Hijos de Vivero en Venezuela posee 16 nichos en un exclusivo camposanto de Caracas

MARTÍN FERNÁNDEZ

BRASIL

02 nov 2016 . Actualizado a las 13:04 h.

En Un millón de vacas, cuenta Manolo Rivas que en una antigua granja, reconvertida en sala de conciertos, Lis, el líder del grupo Os fillos de Luc&Fer, salvó de milagro su pellejo tras cantar, ante un auditorio heavy y bravú, una dulce balada que decía “Préstame, madre chuvia, o teu pranto de seda/ préstame, céltico cemiterio, a túa paz”.

Y algo así debieron sentir los socios de Hijos de Vivero y su Comarca en Venezuela cuando constituyeron su sociedad civil en 1980. Porque su primer objetivo fue comprar 16 parcelas en el seguro y bien cuidado Cementerio del Este de una ciudad, Caracas, en la que los otros tres camposantos _el General del Sur, el del Junquito y el privado Parque Jardín La Puerta_ son objeto, desde hace décadas, de constantes robos y profanaciones y de un abandono e inseguridad difícilmente imaginables para un ciudadano europeo.

Fundadores

Hijos de Vivero en Venezuela la fundaron doce emigrantes: Antonio Ricardo Piñón Ferreiro, José Chao Trobo, Francisco Rolle Galdo, José Raúl Amor García, Cosme Pinillos, Alfonso Rodríguez, Francisco Dopico García, Eliseo Berdeal Insua, Manuel Blanco López, Antonio Cora Mel, Silvano Alvarez Vale y Servando García. En 1995 contaban con 180 socios y en el año 2000 eran 200 los que pagaban una cuota mensual de cien bolívares.

Sus estatutos establecen que sólo pueden ser socios los nacidos en Viveiro, Ourol, O Vicedo, Xove, Cervo y Muras y sus cónyuges e hijos. Y fijan como objetivo divulgar y defender la cultura gallega, promover y desarrollar programas de ayuda médico-asistencial y realizar actividades de convivencia, deporte y fraternidad.

170 hectáreas

La asociación no tiene sede social. Utiliza las instalaciones de la Hermandad Gallega de Venezuela. Pero sí dispone, en cambio, de la propiedad de 16 nichos _que, en realidad, son parcelas_ en la citada necrópolis y pólizas de accidentes para quienes queden incapacitados o para la familia en caso de defunción del socio.

El Cementerio del Este es privado, se abrió en 1960, tiene 170 hectáreas y una capacidad para albergar 230.000 cuerpos. Se le conoce como el Cementerio de la Guairita y presenta un alto nivel de cuidado, esmero y seguridad. Los titulares de sus panteones pertenecen a la clase adinerada y alta del país y a colectivos de emigrantes que _como los Hijos de Vivero y, en general, los gallegos_ gozan de buena posición. Dos epitafios en sendas lápidas a ras de hierba resumen el sentir emigrante: “Honró su origen, honró a su familia, honró a Galicia”, dice la de un ourensán. “Fue un hombre de bien”, la de un fisterrán que murió con 102 años. Y así muchos otros.

martinfvizoso@gmail.com