Las fragatas que acercan el naval ferrolano a Bergen

Beatriz García Couce
Beatriz couce BERGEN / ENVIADA ESPECIAL

INTERNACIONALIZACIÓN

Fotos, dispositivos y equipos mantienen viva la impronta de la antigua Bazán en el cuarto navío construido para Noruega

04 mar 2020 . Actualizado a las 19:25 h.

El día está gris en Bergen (Noruega), donde cae una fina lluvia que se hermana con el orballo gallego. En uno de los muelles de la base naval de Haakonsvern, a pocos kilómetros de la ciudad, la segunda más poblada del país, la fragata F-313 Helge Ingstad, construida al igual que sus cuatro hermanas en los astilleros públicos de Navantia en Ferrol, está atracada, culminando un período de un año en el que ha estado sometida a tareas de mantenimiento.

Detrás, la primera de la serie, la Fridtjof Nansen. Y en el mismo recinto, aunque en otro emplazamiento, la quinta, la Thor Hyerdahl, se encuentra en el dique, en donde se realizan distintos trabajos, algunos de los cuales, como los relativos a la alineación del sistema de combate, están siendo desarrollados por personal de la factoría ferrolana, que envía periódicamente a empleados a realizar las distintas tareas encomendadas. Es parte de un programa de apoyo al ciclo de vida de los barcos que acaban de firmar Navantia y la Armada de Noruega para los próximos cinco años. Ahora hay cinco trabajadores, pero en épocas punta se han llegado a superar los cien.

Aunque la antigua Bazán culminó en el 2011 el programa de fabricación de las cinco fragatas para la Marina nórdica, con la entrega de la última de la serie, la relación de la empresa que preside Esteban García Vilasánchez con la Armada noruega y con estos buques está lejos de haberse diluido. También se mantienen algunos vestigios de la procedencia de los barcos, como las fotos de la cámara de oficiales que recuerdan a la botadura del navío, que hace el cuarto de la serie, o las chapas que identifican que equipos y dispositivos han sido suministrados y colocados en la factoría ferrolana.

A bordo de la Helge Ingstad, el comandante Stig Nilsen, de la división de Sistemas de la Marina Noruega, acompañado del anterior comandante de la F-313, Per Rostad, enseñan las principales estancias de un buque en el que Navantia superó el reto de adaptar el Aegis a una plataforma más pequeña de las que hasta entonces habían acogido este sistema de combate americano. Nilsen, que permaneció un año en Ferrol cuando los navíos estaban en construcción, explica que los barcos no solo han cumplido las expectativas que se habían generado en la Defensa noruega, sino que han permitido a su Armada pasar de ser «de litoral a oceánica». Y buena prueba de ello son las misiones internacionales realizadas en distintos puntos del globo, como las ejecutadas por la F-313 en Sudáfrica y en el Pacífico. Además, pone el acento en la confianza que le proporciona el personal de Navantia en los trabajos que les requieren, así como en el cumplimiento de los plazos, calidad y precio.

Noruega propició en el 2000, con este encargo, la mayoría de edad internacional de Navantia. Detrás llegarían los pedidos de Australia. Ahora, esas dos Armadas, junto con la española, han puesto en marcha el Navantia Frigate Users Group (NFVG), para aprovechar las sinergias, intercambiar experiencias y tratar de optimizar la cadena de suministro de estos navíos. La primera reunión se llevó a cabo en octubre en Bergen y la próxima será en Sídney en el mismo mes de este año.

Noruega, por el momento, no cuenta con concursos navales en los que podría participar Navantia, aunque Nilsen apunta posibilidades a medio plazo, sugiriendo que su Armada, cuando las fragatas lleguen al ecuador de su vida operativa, pudiese abrir un nuevo programa.