La pizarra gallega remonta en ventas al exterior, pero abaratando el producto

La Voz O BARCO / LA VOZ

INTERNACIONALIZACIÓN

SANDRA ALONSO

La rentabilidad del negocio, que mueve 250 millones al año, atrae a inversores foráneos

17 ago 2016 . Actualizado a las 12:13 h.

La exportación de pizarra (el mercado exterior supone más del 95 % de las ventas del producto) subió en los cinco primeros meses del año respecto al mismo período de 2015. Fue una subida tímida, que supuso un incremento de apenas 400.000 euros en un sector que hasta mayo facturó casi 108,5 millones. El negocio remonta en ventas y también en cantidad de pizarra la exportada, en este caso hasta 3.000 toneladas de diferencia en un montante total que subió hasta las 204.451. En cambio, se cerraron menos operaciones que en el mismo período del año pasado, bajando de las 1.391 a las 1.301.

Se ha vendido más, pero también se ha vendido más barato. Sin grandes diferencias, pero con un precio a la baja. Durante el ejercicio pasado el importe medio de la tonelada -aunque existe importantes diferencias según la calidad del producto- fue de 537 euros, mientras que en lo que va de 2016 el precio bajó a los 530.

Esos 537 que se pagaron en el inicio del año pasado no se mantuvo igual respecto al resto del ejercicio, ya que según los datos medios de todo 2015, el precio final fue de 533 por tonelada. El pasado fue un año de aguantar después de un 2014 que presentó mejores cifras, cerrándose en 252,4 millones de euros facturados (en 2015 fueron 248.370.570); y que fue el mejor echando la vista atrás hasta 2010. Son los datos oficiales (y verificados) que maneja Aduanas.

La pizarra sigue siendo un sector estratégico para la economía gallega, y en especial para la de la provincia en Ourense. En lo que respecta a Valdeorras es la principal industria, muy lejos todavía de otros sectores como el vino. Allí están radicadas las empresas más importantes del sector, y también otras muchas más pequeñas.

Interés extranjero

El principal grupo pizarrero es Cupa, que acaba de ser adquirido por el fondo americano Carlyle. El acuerdo está firmado y ahora se ha puesto en marcha un proceso de revisión de cuentas para cerrar el precio final. Sin querer dar datos oficiales desde la empresa, se habla de una operación de 170 millones de euros.

A la venta de Cupa se une la que hace años se llevó a cabo en Cafersa, que entró a formar parte del grupo alemán Rathsckeck (que a su vez forma parte del potente grupo Werhahn), que ya tenía experiencia en el sector y que en este tiempo -la compra se oficializó en 2008- incluso ha ampliado el volumen de negocio de la marca.

El otro tercer grupo pizarrero que existe a día de hoy es Samaca, integrado por varias pizarreras. El resto del sector se mueve especialmente entre negocios familiares, que han ido pasando de padres a hijos.

Alta rentabilidad

El interés por la pizarra para los inversores hay que buscarlo en la rentabilidad. La pizarra tiene una rentabilidad de alrededor de un 20 %, superior a otros sectores, como el de la construcción, que se mueve en porcentajes de un 4 %, explican fuentes del sector. Es, al tiempo, un producto no regulado, lo que supone que no hay un precio estipulado; por lo que este varía según la demanda.

Los puestos especializados reactivan los contratos en un sector del que dependen 2.500 empleos directos

El sector de la pizarra fue duramente castigado por la crisis. No por la española, que también, sino especialmente por la que afectó a Europa, donde se concentran los principales mercados de esta piedra. Hasta un millar de gallegos perdieron su empleo debido al cierre de algunas empresas -en especial en la zona lucense de Quiroga, donde cerraron varias pizarreras potentes, y también en Carballeda de Valdeorras en Ourense, las dos principales cuencas pizarreras de Galicia- y la reducción de personal que aplicaron muchas otras.

Entre 2.400 y 2.500 personas continúan trabajando en la pizarra, en un sector que ha empezado a reactivarse el empleo, según asegura José Paradelo, responsable de UGT en Valdeorras y Lemos. Aunque, eso sí, matiza que son cuestiones puntuales: «No que son os postos específicos, como de palista ou cortador de fíos, está habendo contratacións, e incluso ocorre que as empresas teñen problemas para coller xente. Téñenme chamado porque non atopan xente para esas postos». También hay alguna contratación temporal de puestos más básicos, pero en estos casos la mayoría son para hacer frente a picos de producción, sin más continuidad.

Paradelo valora en positivo que se hayan mantenido las plantillas en los últimos años, una vez pasado el bache de la crisis. Además, destaca que la inmensa mayoría de los trabajadores son fijos en sus empresas, lo que sirve también para dar estabilidad a los empleados. Precisamente el mantenimiento del empleo será uno de los ejes fundamentales en la negociación del convenio colectivo para el sector. El actual expira el próximo 31 de diciembre, y habrá que sentarse a negociar. UGT ostenta la representación de más del 80 % de los empleados del sector, por lo que, aunque en la mesa también estén CIG y CC.OO., su voto no será decisivo. «Aínda é cedo para saber por onde vai ir», avanzaba Paradelo. No se han planteado subidas salariales, ni se han descartado. Lo que sí tiene claro es que apostará por conservar los actuales puestos laborales.

Las diferencias con León

Hace apenas un par de meses se firmaba el convenio para Castilla y León, que incluía subidas salariales del 0,25 y el 0,50 % para los tres próximos años. Pero en ese caso, los trabajadores cobran alrededor de un 20 % menos de lo que reciben sus compañeros en Galicia, según UGT.