dice, pero no tiene oficina, sino que celebra sus reuniones en tres bares de Madrid y por teléfono. Tiene tres números: «Un para o fútbol, un para os artistas e outro para a familia. É para non confundir».

Mejor tener las cosas muy claras porque el fútbol es un mundo que mueve mucho dinero y su trabajo es, fundamentalmente, «aforrar cartos ao equipo». No es representante, «eu non podería mentirlle á xente», sino asesor externo, una labor en la que hay que ser muy serio porque «se non traballas con honestidade, ganas e ilusión rápido se sabe».

Adrián considera que el mundo del fútbol es parecido al de la política. «Non é tan suxo como din, pero move moitos cartos e onde hai xa sabes o que pasa», explica.

Eso que «pasa» puede imaginarse cuando señala que el sueldo de un jugador de Segunda es, como mínimo de 64.000 euros, pero que lo normal es que ronden los 120.000 y los 200.000. Con estos salarios, es normal que el club quiera confiar en su asesor. Dice que su principal cualidad es que él nunca jugó al fútbol: «Non teño amigos e vexo as cousas desde un punto de vista non contaminado». Tampoco le gusta «o mundo do faranduleo», aunque tenga de tratar con él.

El mundo para los futbolistas de cierta importancia parece distintos al de los demás. «Xa veñen inculcados da casa polo representante. Un chaval con 17 ou 18 anos xa lle dá o 10 % do seu salario». Adrián, por su parte, defiende que nunca ha formado parte de este mundo. «Traballei en Primark e en Decathlon, sei o que vale un xornal», explica. Nada parecido a los chavales «que van ao filial e sacan 3.000 ou 4.000 euros. Iso non é real», añade.

Aunque le gusta el fútbol, siempre se interesó más por las operaciones comerciales que por los regates. En su equipo hay exjugadores y exentrenadores, que son los que ponen los conocimientos más técnicos, pero la última palabra es siempre la de Adrián, el tratante.

El deporte para él parece ser solo un espacio en el que desarrollar y talento de tratante

«Se non traballas con honestidade, ganas e ilusión, neste mundo, rápido se sabe»