Capilla, consulta y tanatorio

R. D. Seoane A CORUÑA / LA VOZ

COOPERANTES

La oenegé Solidariedade Galega, formada por profesionales de la salud, acaba de volver de su «misión» en Chiapas

02 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

«La consulta de Oftalmología la tuvimos que montar en la capilla, que también hacía de tanatorio; uno de los días murió una persona atropellada y tuvimos que recoger el tenderete», explica Antón González Artiaga, recién llegado de la última expedición de la oenegé sanitaria Solidariedade Galega a Centroamérica, tierra en la que trabajar por la salud es, a menudo, un ejercicio de imaginativa voluntad en búsqueda de recursos.

Funcionario retirado de la Universidade da Coruña, Antón acompañó al equipo médico a «territorio zapatista», en concreto a Altamirano, en Chiapas (México), para tratar de ofrecer casi la única asistencia a la que tienen acceso las poblaciones indígenas de la zona. «Son gentes muy pobres, para poder pagar un especialista tendrían que dejar de comer varios días y recorrer largas distancias y con sus medios, que no son los de aquí», cuenta el secretario de la oenegé para dar idea de cómo cambian los derechos cuando se cruza la línea del estado del bienestar.

Las cirujanas Celsa Fernández Blanco, del Chuac, y Tatiana Civeira Taboada, del Hospital Quirón; los ginecólogos Luis Alba Ordás, del Álvaro Cunqueiro, de Vigo, y Fátima Martínez Quintás, gallega que trabaja en el madrileño Hospital de Parla; los anestesistas Enrique Rodríguez Álvarez, jubilado del Hospital Universitario A Coruña, y Ana Sarmiento Penide, del Arquitecto Marcide de Ferrol, y la oftalmóloga Fina Pombo García, también jubilada del complejo coruñés, dedicaron dos semanas y su trabajo a tratar a pacientes que «llegaban vestidos con sus mejores ropas, muy coloridas, como de domingo», subraya el coordinador para recalcar la importancia que adquiere, para quien no tiene acceso a la medicina, el recibir asistencia gratuita.

«Tratamos sobre todo niños y muchas mujeres, que son también los colectivos más desatendidos entre los desfavorecidos», explican desde la oenegé nacida en el Chuac hace dos décadas y a la que se han ido sumando profesionales de la salud de toda la comunidad gallega.

Fármacos y gafas

El pasado diciembre regresaron del segundo viaje a Chiapas, tras la avanzadilla realizada el año anterior con apoyo del Concello de Oleiros. La expedición no llegó a Chiapas de vacío, sino con un cargamento de medicamentos, sobre todo calmantes y antibióticos, donados por distintas farmacias. Llevaron también las gafas regaladas por establecimientos coruñesas, como Óptica 2000, General Óptica y Alea, y por numerosos particulares, que sirvieron para corregir los problemas de visión detectados a 157 personas.

Contó además el grupo con el apoyo de las gentes e instalaciones del Hospital San Carlos, gestionado por las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul, un centro «que tiene un pediatra, médicos generales y un cirujano», subraya González. No es de extrañar, por tanto, cuánto supone para esos profesionales la visita de especialistas que ayuden a resolver problemas para los que no tienen demasiadas salidas. «En el hospital se encargaron de todo el tema de esterilización y también del ingreso de los que no podían regresar a sus casas en el día», recalca González. Con su colaboración, en apenas 15 días el equipo gallego pudo llevar a cabo 70 operaciones de Cirugía General, Ginecología y Oftalmología, además de resolver otro medio millar de problemas en consultas médicas.

«Los pacientes quedaron muy agradecidos y todos nos preguntaban si íbamos a volver», cuenta Antón, que confía en seguir sumando apoyos para, la próxima vez, poder trasladar personal y, además, el instrumental quirúrgico para realizar operaciones más complejas, ahora imposibles en territorio zapatista.