«El miedo siempre está rondando»

Elisa Álvarez González
Elisa Álvarez SANTIAGO / LA VOZ

COOPERANTES

Usan sus vacaciones para operar en proyectos solidarios, aunque no sea fácil compaginarlo con el trabajo

15 nov 2017 . Actualizado a las 13:29 h.

Siempre lo tuvieron dentro, el gusanillo de la cooperación les rondaba y cuando tuvieron la más mínima oportunidad se lanzaron. Aprovechan sus vacaciones para irse a Nicaragua, Gaza, los campamentos saharauis, con más o menos miedo y los recursos justos. Son médicos del Sergas que dedican varias semanas al año a participar en proyectos de solidaridad. Y a veces ellos mismos no encuentran aquí esa solidaridad. Porque aunque la Consellería de Sanidade recuerda que precisamente desde este año un nuevo decreto recoge la posibilidad de tener un permiso de hasta seis meses para cooperación -a veces incluso retribuido-, el hecho de que esté supeditado a las necesidades del servicio limita su posible colaboración.

Felipe Noya es ya un veterano en estas lides. Traumatólogo del CHUS, forma parte de la junta directiva de Médicos del Mundo. Lleva seis años yéndose. Casi siempre a Gaza, aunque también acudió a Nepal tras el devastador terremoto del 2015. Dice que el miedo es positivo: «El miedo siempre está rondando, es bueno tenerlo pero, una vez allí, estás a lo que estás». E insiste en que cuando uno participa en este tipo de proyectos son fundamentales la formación y la seguridad. ¿Es uno mejor médico por hacer esto? Se ríe, «no lo creo, en mi caso por ejemplo sí ha mejorado mi relación con los pacientes niños», cuenta. En Gaza realizan cirugía ortopédica infantil, fundamentalmente a menores de hasta 4 años y a adolescentes. El problema que tienen allí es que están prácticamente bloqueados, por lo que ni entran recursos ni pueden salir los profesionales. En Nepal, en una catástrofe humanitaria de semejante calado, «casi todo eran operaciones debido a aplastamientos, es otro tipo de intervención».

Dice que en Galicia falta una aplicación de la ley estatal del voluntariado que permita a estas personas tener unas normas fijas, por lo que aquí depende más de la buena voluntad y de las necesidades de cada servicio.

Rosa Arroyo es oftalmóloga y forma parte de la junta directiva del Colegio Oficial de Médicos de A Coruña. Coincide con Noya en que la situación varía por gerencias. Los voluntarios, como se van en sus vacaciones, no suelen tener problemas para participar en estos proyectos, más aún teniendo en cuenta que no suelen ir en verano sino en meses en los que nadie más quiere coger su descanso, «pero sí nos han comentado que en alguna gerencia a veces es complicado, por ejemplo un médico de familia de un centro pequeño al que le era muy difícil irse. En otras, incluso te permiten juntar salidas de guardia para tener días».

En su caso esperó a que su hijo fuese algo mayor y pudiese quedarse con familiares para lanzarse al voluntariado. Su primera experiencia fue Nicaragua, y ha estado en la India, Burkina Faso, los campamentos saharauis y en unos días se va a El Chad. «En este país hay entre cero y seis oftalmólogos por millón de habitantes, y localizados en las áreas urbanas», cuenta. Aunque la realidad es completamente diferente por países, suelen operar cataratas, defectos refractivos, cirugía de los párpados... Pese a que no son una especialidad vital «en algunos países no ver supone que no seas nada en la sociedad». ¿Engancha? «Sí, es una experiencia que merece la pena». Arroyo asegura que alguna vez se han visto apurados por fallos técnicos en los aparatos ya que son muy sofisticados, «y con los desplazamientos a veces se desequilibran; en esos casos habría que recurrir a medios diagnósticos más primitivos». De hecho, una vez en Calculta falló el generador «y terminamos la cirugía con la luz de los móviles», cuenta. No obstante, no recuerda ninguna situación dramática, «de hecho me obstino en que se lleve todo en regla, quizás en algunas ocasiones hemos tenido que dejar de hacer», concluye.

Teresa Martínez acaba de regresar de Nicaragua. Es la tercera vez que va con una oenegé de ámbito gallego. Hacen cirugía ortopédica infantil. «Hay cosas que no podemos hacer porque se necesitarían más recursos. Operamos pies zambos, malformaciones. A veces tienes que improvisar sobre la marcha, pero era algo que siempre tuve ganas de hacer», explica.

Sobre las dificultades que se encuentran los médicos para poder elegir las vacaciones o pedir permisos para estas misiones, el Sergas asegura que acaba de entrar en vigor un decreto que permite al personal estatutario pedir una licencia para proyectos de acción humanitaria, y que incluso son retribuidas si son promovidas o cofinanciadas por la Xunta. Eso sí, este permiso está supeditado a que las necesidades del servicio estén cubiertas. Sanidade asegura también que este tiempo se computa como de servicio activo a todos los efectos.