Melchor Fernández Ramos, focense clave en la independencia argentina

MARTÍN FERNÁNDEZ

ARGENTINA

archivo de m. fdez

Nació en Foz en 1762 y marchó con diez años a Buenos Aires, donde moriría en 1821

27 feb 2017 . Actualizado a las 11:21 h.

Estos días en que Macri busca restablecer las tradicionales relaciones entre España y Argentina _deterioradas por la demagogia, el fanatismo ideológico y la corrupción de los Kirchner_ hay que recordar el papel de A Mariña en la fraternal historia de ambos pueblos. Sin ir más lejos, un focense, Melchor Fernández Ramos _y su tío Januario Fernández do Eixo, en menor medida_ fue un personaje clave en la cultura y en la independencia argentina.

El parentesco de ambos arranca _según Crespo Pozo_ de Manuel Fernández do Eixo que murió ahogado en 1752 cuando pescaba en el Masma en Celeiro. Fue enterrado en la iglesia de Foz y era viudo de Victoria López de Neira con la que tuvo cuatro hijos: Rosendo, Eugenio, Juan Januario y Policarpo.

Su tío Januario Fernández

Januario nació en Foz en 1720 y emigró a Argentina a los 19 años. Se casó con Ignacia Echeverría y tuvo tres hijos, Basilia, Luciano y Josefa, que, según el genealogista argentino Hugo Fernández de Burzaco, originaron un importante linaje del país. Fue uno de los terratenientes y estancieros más acaudalados y famosos de su tiempo, dueño de la estancia de Todos los Santos, de cien leguas cuadradas, en el pago de la Magdalena. Fruto de su poder y reputación, en 1761 fue nombrado Alcalde de la Santa Hermandad de Magdalena, un ayuntamiento de la provincia de Buenos Aires de 1.785 kilómetros cuadrados y el más importante en cuanto a la actividad agropecuaria. Su cargo era una especie de administrador de Justicia que, con los cuadrilleros a sus órdenes, perseguía y castigaba a quienes cometían delitos en zonas rurales.

El emigrante focense murió en Buenos Aires en 1791 y fue muy influyente en la sociedad argentina de su tiempo. Por ello reclamó a su sobrino Melchor Fernández Ramos que, con los años, lo sería aún más.

Melchor era hijo de su hermano Policarpo y de Rosa Ramos Moreda. Nació en Foz un 13 de septiembre de 1762 y marchó a Buenos Aires con diez años. Allí, su tío se volcó en su protección, en su educación y en su proyección. La familia pretendía orientarlo hacia el comercio pero el muchacho pronto demostró grandes aptitudes y mucha vocación para el estudio y la iglesia.

Fue sacerdote

Se doctoró en Filosofía y Teología en 1788 en la Universidad de San Javier, en Charcas, fue sacerdote y ganó las oposiciones a la cátedra de Filosofía de la Universidad de San Carlos. En 1804, Carlos III lo nombró Canónigo Magistral de la Catedral de Buenos Aires y Fernando VII lo promovió en el año 1808 al cargo de Chantre.

Por esas fechas, en 1806, tuvo lugar la primera invasión inglesa de Buenos Aires y Melchor _«sintiéndose muy halagado por su condición de gallego» según el historiador Alberto Vilanova_ aceptó el cargo de capellán y miembro de la Plana Mayor del famoso Tercio de Gallegos que fue fundamental en la defensa de la capital porteña.

Se doctoró en Filosofía y Teología en la Universidad de San Javier

martinfvizoso@gmail.com

Uno de los más cultos de su tiempo, una herencia para sus hermanas y la ingratitud al morir

Melchor Fernández Ramos murió en Buenos Aires el 13 de febrero de 1821 y fue enterrado en la parroquia de la Concepción. En su testamento, dejó sus bienes inmuebles a la Iglesia y su fortuna de 1.800 reales a sus tres hermanas que vivían en Foz. Un agente marítimo de Cádiz fue el encargado de entregar el dinero a su única hermana viva y a los herederos de las otras dos. Ordenaba también que «se le diese carta de libertad a su esclavo José en premio a los buenos servicios que le había prestado».

«Ni una sola línea»

La muerte del ilustre catedrático focense, según recuerda Vilanova, no mereció «ni una sola línea consagrada a su recuerdo en los periódicos que entonces se publicaban y que, en muchos casos, eran redactados por antiguos alumnos suyos como Cavia y el P. Castañeda».

Eso mereció la siguiente reflexión al historiador: «Quién fuera maestro de generaciones de argentinos ilustres, ejemplar y virtuoso sacerdote, benemérito ciudadano y una de las personalidades más cultas de su tiempo, no tenía ni en la hora de la muerte, cuando todos los defectos se olvidan y los errores se perdonan, las debidas honras a su memoria. La ingratitud y la cerrilidad tuvieron más fáciles asientos que la comprensión y la justicia».

Libros sobre su pensamiento

El pensamiento de Melchor Fernández se compendia en su libro Universa Philosophia, de 1792. Y sobre él escribieron, entre otros, Manuel Castro López en 1905 el libro El doctor don Melchor Fernández; el filósofo Guillermo Furlong en 1952 su Nacimiento y desarrollo de la Filosofía en el Río de la Plata; o el propio Ayuntamiento de Buenos Aires con diversas publicaciones desde 1912 hasta hoy.

El canónigo votó emanciparse en el Cabildo y luego fue confinado a la Pampa

Melchor Fernández Ramos fue una de las 162 personas que posibilitó la independencia de Argentina. El hecho tuvo lugar el 25 de mayo de 1810 en el edificio del Cabildo de Buenos Aires que preside la céntrica Plaza de Mayo.

En este tiempo, las tensiones entre criollos y peninsulares por el control del comercio eran grandes. Con la excusa de que España estaba ocupada por los franceses, los descontentos convocaron un Cabildo Abierto _un congreso de vecinos_ que era una figura prevista en la Ley para cuando se producía un vacío de gobierno en la Península.

Unos querían deponer al virrey, Hidalgo de Cisneros, y otros formar una junta vecinal. El 25 de mayo renunció el virrey, se disolvió la junta y se formó el Primer Gobierno Patrio, independiente de España, si bien la independencia efectiva de las Provincias Unidas del Río de la Plata no se declaró hasta 1816 en el Congreso de Tucumán y 1817 cuando San Martín derrotó al ejército español. En el histórico Cabildo, 251 vecinos cumplían los requisitos para participar: 162 votaron a favor de destituir al virrey, 64 en contra y 25 se abstuvieron. El canónigo focense opinó que «este pueblo se halla en estado de disponer libremente de la autoridad que, por defecto o caducidad de la Junta Central, ha recaído en él». Y animó, con su voto, la formación de una Junta impuesta por el pueblo que resumía la soberanía delegada en el Cabildo.

Luego, Melchor apoyó levantar una Biblioteca pública y la actual Catedral de Buenos Aires y fue elegido para crear la Junta Protectora de la Libertad de Imprenta que el gobierno creó.

Pero su suerte se torció en 1812 al ser derrotada una conjuración, en la que figuraba, contra la Junta Gubernativa y ser confinado a la Pampa. Aún así, en vista de sus méritos, de sus publicaciones y de su prestigio, en 1819 el gobierno le concedió una pensión vitalicia de 1.500 pesos anuales y lo condecoró con la Carta de Ciudadanía. Poco disfrutaría de esos privilegios pues dos años después falleció.