Una pizarra ferrolana en Dinamarca

jose valencia FERROL / LA VOZ

DEPORTISTAS

El entrenador gallego Sergio Cubeiro ganó los dos últimos años la liga femenina danesa con el Virum Go Dream

21 jun 2017 . Actualizado a las 10:59 h.

La globalización abrió las puertas a muchos deportistas y técnicos, que han optado por probar suerte en ligas extranjeras. Es el caso de Sergio Cubeiro (Ferrol, 1978), que prepara al Virum Go Dream, un equipo de la liga de baloncesto femenino de Dinamarca, con el que logró el título de campeón en su primera campaña y repitió triunfo en la temporada que acaba de finalizar. Creció viendo jugar al OAR, en la etapa dorada del baloncesto en Ferrol. Tras pasar por el Galicia y el Baloncesto Ferrol, decidió dedicarse profesionalmente a este deporte. Trabajó en la Seo de Urgel (2011/2012) y en Santa Cruz de La Palma. Al final, optó por probar suerte en el extranjero. Suecia fue su primer destino internacional, aunque regresó en el 2013. Tras dos campañas en el Marín, se marchó a Dinamarca, a la ciudad de Lyngby, en donde vive actualmente, salvo cuando acaba la liga y regresa a Ferrolterra.

Trabaja con un bloque joven, en el que la mayoría de las jugadoras rondan los 19 años: «En la temporada pasada éramos el equipo más joven de la competición y esta campaña mantuvimos a una buena parte de la plantilla». Asegura que trata de hacer un trabajo lo más profesional posible, aunque indica que tiene que coordinar el día a día con los estudios de las jugadoras y los entrenamientos.

De la liga de baloncesto danesa destaca que: «Quitando a un par de equipos, hay mucha igualdad entre los clubes. Lógicamente, las jugadoras norteamericanas marcan la diferencia, aunque en mi caso la mejor es una danesa».

Reconoce que entrenar en Dinamarca es completamente diferente a hacerlo en España: «La mentalidad y organización es muy diferente. Tanto en las categoría de base, en las que el resultado es lo único que les importa (en líneas generales) como en la categoría sénior, en la que ves que faltan fundamentos tanto técnicos como tácticos por la falta de formación previa».

Su viaje a Dinamarca no solo llevó consigo un cambio de vida, sino que además fue su primera experiencia en el baloncesto femenino: «Hay diferencias entre ambos -explica- en lo físico y en la rapidez en la ejecución de las jugadas. Yo entrené en el baloncesto masculino toda mi vida, noté la diferencia, la adaptación fue complicada, aunque me adapté».

Cambio de mentalidad

Tiene claro lo más complicado de entrenar en Dinamarca: «Fue entender su mentalidad y no dejarme arrastrar por ella. Ha sido mi pelea diaria. Los horarios también han sido un problema, ya que habitualmente juegas al mediodía, debido a que los horarios de la comidas son diferentes».

Le queda un año de contrato en este club danés y no tiene claro el futuro, ya que asegura que no será fácil regresar a España, pero quiere volver al baloncesto masculino: «No sé en dónde entrenaré, no depende totalmente de mí. A estas alturas, lo que quiero es seguir entrenando y no me importa donde, siempre que pueda trabajar de una forma seria y profesional». Nunca ha querido desligarse del baloncesto español y sigue todo lo que se juega aquí, desde la ACB a la LEB: «Tengo muchos amigos entrenando y otros que son jugadores. Me gusta estar al día y ver todos los partidos que pueda». Admira a Moncho Fernández y Sito Alonso, de quienes asegura que han marcado su trabajo.

De Dinamarca conoce poco: «Me dedico al baloncesto, entrenamientos, scouting, a la base. No me queda tiempo para nada más».