El estilo atlántico conquista EE.UU.

Rosa Estévez
rosa estévez O GROVE / LA VOZ

INTERNACIONALIZACIÓN

La collareira Montse Betanzos se ha aliado con la pontevedresa Montse Álvarez y sus conchas visten el Shella Bag, un bolso que está causando furor al otro lado del océano

03 dic 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Montse (Betanzos) es de O Grove. Montse (Álvarez) nació en A Coruña pero se crio en Pontevedra. Estas dos mujeres coinciden en algo más que en su nombre. Ambas son apasionadas de la artesanía y han hecho de ella su vida. La meca ha conseguido actualizar el viejo oficio de las colareiras de A Toxa -las mujeres que hacen collares de conchas- y meterlo de lleno en el siglo veintiuno. La pontevedresa ha puesto en marcha el proyecto Heimat Atlántica, un sueño con el que pretende reivindicar la vigencia de la artesanía atlántica, trenzando una red que recorra la costa europea. Los caminos de estas dos mujeres parecía condenado a cruzarse. Y al fin lo ha hecho. De su encuentro ha surgido el Shella Bag, un bolso de junco portugués, elaborado por Celeste, una artesana lusa, aderezado por pequeñas joyas de concha. Un pequeño sueño que estos días se ha presentado en The Webster, una exclusiva tienda de Nueva York con delegaciones en otras ciudades de Estados Unidos, como Miami o Los Ángeles.

Montse Betanzos, la grovense, sigue todo lo que ocurre al otro lado del charco gracias a las redes sociales y la tecnología: ella está confinada estos días en el Culturgal, en Pontevedra. Pero su compañera y aliada, Montse Álvarez, le da cumplida cuenta de lo que ocurre. De cómo transcurrió la presentación del bolso en Nueva York, de la buena acogida que tuvo entre el público, y de la sorpresa que se llevaron los asistentes el evento -entre ellos muchos periodistas especializados- al descubrir que en un rincón de la costa europea sigue vivo el arte de fabricar joyas con las conchas.

«Siempre quise hacer algo con Montse», cuenta, desde Nueva York, M. Álvarez. Siendo de Pontevedra, el trabajo de las colareiras de A Toxa era algo muy próximo para esta joven historiadora del arte. Así que hace algún tiempo -en realidad, llevan más de un año preparándose para este momento- le propuso incorporarse a la aventura que ella misma había iniciado poco antes, convirtiéndose casi sin pretenderlo en diseñadora de una línea de bolsos que, uniendo la tradición del junco de Portugal con la cerámica de Sargadelos, habían arrasado en el templo de la moda de Bon Marché, los grandes almacenes que LVMH tiene en París, pero también en Collette, The Webster y Barneys, al otro lado del Atlántico.

Aquel diseño original había sido, casi, fruto de la casualidad: «Me había hecho un bolso para mí, pero a todo el mundo le encantaba. Entonces hice una pequeña edición, y se agotaron». Una importante empresaria del mundo de la moda incluyó su diseño en su catálogo y empezó la fiesta: los pedidos crecieron tanto que M. Álvarez tuvo que dejar su trabajo en un estudio de diseño de París y abrir su propio taller artesanal en Pontevedra. Desde allí viaja constantemente a Portugal para supervisar el trabajo de Celeste, que también se ha visto obligada a ampliar plantilla. Y desde la capital del Lérez, también, sedujo a M. Betanzos.

«El proyecto se hizo en colaboración con LHD, la nueva marca de Laure Heriard Dubreuil, que es la fundadora de The Webster, una cadena de tiendas de lujo en Miami, Los Ángeles y Nueva York. Para el lanzamiento de su marca, Laure me pidió que hiciese un bolso especial y vi la oportunidad perfecta para continuar divulgando el saber hacer de las artesanas atlánticas y de empezar a trabajar con Montse Betanzos», cuenta M. Álvarez. A estas dos mujeres les queda un largo camino por recorrer. Pero esa será otra historia.