Una vida truncada de forma prematura en Buenos Aires

LUIS LAMELA

ARGENTINA

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Manuel Costa había emigrado a Argentina desde Berdeogas en 1920 y falleció solo 7 años después

09 nov 2016 . Actualizado a las 06:47 h.

Resulta difícil reunir datos suficientes como para confeccionar una mínima biografía de la llamada «gente anónima, anónima», esos individuos que lo único importante que hicieron en la vida fue sobrevivir, de la mejor o peor manera, en un mundo que les ofreció muy pocas oportunidades de salir indemnes. Ni para poder alfabetizarse ni para llegar a tener las manchas en la piel de los mayores. Muchos, nacidos para perder, lamentablemente no pudieron sobrevivir ni llegar a la edad de Jesucristo. Manuel Costa nació en Berdeogas (Dumbría) el 3 de junio de 1901 y emigró para Argentina muy joven con un proyecto de vida en el bolsillo y pensando que tenía mucho tiempo por delante para materializarlo. Embarcó en A Coruña en el vapor Demerara con 18 años y con la profesión de labrador, y arribó a su destino el 30 de marzo de 1920.

Si bien los inicios se mostraron prometedores, Manuel Costa falleció en un trágico episodio el 9 de junio de 1927, en Buenos Aires, cuando contaba con tan solo 26 años. Fue enterrado en el cementerio del Oeste (la famosa necrópolis de Chacarita), en Buenos Aires:... «Las aciagas circunstancias que motivaron este desgraciado desenlace del mencionado conterráneo -reseñó la revista Alborada en la única oportunidad de Manuel Costa de salir en los papeles-, han hecho más doloroso el fallecimiento». Vidas tocadas por el azar y por la tragedia.