El pintor que atendió a Castelao

La Voz TOMIÑO / LA VOZ

ARGENTINA

GUSTAVO RIVAS

Mario Rodríguez fue militante socialista e hijo de represaliados y luego acogido por la intelectualidad gallega en Buenos Aires

02 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Pintó hasta el final de sus días. «¡A ver se vai ser que cren que vou estirar a pata axiña!», decía con humor el pasado mes de septiembre, cuando el Concello de Tomiño le brindó un sentido homenaje con motivo de las Festas do Alivio. Y es que Mario Rodríguez Gómez amaba la vida. De hecho, la exprimió hasta su fallecimiento, del que ayer informó con pesar la agrupación socialista de Tomiño.

Tenía 86 años y era todo un referente en el mundo del arte. Nació en Figueiró el 24 de marzo de 1931 en el seno de una familia republicana represaliada. Se exilió en Buenos Aires primero, donde mantuvo contacto con numerosos intelectuales gallegos como Castelao (con el que hablaba a diario porque le llevaba analgésicos), y en Londres posteriormente, donde continuó su labor como pintor y dio un impulso a su carrera.

«A pintura foi moi importante na miña vida e segue sendo. Pero tes que pintar cando tes ganas, canto estás motivado e cando o sentes, porque se non as cousas non saen por moito que queiras. E iso é o que fago agora», relataba con motivo del reconocimiento que le hizo su ayuntamiento natal a finales del pasado verano.

En sus años mozos quiso ser poeta. Al menos, decía que esa fue su primera vocación. Pero todo cambió cuando conoció a Laxeiro. Dijo haber aprendido mucho de la gente importante que conoció y trató, como Pablo Neruda, Eduardo Blanco Amor o Rafael Alberti.

Pero quienes de verdad marcaron su vida fueron sus progenitores. La muerte de su padre lo cambió todo y le impidió ir a la Universidad. Mario Rodríguez se convirtió en un artista autodidacta que poco a poco fue organizando algunas exposiciones y que, a la postre, acabó ganándose la vida como pintor. En sus últimos años llevó una existencia tranquila en su casa de Tomiño, en compañía de sus tres perros. Disfrutó de su tierra como no pudo en el exilio.