«En Marruecos son felices con poco»

alejandro martínez A GUARDA / LA VOZ

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Seis vecinos de O Baixo Miño de la asociación Conrazones terminan una expedición solidaria en la que han repartido ayuda en pueblos deprimidos del país africano

07 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

De vuelta a casa satisfechos tras una misión cumplida. Seis vecinos de O Baixo Miño acaban de regresar de Marruecos, donde han repartido donaciones en los pueblos más deprimidos de zonas montañosas. Pertenecen a la asociación Conrazones, con sede en A Guarda, que también organiza diferentes actividades para ayudar a personas con pocos recursos de toda la comarca. Pero estas navidades tocaba extender la solidaridad más allá de nuestras fronteras.

El presidente de la asociación, Piño Gómez, lo hizo por segundo año consecutivo, pero esta vez con otros compañeros de viaje. Pertrecharon dos vehículos y cruzaron al continente africano desde Tarifa. El pasado 26 de diciembre arrancaron el rali solidario organizado en Sevilla y en el que han participado 24 vehículos de todo el país.

El objetivo de la carrera ha sido entregar la máxima ayuda en el menor tiempo posible. Pero no quisieron batir ningún récord porque el objetivo no era llegar el primero, sino beneficiar al mayor número de gente con necesidades.

Piño Gómez explica que sus vehículos eran los más cargados. Todos los artículos que llevaban fueron donados por vecinos y empresarios de O Baixo Miño. Gracias a las redes sociales, muchas personas vieron como la ayuda llegaba a su destino y este año aumentó la colaboración. «Nunca me cansaré de dar las gracias a toda la gente de la comarca que todos los años nos apoya», afirma Piño satisfecho.

Entregaron más de 500 gafas de sol, unas 40 mantas y juguetes para los más pequeños. Además Piño Gómez se quitó una espina que tenía clavada cuando en la edición del año pasado observó las malas condiciones de un paritorio donde iban las mujeres a dar a luz. Guardó las coordenadas y hace unos días les llevó 1.200 compresas que permitirán a las matronas realizar su trabajo en unas mejores condiciones de higiene.

También fueron a un casa de arte, donde llevaron material escolar. «Es lo que tiene regresar, que uno ya conoce de antemano lo que se va a encontrar y puede adaptarse mejor a las necesidades dela gente», asegura Piño. En esta edición encontraron más pobreza que el año pasado. «Anduvimos más por la montaña y hacía mucho frío, no más de nueve grados durante el día. Allí dejamos mucha ropa de abrigo, cazadoras de niño y plumíferos», afirma el presidente de la asociación. Sin contar con los mil kilómetros para llegar al punto de destino y otros mil de regreso, recorrieron 2.800 kilómetros por las zonas más recónditas de Marruecos, donde no llegan los circuitos turísticos.

«Para mí fue algo que nunca había vivido. Lo ves en la televisión, pero cuando te encuentras ante esa realidad, es cuando te das cuenta de lo que hay», asegura David Rodríguez, uno de los miembros del a expedición. Los niños se acercaban a la caravana sabiendo que iban a recibir algo. Una niña se quedó mirando una bolsa de gominolas y no sabía lo que era. Una de las imágenes más impactantes que recuerda fue un niño con síndrome down marchándose muy feliz con unas botas de goma. Ese fue el momento en el que sintió un fogonazo y lloró de la emoción. Luego fue a la escuela y le chocó la mano a todos los estudiantes.

Al final han regresado con la sensación de que ha merecido la esfuerza tanto sacrificio y haberse separado de sus familias en unas fechas tan señaladas. La cuenta atrás ya ha comenzado para la edición del año que viene del rali solidario. Mientras tanto, seguirán centrados en las personas sin recursos que tienen más cerca, en A Guarda.

Iniciativas

Tienen abierta una tienda de trueque donde venden muebles y electrodomésticos de segunda mano, a cambio de alimentos, que posteriormente donan a quien lo necesite. Una de sus máximas es no aceptar nunca dinero y que todas las familias estén involucradas en el trabajo diario de la asociación. De esta forma, cultivan una finca de 2.000 metros cuadrados que está siempre en producción con artículos de temporada.

Los beneficiarios se turnan además para gestionar un gallinero y recoger los huevos que se reparten los sábados. Este año además han prestado mucha ayuda a familias afectadas por los incendios en Portugal. Personas que lo perdieron todo pudieron volver a amueblar sus casas gracias a la ayuda de los voluntarios de Conrazones.